La creación de una zona geográfica, denominada “Zona de Exclusión Anti-Daesh” en Siria, muestra que los planes de agresión contra Damasco, han pasado de una etapa de apoyo al terrorismo a una clara intervención directa y pública en la guerra contra el país levantino. Con esta decisión, consensuada entre Ankara y Washington, se persigue crear sectores que estarían dotados, dentro del territorio sirio, de una autonomía de facto, que sería protegida por fuerzas militares extranjeras –terrestres y aéreas- disgregadas en el territorio sirio y por ende, fuera del alcance, del poder del Gobierno central sirio. La planificación estratégica sería crear una franja de terreno ubicada en la frontera turco-siria entre las localidades de Yarablus y Azaz, que cumpliría un doble objetivo para las pretensiones del Gobierno de Erdogan, que sería detener los avances de las fuerzas kurdas en su lucha contra Daesh y consideradas un peligroso ejemplo para la población kurda que en un 20% conforma el total de la población de Turquía y al mismo tiempo, tener una base de operaciones, dentro del territorio sirio, que le permita seguir conspirando y ejecutando acciones, para derrocar al Gobierno de Bashar al Assad. La idea en líneas generales es, convertir a Siria en un país disgregado, una confederación de zonas cada una con un poder distinto, que no responde al poder central. Una Libia, similar a la que vemos hoy tras la caída de Gadafi. De esta manera, se va cumpliendo el plan de división de la nación Siria. Programa elaborado y concertado por asesores civiles y militares del Pentágono, con su expresión más notoria, en un documento dado a conocer, el día 30 de junio de 2015, por el experto en políticas de Seguridad Nacional y asesor del Gobierno estadounidense Michael O’Hanlon. Director del Center for 21st Century Security and Intelligence El mencionado documento que lleva por título “Desconstructing Syria: A new Strategy for America’s most hopeless war” que puede definirse en castellano como “Deconstruir Siria: Una nueva estrategia para la guerra más desesperada de EEUU” Es decir, se crearían zonas confederadas, que comenzarían a recibir apoyo político, diplomático, asistencia económica y militar que haría inviable la posibilidad de recuperar su control, por parte del Estado Sirio. El propio documento reconoce que la creación de estas zonas autónomas sería la parte más difícil sobre todo en el despliegue de las fuerzas que deberían ser la cabeza de playa pero “este trabajo no tiene por qué ser apresurado podría llevarse a cabo- afirma O’Hanlon- en las zonas más seguras, tal vez en las zonas kurdas, por ejemplo y a continuación cerca de la frontera entre Siria y Jordania”
Las operaciones contra el Estado Islámico han sido un fracaso absoluto, tuvieron su comienzo en septiembre del año 2014 , por parte de la denominada Coalición Internacional liderada por Estados Unidos, debemos matizar que han sido realizadas sin coordinación y sin autorización del Gobierno Sirio de Bashar al Assad y a contrapelo de cualquier apoyo de organismos internacionales. Decisión que confirma el objetivo final de la participación de Washington en estas operaciones a través de la doctrina del Leading From Behind: “Derrocar al Gobierno de Damasco, cercar a Teherán –más aún ahora que se ha llegado a diversos acuerdos con el G5+1 en materia de su programa nuclear y al mismo tiempo restar protagonismo regional a la Rusia de Putin, que posee la base naval de Tartus en territorio sirio y que se ha negado, sistemáticamente, a avalar cualquier operación militar de la ONU con el aval del Consejo de Seguridad”. En septiembre de 2014 en un discurso pronunciado por Barak Obama ante la Asamblea General de las Naciones Unidas señaló que: “La única solución a largo plazo para la Guerra Civil en Siria es política, una transición política incluyente, que responda a las legítimas aspiraciones de todos los ciudadanos sirios, independientemente de su etnia o credo” La verdad es que no son más que palabras sin fondo real pues desde aquella alocución la agresión contra Siria se ha incrementado, no solo por la nula eficacia de los bombardeos de la Coalición Internacional contra Daesh en territorio sirio, sino porque esos bombardeos han estado dirigidos contra refinerías, pozos petroleros e instalaciones que afectan a la capacidad industrial de Siria y disminuyen claramente, su capacidad económica. En ningún momento esos bombardeos han estado dirigidos a mermar la capacidad militar de los terroristas del Estado Islámico, sino que se ha facilitado su expansión atacando a las fuerzas gubernamentales de Bashar Al Assad. Resulta también una muestra de esa doble moral, por una parte, se dice que hay que buscar soluciones políticas para la guerra de Siria y por la otra se hable de entrenar, junto con Turquía a “rebeldes moderados” a los cuales se les suministran armas y financiamiento ilimitado. ¿Qué es un rebelde moderado en el escenario bélico sirio? Tal vez se están refiriendo a los miles de mercenarios musulmanes europeos, yemeníes, tunecinos, marroquíes, saudíes chechenos, jordanos, turcos, argelinos, libios, y otros muchos que han entrado en la frontera turca y jordana para destruir un país y asesinar a su población, sin contar los miles de cristianos que han sido asesinados y otros miles perseguidos y que han tenido que huir de Siria, debido a la masacre que han llevado a cabo los grupos terroristas islámicos apoyados por ciertos países como Arabia Saudita y Turquía. Aunque deberíamos constatar que en Siria no hay una Guerra Civil, lo que existe es una guerra de agresión criminal.
