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La Batalla de Montecassino (La última gran resistencia del Ejército alemán en Italia)

LA BATALLA DE MONTECASSINO (LA ÚLTIMA GRAN RESISTENCIA DEL EJÉRCITO ALEMÁN EN EL FRENTE ITALIANO)

Por: David Odalric de Caixal i Mata; Director General de SECINDEF (Security, Intelligence & Defense) International Consulting (Israelí and Spanish Company)Historiador, Analista en Historia Militar y Geoestategia Internacional Profesor de Protocolo y Diplomacia del Vaticano, Historia Eclesiástica y Heráldica en la ESPRI (Escuela Superior Universitaria de Protocolo y Relaciones Institucionales de la Universidad Europea Miguel de Cervantes)Miembro del Grupo de Investigación del LSTE (Universidad Autónoma de Barcelona)Director del Instituto Europeo de Seguridad y Defensa de ECOSED (Espacio Corporativo de Seguridad y DefensaDirector del Grupo de Investigación “First World War Centenary 1914-1918 (Instituto Europeo de Seguridad y Defensa de SECINDEF (Security, Intelligence and Defense) y el Imperial War Museum) Profesor del Máster de Inteligencia: Gestión de Análisis de la Universidad de Nebrija y de la Università degli Studi di Firenze

La Batalla de Montecassino (también conocida como Batalla por Roma y la Batalla por Cassino) fue una serie de cuatro duras batallas durante la Segunda Guerra Mundial, llevadas a cabo por los Aliados con la intención de atravesar la Línea Gustav y liberar Roma.

A comienzos de 1944 la parte oeste de la Línea Gustav, cuyo pivote principal se situaba en las escarpadas pendientes de Montecassino, estaba sostenida por los alemanes que tenían posiciones en los valles de los ríos Rápido, Liri y Garigliano y algunos picos y peñascos cercanos, aunque no en la histórica abadía de Montecassino, fundada en el año 524 por Benito de Nursia. El 15 de febrero el monasterio, fue bombardeado por aviones estadounidenses B-17 (Fortalezas Volantes) B-25 Michel y los B-26 Maurader, resultando completamente destruido, aunque casi todos los códices y manuscritos de un valor incalculable y obras de arte habían sido enviados por los alemanes al Vaticano y pudo salvarse lo sustancial.Dos días después del bombardeo, paracaidistas alemanes se atrincheraron entre las ruinas para defenderlas. Entre el 17 de enero al 18 de mayo, la colina fue atacada cuatro veces por las tropas aliadas. Estas acciones ocasionaron la muerte de 54.000 soldados aliados y 20.000 alemanes. Aunque las tropas aliadas sobrepasaron la Línea Gustav, Montecassino se convirtió en una aplastante derrota estratégica aliada.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA BATALLA

Sólo los baños de sangre de Verdún y Passchendaele, o las peores batallas de la lucha durante la Segunda Guerra Mundial en el Frente del Este, pueden compararse a Montecassino. Cassino, la mayor batalla terrestre de Europa, fue el más amargo y sangriento de los combates librados por los aliados occidentales contra la Wehrmacht alemana en cualquier frente de la Segunda Guerra Mundial. En el lado alemán, muchos creían que fue peor que Stalingrado.

Después de la conquista de Sicilia, la invasión de Italia en 1943 llevo a las tropas aliadas a enfrentarse al Ejército alemán en una campaña prolongada en el continente europeo por primera vez en tres años. A comienzos de 1944, Italia era aún el único frente activo de los aliados occidentales contra la Europa controlada por los alemanes, y el avance había sido dolorosamente lento. La campaña estaba convirtiéndose en un estorbo, y las tensiones entre los aliados iban en aumento. No era una tarea fácil la que los aliados se habían propuesto. Nadie desde Belisario, en el 536 de nuestra era, había atacado con éxito Roma desde el sur. Incluso Aníbal prefirió atravesar los Alpes antes que tomar el camino directo desde Cartago. Montecassino es uno de los lugares más sagrados de la Cristiandad. Se cree que fue fundada por el noble romano San Benito de Nursia en el 529, y la abadía se convirtió en el modelo de los monasterios de la Europa Occidental, durante buena parte de la Edad Media. Sin embargo su existencia distó mucho de ser placida. Fue destruido por los Lombardos en el 590 y por los sarracenos en el 884, en 1944 se libró en sus dependencias una de las batallas más importantes de la Segunda Guerra Mundial.