La situación en los combates contra el Estado Islámico
Muchas de estas lecciones aprendidas a lo largo de las últimas décadas pueden ser aplicadas a la acción multinacional contra el “Estado Islámico” en Irak y Siria, cuya parte más importante y visible es de momento una campaña aérea. Una de las principales limitaciones de la actual campaña militar, es que se dispone de un número limitado de aviones de combate. Estados Unidos lidera una coalición de 40 países en la lucha contra el “Estado Islámico”. Pero de estos los que están participando son: “EEUU, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudi, Bahrein, Qatar e Irak” Otros de los países que participan como “España, Francia, Italia, Canadá, Alemania, Australia, Dinamarca, Noruega, Rusia, Albania, Israel, China, Egipto, Japón, Kuwait y República Checa” están enviando armas y asesores militares a los kurdos e iraquíes que combaten contra el “Estado Islámico” en Irak. Irán, aunque no colabora con la coalición internacional, sí que combate al IS. Los soldados iraníes luchan junto a los iraquíes los kurdos y las milicias chiíes en un mismo objetivo derrotar a los yihadistas. Irán además juega un papel fundamental en Siria, donde controla la mayoría de las refinerías y apoya al régimen de Baschar al-Assad. Debemos pensar cual es el papel de Marruecos en este conflicto, el cual se ha negado a participar en la coalición internacional contra el Estado Islámico, pero si que ha enviado aviones de combate a apoyar a Arabia Saudita en su guerra de agresión contra el Yemen, una invasión y la posterior masacre de civiles que ha sido silenciada por occidente. En el Yemen hemos visto un conflicto en el que los saudíes con un ejército de mercenarios ha querido sojuzgar a los rebeldes huties apoyados por Irán, con lo que tememos un enfrentamiento de sunies contra shiies, recordemos que un total de 642.000 yemenies se han alistado para contrarrestar la invasión saudí que se inició el pasado 26 de marzo de 2015 y así formar parte de los comités populares de defensa. Aunque Arabia Saudí ha incrementado sus ataques en el norte de Yemen centrándolos ahora en la provincia de Saada, la base principal del movimiento huthi, y ha cometido masacres allí, en el frente de batalla su situación ha empeorado en los últimos días. Las tribus yemeníes han cruzado la frontera y llevado la guerra al territorio saudí. Ellas han lanzado ataques con misiles y artillería contra dos ciudades saudíes, Nadyan y Yizan. Fuentes yemeníes dijeron a Al Manar que las fuerzas tribales han logrado tomar ocho puestos fronterizos situados cerca de ambas ciudades, que están localizadas al suroeste de Arabia Saudí. Como respuesta a este nuevo nivel de agresión saudí los miembros de los grupos tribales decidieron recurrir a otra estrategia lanzando una gran ofensiva a lo largo de la frontera de la provincia de Saada con Arabia Saudí, matando a unos 15 militares saudíes y capturando una gran cantidad de armas y municiones, incluyendo piezas de artillería sofisticadas. Los soldados saudíes huyeron del lugar en sus vehículos blindados. Y cuando el Ejército intentó utilizar helicópteros para apoyar a los soldados que huían los yemeníes derribaron un helicóptero Apache, cuyos restos han sido filmados y fotografiados. Los grupos tribales continuaron su progreso dentro del territorio saudí tras tomar la decisión de evitar aproximarse a ninguna zona residencial. Las fuerzas tribales conocen la tierra montañosa de la frontera y cogieron por sorpresa a los militares saudíes después de destruir los dispositivos de alerta temprana utilizados por aquellos. El objetivo de la ofensiva era castigar a los soldados saudíes por los diarios crímenes cometidos contra la población civil de Yemen. No obstante, la respuesta saudí al apoyo marroquí en su guerra del Yemen, ha sido a través de la ayuda económica, en un primer cheque de 22.000 millones de dólares para que Marruecos pueda establecer su propia industria de defensa y ampliar su flota, fuerza aérea y terrestre, modernizar su armamento terrestres y de apoyo a la infantería y sobre todo no depender de EEUU, Francia o España. Con lo que este nuevo rearme marroquí y el apoyo saudí harán peligrar en el futuro las posesiones españolas en Ceuta y Melilla.