Pero cual fue la utilidad de aquel asedio? Cuando Benito de Nursia fundo Montecassino poco podía suponer el agitado destino que esperaba a aquel monasterio. Situado al noroeste de Nápoles, fue un importante centro de enseñanza, especialmente la de medicina, durante los siglos XI y XII. De hecho la famosa escuela de medicina de Salerno sería fundada por monjes procedentes de Montecassino. Sin embargo lo más sorprendente de su historia fue quizás su capacidad para sobrevivir a las pruebas más duras. Fue asolada por bárbaros y musulmanes, sacudida por un terremoto en 1349 y por la desamortización de 1866, aunque la abadía logró siempre sobrevivir. En 1868 la abadía pasaría a manos del Estado italiano, pero su biblioteca siguió siendo una de las más importantes del mundo: en 1943 contenía más de 40.000 manuscritos y muchos de los escritos de Tácito, Cicerón, Horacio, Virgilio, Ovidio y otros se guardaban en su biblioteca. Sobre la puerta del monasterio estaba guardada una única palabra: Pax Con todo, su prueba más dura la experimentaría en el curso de la Segunda Guerra Mundial.

A finales de 1943, estaba considerado como una de las mejores posiciones defensivas de Europa, y había sido estudiada como tal en las escuelas de estado mayor del Ejército italiano durante años. Los desembarcos aliados en Salerno y Tarento en septiembre de 1943, continuaron con el lógico avance hacia Roma. Sin embargo, el avance fue lento, por la que esta campaña se asemejo a los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Esto ocurrió al difícil terreno de la península itálica, ideal para que los alemanes se atrincheraran en sus defensas. Los principales caminos desde Nápoles, donde se encontraba el Cuartel General Aliado, hasta Roma pasaban a través del valle del río Liri o por la costa oeste de Italia. Sin embargo, la entrada del valle estaba bloqueada por una colina, en cuyo centro se alzaba el pueblo de Cassino. El punto más alto de la colina (1.100 metros) fue elegido por los alemanes para detectar cualquier movimiento aliado, así como dirigir la artillería contra ellos con mucha precisión, cualquier movimiento realizado por los aliados en el valle, era percibido por los alemanes en lo alto de la colina. Precisamente en este punto se encontraba la abadía de Montecassino. Después de la guerra los alemanes negaron rotundamente haber utilizado el monasterio como fortaleza, si bien algunas unidades aliadas declararon lo contrario.

Lo cierto es que durante la batalla el monasterio fue destruido, y entonces los alemanes si utilizaron las ruinas del edificio para resguardarse. Además de beneficiarse de su posición dominante, estaba protegido por los ríos Rapido y Garigliano, que forman un foso natural frente a él. De esta manera, Cassino era la última posición defensiva natural antes de Roma, y la caída de Roma significaría la caída de la Italia central. El macizo de Cassino sobre el que se alzaba la abadía era la posición clave de la Línea Gustav, un sistema de defensas alemanas interconectadas que corría a lo largo de las parte más estrecha de Italia, entre Gaeta y Ortona.

Era una impresionante pieza de ingeniería militar, el sistema defensivo más formidable con el que los británicos y norteamericanos se toparon durante la guerra. El 24 de enero de 1944 bombarderos británicos y norteamericanos lanzaron octavillas sobre los defensores de Montecassino prometiendoles un nuevo “Stalingrado o Túnez”: ser rodeados y destruidos o rendirse con honor. Lo que no sabían los aliados es que serían ellos los que se encontrarían luchando contra las mejores tropas de combate del mundo. Los granaderos panzer y los paracaidistas alemanes les demostraron un poco de humildad. El éxito obtenido en la defensa de la ciudad y de la montaña de Cassino se cuenta entre los más brillantes hechos de armas que los soldados alemanes hayan llevado a cabo en el último curso de la guerra. Esta importante victoria defensiva de la 1ª División de Paracaidistas y de las unidades de la Wehrmacht que estaban a sus órdenes asombró al mundo. Tal resultado es tanto más notable cuanto que fue obtenido en el curso del quinto año de guerra, en una época en que los alemanes no tenían ya la iniciativa de las operaciones.

Las tropas alemanes lucharon en Cassino contra un adversario que disponía de una superioridad aplastante en tierra, mar y aire. Los alemanes se hallaban reducidos por los bombardeos aéreos. Igual que veinticinco años antes sus padres hicieron frente a las ofensivas aliadas en Verdún, el Somme y en Flandes. Hoy sus hijos se enfrentaban con una gran heroicidad en Cassino a la terrible oleada de material bélico con la que el enemigo creía poder aplastarles. Para los aliados las tropas alemanes que defendieron esa posición (panzergrenadiers y paracaidistas no eran más que un estorbo en el camino, una piedra a la que apartar) pero tras la batalla se dieron cuenta de que esas tropas de elite frenaron durante meses el avance aliado en Italia. Los paracaidistas se habían dado cuenta de la situación: La orden de conservar Cassino a cualquier precio significaba una lucha a muerte. Y sabían que tras esta orden se jugaban una partida vital, no se trataba de imponer una pausa provisional al asaltante; se debía sobre todo cerrarle el camino a Roma. Porque la ciudad de Roma, en manos de los aliados, significaba también la perdida de los aeródromos más próximos a la frontera y con ello se intensificarían los bombardeos aliados sobre el Reich.

FUERZAS ALEMANAS

A lo largo de la Línea Gustav, en el sector sur, en el lado del Mar Tirreno, el Mariscal Kesserling dispuso al XIV PanzerKorps al mando del General Fridolin von Senger und Etterlin con 10 divisiones. Alrededor del valle del Liri, entre Minturno y Castelforte la División 94º al mando del General Pfeiffer que debía proteger una extensión en la costa tirrena, extremadamente amplia; la 29º Panzergrenadier en Ausona detrás de la División 94º. Entre Castelforte y Sant’ Ambrogio sul Garigliano se encontraba la 90º División Panzergrenadier del General Baade. Entre Sant’ Ambrogio y Cassino la 15ª División Panzergrenadier del General Rodt y la 3ª División Panzergrenadier del General Gräser compuesta por polacos de origen alemán. Esta unidad estaría respaldada también por la 3ª División de Infantería del General Haug. Entre Montecassino y Monte Cairo se encontraba la 44º División, entre Cerro Belvedere y Monte Cifalco la 5ª División de Montaña y detrás de ambas la 71º División de Infantería. En el sector norte al lado del Adriático para frenar al VIII Ejército Británico se encontraba el X Ejército del General Von Vietinghoff.

FUERZAS ALIADAS

La ofensiva de Montecassino costo la vida a miles de soldados aliados y cuatro meses de ofensivas contra unas posiciones fuertemente defendidas por los soldados alemanes, pusieron en tela de juicio la estrategia Aliada en Italia. En ellas participaron el II Cuerpo de Ejército de los EEUU, el X Cuerpo Británico, el I, II y IV Cuerpo Expedicionario francés, el III Cuerpo de Ejército neozelandés, el II Cuerpo de Ejército polaco, el I Cuerpo de Ejército brasileño, el I y II Cuerpo de Ejército canadiense y el I Cuerpo de Ejército hindú. Participaron más de 250.000 hombres, de los cuales 130.000 combatieron directamente en los asaltos a Montecassino, apoyados por 500 bombarderos, 300 cazas y 1.000 piezas de artillería.

Las fuerzas aliadas se componían de 5 divisiones estadounidenses al mando del General Mark Clark, 6 divisiones británicas al mando del General Harold Alexander, 2 divisiones francesas, 2 marroquíes, 2 argelinas al mando del general Alphonse Juin, 2 divisiones neozelandesas al mando del General Bernard Freyberg, 2 divisiones polacas, 4 divisiones canadienses, 1 división sudafricana, una Brigada judía, 2 divisiones brasileñas, que no llegaron a tiempo de participar en los combates de Cassino y el 1er. Raggruppamento Motorizzato Italiano, recién conformado por el General Badoglio, tras la capitulación se mantuvo en reserva. Las 27 divisiones aliadas debían derrotar a las 10 divisiones alemanas. Los Soldados Aliados que combatieron en Montecassino, formaban una mezcolanza de (norteamericanos, británicos, canadienses, neozelandeses, hindúes, franceses, polacos, palestinos, australianos, brasileños, sudafricanos, de Nueva Caledonia, senegaleses, de Tahiti, marroquíes, argelinos, maories, soldados de Madagascar y de Dakar.,)