A partir de ahí, y asumiendo que se va a confrontar a Daesh en el campo de batalla usando a los soldados iraquíes como carne de cañón local, ya que la OTAN y la UE brillan por su ausencia y no han dado señales de establecer las bases de la creación de una fuerza multinacional terrestre que actúe sobre el terreno contra el EI. Por eso nos bastará para analizar detalladamente la situación actual para entender que:
Tikrit, laboratorio actual para ensayar la futura recuperación de Mosul, ya ha caído en manos del ejército iraquí.
El protagonismo en la ofensiva de los pasdaran iraníes y las milicias chiíes, al lado de las tropas iraquíes, hace prever problemas futuros para los sunies, temerosos de verse nuevamente castigados.
La decisión de Haider Abadi de lanzar el ataque sin contar con el apoyo aéreo estadounidense es un indicio de la tensión creciente en las relaciones Washington-Bagdad (por discrepancias sobre el ritmo de las operaciones terrestres y el papel de Irán)
En Siria no hay aliados locales que puedan asumir la tarea de expulsar a Daesh de sus posiciones actuales (lo que incrementa las opciones de Baschar al Assad de reconvertirse en socio colaborador, mientras se instruye a milicias kurdas y árabes moderados para futuras operaciones.
Nada nos garantiza que volver a instruir a los soldados iraquíes y milicias locales vaya a dar mejores resultados esta vez (con el peligro añadido de mejorar las capacidades de grupos que mañana pueden cambiar nuevamente de bando o perseguir sus propios sueños independentistas.
En definitiva, cuando se han registrado ya casi 3.000 ataques aéreos (del que más del 90% son estadounidenses) y los combates para reconquistar posiciones de los terroristas en algunas localidades iraquíes es todavía una tarea que poco a poco se va a ir llevando a cabo, con lo que resultaría ilusorio dar a Daesh por liquidado, nos encontramos en una guerra abierta no declarada y este conflicto no ha hecho más que empezar, es un conflicto transnacional y transfronterizo. Aunque deberíamos hacernos la pregunta de ¿Todavía alguien duda, de quien manda en el Estado Islámico? Debemos recordar que Arabia Saudí ha estado trasladando a miles de terroristas takfiries desde Siria a Yemen. Estos 3.000 terroristas del grupo Yaish al-Islam fueron trasladados en diversos buques, desde la zona de Quta Occidental (en el Este de Damasco, en Siria) al Yemen, según afirmaba el diario libanés “Al-Akhbar”, estos terroristas se unieron en la ciudad portuaria de Al-Mukala, capital de la provincia de Hadranut a los terroristas de Al-Qaeda. Según Al-Bushali, Coronel del Ejército del Yemen, declaró el pasado 28 de marzo de 2015 que, Arabia Saudita, con la ayuda de Turquía había infiltrado a unos 5.000 terroristas en Yemen, a los que encargo asesinar a miembros del movimiento popular Ansarolá. Nos encontramos con un conflicto, el cual hay que decir ha sido silenciado por los medios de comunicación. Yemen tiene una gran importancia para Arabia Saudita, por su situación estratégica: Está rodeada por el Mar Arábigo, el Golfo de Adén y el Mar Rojo. Para Arabia Saudí, no es un país extranjero, con soberanía si no su patio trasero por lo que no quiere perder su influencia. La agresión contra el pueblo yemení, liderada por Arabia Saudí tiene un objetivo inmediato: destruir el movimiento popular Ansarolá y como meta final, que ya ha comenzado a rebelarse, evitar la creciente influencia de Irán, en Oriente Medio. Ya que los rebeldes huties, son chiíes y están respaldados por Irán.