INICIO DE LA BATALLA

La batalla por el control de Montecassino fue una de las más duras, sangrientas y controvertidas de cuantas libraron los aliados occidentales en Europa. Esta montaña de 520 metros de altitud y el monasterio benedictino que lo coronaba era la pieza clave de la Línea Gustav, una sucesión de reductos alemanes que cruzaban la península italiana a unos 100km al sur de Roma, a través de un territorio muy propicio para la defensa. Esa línea y Montecassino resistieron durante 4 agónicos meses todos los intentos de los Aliados de progresar hacia el norte y liberar la capital italiana. Las operaciones aliadas contra la Línea Gustav, que tendrían en las batallas por Montecassino su episodio central, excluían prácticamente el uso de los carros de combate en masa debido a las dificultades del terreno, pues dicha línea discurría a través del centro de Italia, por los montes Abruzzos.

Los carros sólo podían emplearse en apoyo de las acciones de la infantería, pues a esta iba a corresponder el papel principal en unos combates en los que los defensores poseían una importante ventaja táctica. Las armas más temibles en estas condiciones fueron la artillería, el mortero y la ametralladora. La Batalla de Montecassino (4 de enero al 19 de mayo de 1944), fue un conflicto bélico desarrollado en el pueblo italiano de Cassino. Después de un infructuoso desembarco aliado en Anzio que se inicio el 22 de enero y finalizó el 24 de mayo de 1944. La batalla se libró en las ciudades de Anzio y Nettuno donde los aliados lograron desembarcar a 40.000 hombres pertenecientes al VI Cuerpo de Ejército al mando del General norteamericano Lucas. La estrategia del desembarco en Anzio se planificó que, una semana antes del asalto, el Décimo Quinto Ejército lanzaría una ofensiva sobre la Línea Gustav en el área de Montecassino, derrotaría al Décimo Ejército Alemán y se encontraría con las tropas que habían desembarcado en Anzio para dirigirse a Roma. Al mismo tiempo, el Octavo Ejército británico atacaría el frente en el Adriático para evitar la movilización de otras fuerzas alemanas hacia el lugar del desembarco. El 16 de enero de 1944, el Quinto Ejército atacó Montecassino, más no pudo quebrar la línea; antes bien, el general Heinrich von Vietinghoff solicitó refuerzos y el Mariscal Albert Kesserling envió varias divisiones Panzer desde Roma. El Desembarco de Anzio y Nettuno se convertiría en una ratonera para las tropas aliadas y Montecassino en la tumba del V Ejército de Mark Clark. En Anzio los aliados sufrieron 34.000 bajas y 54.000 en Montecassino. El 20 de enero de 1944 los Panzergrenadiers seguían en sus posiciones y la infantería estadounidense ordenó un ataque a través del río Rápido.

El primer ataque propiamente dicho fue llevado a cabo por la 36 División de Infantería estadounidense, juntamente con elementos de la Guardia Nacional de Texas. Tenía la orden de asegurar la orilla alemana del río, que fue sometida a un intenso bombardeo. Confiados en que las fuerzas alemanas habían sido exterminadas, y sin pararse a comprobarlo comenzaron a preparar los botes de goma para cruzar el río. Las fuerzas alemanas abrieron fuego, y la 36º ni si siquiera había comenzado a cruzar el río y ya había sufrido un 25% de bajas (más de 500 muertos) en cuestión de minutos. Aún así apoyados por fuego de artillería intenso, consiguen establecer una cabeza de puente. Esa misma noche las fuerzas estadounidenses encabezan un ataque, que es frenado y la persecución es tal que se ven obligados a abandonar la orilla capturada esa misma mañana. El comandante en jefe alemán pregunto al capitán a cargo de la defensa si podrían resistir, la respuesta fue la siguiente: “Los destacamentos de asalto del enemigo que cruzaron el río han sido aniquilados” Entre el 21 y el 22 de enero el General Clark ordena un segundo ataque a través del río durante la noche, esta vez se consiguió alcanzar la orilla enemiga y tender dos puentes. Pero los alemanes se percataron a través de sus centinelas y pronto atacaron iluminando la noche con bengalas. Los norteamericanos fueron pulverizados y se retiraron nuevamente humillados, abandonando los puentes y todo el material. En este segundo ataque, las fuerzas estadounidenses perdieron a más de 400 hombres en este segundo ataque. Pero los aliados estaban lejos de rendirse y el 24 de enero el General Clark había ordenado un nuevo ataque, también por el río seleccionándose una zona poco profunda, al norte de Cassino. Los dos grupos deberían, uno atacar y tomar Cassino y el otro las colinas rumbo al Valle del Liri. Esta vez irían con ellos los carros de combate Sherman. Los alemanes, muy astutos, habían hecho explotar una presa cercana lo que hizo que el río se desbordase llevándose con ello a los carros y a muchos hombres y material, el terreno se dificulto por el barro y las inundaciones.

La 34ª División de Infantería Estadounidense, juntamente con algunos carros de combate, los que pudieron salvarse consiguieron inclinar la balanza a favor de los aliados pero en los suburbios de la ciudad fueron detenidos debido a los bien posicionados cañones alemanes. Las tropas norteamericanas se metieron de lleno en un campo de minas y quedo casi aniquilada; los restos de los batallones que salieron con vida, al llegar al pueblo perdieron más de la mitad de sus efectivos, en un mar de proyectiles anti-tanques y fuego de morteros y ametralladoras. Así, en medio de esa brutal lucha que tenía aterrorizada a la población civil y que ponía a prueba el poder combativo de ambos bandos, el ataque se prolongó en dicho estado durante una semana, con grandes perdidas para los aliados. A principios de febrero las fuerzas aliadas consiguen penetrar hasta la base de la abadía, pero un rápido contraataque de granaderos panzer, les obliga a retirarse, de nuevo con grandes bajas por parte de los aliados. Tras meses de combates no quedaba en toda Italia un división norteamericana que no estuviese exhausta, por ello las tropas coloniales francesas reanudaron el ataque y tomaron el relevo a los norteamericanos. Las fuerzas coloniales francesas de montaña, si bien pudieron conquistar el Monte Belvedere no lograron unirse a las tropas estadounidenses pues los alemanes también les infligieron una importante derrota. El 11 de febrero se cancelaba la ofensiva con cerca de 5.000 bajas estadounidenses y 2.500 franceses.

Los aliados no habían conseguido tomar el Valle, juntamente con el pueblo de Cassino y mucho menos el Monasterio de Montecassino. Los alemanes reforzaron a las fuerzas de Panzergrenadiers con la 1ª División de Fallsshirmjäger (Cazadores Paracaidistas) Los paracas alemanes se desplegaron a través del pueblo y no ocuparon el Monasterio para evitar que se convirtiera en un blanco militar por parte de la aviación y la artillería aliada. En este momento de la batalla el General Clark decide retirar a la 34º y 36º Divisiones Estadounidenses juntamente con la División de la Guardia Nacional de Texas, que estaban en un estado bastante lamentable y sustituirlas por unidades de refresco de la Commonwealth, la 4ª División India y la 2ª División Neocelandesa.

SE INICIA EL PRIMER BOMBARDEO

Nos encontramos ahora en Cassino en los días 13-14 de febrero. Los veteranos paracaidistas se han desplegado en el pueblo, pero los aliados desconfiados decidieron bombardear Montecassino el día 15, lanzándose 2.500 toneladas de bombas. En el lugar tan solo se encontraban los monjes Benedictinos y los civiles que se habían refugiado en el Monasterio, para huir de la batalla y buscar protección. Ni por asombro podían saber lo que les venía encima.