Las fuerzas del Estado Islámico como decíamos antes, estarían formadas por unos 50.000 efectivos, según informaciones de la CIA, estarían formadas como auténticas brigadas internacionales con unos 25.000 extranjeros en sus filas (unos 6.000 procedentes de países occidentales) con lo que controlan un territorio que se extiende desde el noroeste de Siria hasta el vecino Irak. Pero según afirmaciones de Fuad Hussein, jefe del Gabinete de Masud Barzani, el presidente de la región kurda en Irak, el EI estaría formado por unos 200.000 efectivos. Esa cifra es muy superior a las estimaciones que hasta ahora habrían hecho los servicios de inteligencia occidentales, según cual, la organización de Abu Bark Al-Bagdadi contaba con una fuerza estimada de entre unos 31.500 a 50.000 efectivos. Si las afirmaciones de Hussein fueran corroboradas, estaríamos hablando de decenas de miles de combatientes, con lo que “El Estado Islámico estaría capacitado para movilizar a los árabes jóvenes en los territorios que conquistan” Según este alto mando kurdo, este gran número de combatientes permitiría al EI combatir en varias frentes a la vez. Así por ejemplo, estarían atacando simultáneamente en el Kurdistán sirio, en el Kurdistán iraquí, en el este de Siria, en las proximidades de Bagdad con lo que mantener “todas estos frentes de batalla” es prácticamente imposible con solo 30.000 soldados. Esto supone que esta organización ha dejado atrás el estadio de grupo terrorista o de guerrilla y ha pasado a convertirse en un proto-estado con un ejército homologable muy similar al de los estados de la zona. Por ejemplo, el ejército iraquí estaría formado actualmente por un total de 283.000 efectivos. Actualmente el Estado Islámico controla una tercera parte del territorio de Siria y una tercera parte del de Irak, un territorio de unos 250.000km2 lo que equivale a la extensión de Gran Bretaña. El “Estado Islámico” ha reclutado también a unos 400 niños, conocidos como los “cachorros del califato” ante la reciente caída de combatientes adultos. Estos niños están recibiendo entrenamiento militar y han sido adoctrinados en los últimos 3 meses en Siria. Los niños son reclutados con el consentimiento o no de sus padres, a menudo atrayéndoles con dinero, en escuelas, mezquitas, o en las plazas públicas en las que los yihadistas llevan a cabo sus brutales castigos y ejecuciones. “Usan a los niños porque es más fácil lavarles el cerebro. Pueden convertirlos en lo que quieran, les impiden que vayan a la escuela y los envían a sus escuelas especiales de adoctrinamiento del EI” DAESH ha pasado de nutrirse de unos 1.000 a 1.200 reclutas nuevos cada mes, a los 120 en los últimos tres meses. El número más bajo desde que Abu Bark al Bagdadi proclamó el Califato Islámico en junio de 2014 en los territorios de Irak y Siria. También hay que constatar que el territorio del Estado Islámico, está sufriendo la rápida propagación de la leishmaniosis, que provoca la aparición de ulceras dolorosas, fiebre y pérdida de peso, debido a las pésimas condiciones higiénicas en el territorio del Califato, las cuales están provocando la caída de los alistamientos en los seguidores de DAESH. Ya se han registrado unos 100.000 casos y en Raqqa, donde se encuentra la capital del Califato en Siria, es donde se encuentra el principal foco de la enfermedad. Los casos se han multiplicado debido a que los terroristas se han negado a recibir tratamiento médico. También hay que constatar que, los motivos del fuerte descenso parecen estar relacionados con los controles en la frontera turca y el reforzamiento de la vigilancia de islamistas residentes en Europa.