Este asesinato llevado a cabo por los Aliados y como tal un crimen de guerra contra los civiles y los mojes, no sería reconocido por EEUU hasta 1969, aunque no con tal apelativo. El día 15 tras el ataque el General Von Senger dio por fin permiso a los paracaidistas para ocupar las ruinas de Montecassino y convertirlo en un segundo baluarte defensivo detrás del pueblo. Ahora era el turno de las tropas británicas y de la Commonwealth de demostrar si eran más capaces que sus aliados estadounidenses y conseguir finalmente atravesar la Línea Gustav. Durante los días 16 y 17 de febrero, la 4ª División India lanzo varios asaltos sobre Cassino y las colinas próximas. Las bajas fueron terribles. Si los Panzergrenadiers habían demostrado no estar dispuestos a ceder ni un palmo de terreno y a contraatacar cuando fuera necesario, los paracaidistas eran todavía peores enemigos. Por poner un ejemplo, en el ataque a una de las colinas próximas al pueblo (cota 593), el Batallón de los Royal Sussex, perdió más del 60% de sus hombres, (480 soldados) lo cual era un auténtica barbaridad. De esta manera fueron enviadas las mejores tropas de la Commonwealth, los fusileros hindúes de Rajputana y dos batallones de los terribles Gurkhas, pero tampoco consiguieron avanzar y las bajas fueron escalofriantes, perdiéndose otros 600 soldados. Sólo los maories neocelandeses consiguieron alcanzar el pueblo y tomar la estación de ferrocarril, pero por poco tiempo. El 18 de febrero, la ya fogueada 15ª Panzer Grenadier Division, lanzó un contraataque a cargo de uno de sus regimientos, el 211º Panzer Grenadier Regiment junto con algunos cañones de asalto y expulsó a los maories del pueblo otra vez. A partir del día 18 se puso a nevar copiosamente y las temperaturas descendieron rápidamente con lo que se detuvo el ataque británico, que además de no conseguir ningún avance, había supuesto ya centenares de muertos y heridos para sus unidades.

NUEVA OFENSIVA ALIADA

El día 18 de marzo para aniquilar a los defensores alemanes del pueblo, se preparó una nueva ofensiva con un bombardeo previo de 500 aviones que lanzaron sobre el pequeño pueblo, el casco urbano y las inmediaciones más de 1.200 toneladas de bombas. Por si esto fuera poco, la artillería disparó unas 3.000 toneladas de proyectiles. El suelo tembló en 10km a la redonda, como si se tratase de un terremoto. Para los aliados, estaba claro que no podía haber supervivientes. No quedo ni un solo edificio en pie, y los cráteres se superponían unos a otros en un espectáculo dantesco, semejante al paisaje lunar.

En Cassino los defensores soportaron horas de bombardeo escondidos en sótanos y cloacas. Algunos quedaron enterrados en vida y desde luego, muchos otros murieron. El ataque que siguió al bombardeo los llevaron a cabo 4.200 soldados neozelandeses encuadrados en 6 batallones, que incrédulos ante lo que veían sus ojos, comprobaron como los paracaidistas volvían a ocupar sus posiciones abriendo fuego con fusiles, ametralladoras y morteros contra ellos. Y finalmente los neocelandeses, como antes habían hecho los norteamericanos, británicos, franceses y las tropas coloniales de la India tuvieron que retirarse y abandonar el pueblo con grandes perdidas, unas (1.400 bajas aprox) Durante nueve días y nueve noches, los paracaidistas diezmaron a los seis batallones neozelandeses, uno tras otro cada vez que pretendieron tomar la posición. El día 23 de marzo, más de un mes después del inicio del asalto, el General Alexander ordeno abortar la ofensiva. Los Gurkhas y los indios aislados consiguieron retirarse de las colinas con grandes perdidas, dejando detrás de si, un gran rastro de cadáveres en el camino. En esta ofensiva la artillería aliada empleo 600.000 proyectiles, para no conseguir absolutamente nada. Sólo entre la colina del castillo y la estación de Cassino, se contabilizaron más de 2.000 muertos de soldados aliados, caídos por el fuego de la artillería anglo-norteamericana. El General Alexander reconoció la talla de los paracaidistas alemanes con las siguientes palabras:

“Es extraordinaria la tenacidad de estos paracaidistas alemanes. Estuvieron sometidos a toda la fuerza aérea del Meditereráneo, bajo la mayor concentración de potencia de fuego que se ha visto jamás. Dudo que haya otras tropas en el mundo que hubiesen podido levantarse y seguir luchando con aquella ferocidad. Les debemos nuestro respeto y admiración, ya que supieron luchar y morir como héroes”

El 25 de marzo los aliados reconocieron su derrota, pero no se retiraron a pesar de sus catastróficas 54.000 bajas. Mientras tanto en el norte se había efectuado el proyectado desembarco en Anzio y Nettuno, pero las fuerzas aliadas no conseguían progresar, el camino hacia Roma seguía firmemente cerrado y además los alemanes no se habían visto obligados a desviar nuevas unidades ya que la defensa de Montecassino se estaba llevando a cabo sin tener que recurrir al empleo de refuerzos. Los norteamericanos y británicos que desembarcaron en Anzio y Nettuno a las órdenes del general Lucas, se acabaría convirtiendo en un auténtico desastre, el general norteamericano peco de demasiada cautela y se negó a avanzar, hasta que no tuviera suficientes refuerzos para completar su cabeza de playa.

El Mariscal Kesserling dijo de: “Que era el campo de concentración más económico de Europa, porque se sustentaba por el solo. Churchill dijo del general Lucas: “Enviamos a un gato furioso a las montañas albinas y nos encontramos una ballena varada en la playa”. Durante marzo y abril de 1944 todos los esfuerzos aliados concluyeron en derrota. Finalmente el 11 de mayo el XV Grupo de Ejércitos llegó a la conclusión de que la antigua abadía no podría ser conquistada mediante un ataque directo sino sólo recurriendo a una maniobra envolvente. Se preparaba un cuarto y definitivo ataque sobre Montecassino, quizá el más mortífero de todos.

EL ÚLTIMO ATAQUE

Este último ataque fue llevado a cabo por el II Cuerpo Polaco y la 4ª División India en un inicio, siguiéndole las unidades del VIII Ejército Británico. El primer asalto se produjo entre el 11 al 12 de mayo y la artillería alemana, que parecía invencible volvió a castigar a los aliados rechazando su ataque. Sólo el empuje británico consiguió atravesar las líneas alemanas y se alcanzó el valle del Liri. El 17 de mayo se reanudo la ofensiva con resultados similares pues los alemanes continuaron causando bajas desde las alturas machacando a los polacos. Las tropas marroquíes tuvieron más suerte y lograron empujar a los paracaidistas germanos hacia fuera de las colinas. Aquel mismo día 17 de mayo, Kesserling finalmente ordenó a sus tropas que se retiraran definitivamente, los cuales fueron evacuados. El día 18 de mayo los polacos conquistaban la abandonada abadía en medio del júbilo, un logro que ni indios, británicos, franceses, norteamericanos o neocelandeses habían logrado. Sólo se encontraron muertos por doquier, heridos y algunos médicos. Los alemanes perdieron 20.000 de los 120.000 soldados que defendían la Lína Gustav, los aliados sufrieron 54.000 bajas de los 250.000 combatientes que tomaron parte en los combates por sobrepasar la Línea de defensa alemana. De hecho la ofensiva sobre Cassino sólo hubiera tenido sentido de haberse continuado el avance aliado hacia los Balcanes para evitar que la zona cayera bajo el dominio soviético. Pero a pesar de la insistencia de Churchill, el mando aliado hizo todo lo contrario. Durante la primavera de 1944, incluso de alejaron fuerzas de Italia para, siguiendo ordenes de Stalin, ser destinadas a Francia.

También podríamos decir que “los aliados ganaron los laureles de Cassino y Roma sólo para rendírselos en homenaje a Stalin” Al fin y al cabo, la utilidad de la batalla de Montecassino resultó cuando menos discutible. El 23 de mayo, el VI Cuerpo de Ejército de EEUU pudo por fin romper el cerco en la cabeza de playa de Anzio y avanzar hacia el interior, amenazando con embolsar a las fuerzas alemanas que se retiraban desde la Línea Gustav. Estas consiguieron huir sin problemas, pero para conseguirlo, dejaron expedito el camino hacia Roma, que fue liberada el 4 de junio. Los Aliados retiraron del frente italiano cinco divisiones (las francesas) para que tomaran parte en los desembarcos en Provenza (15 de agosto de 1944-Operación Dragón); mientras tanto los alemanes se habían replegado a su siguiente barrera defensiva italiana, la Línea Gótica, trazada a través de los Apeninos Septentrionales, al norte de Florencia. Finalmente, 2 días más tarde, el 6 de junio, los aliados desembarcarían en Normandía, era el principio del fin para el III Reich.