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OCUPACIÓN MILITAR BRITÁNICA DE IRAQ DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Nada indica que en 1939, Hitler tuviera algún interés especial en Iraq, al menos no con la misma preocupación que tenía Churchill por lo que podría significar una escalada nacionalista en el Oriente Medio que afectaría los intereses británicos. Si en Iraq la simpatía por los alemanes se acentuaban, en el mismo grado que lo crecía la antipatía por los británicos, las cosas para Londres podían ponerse muy difíciles en la región y eso tendría repercusiones en la campaña militar en África y el Mediterráneo. Antes de comenzar la guerra en 1939, murió el Rey Ghazi y lo sucedió su hijo Faisal II de 4 años de edad. Por tanto Iraq estaba gobernado por el Regente pro británico, el Emir Abdul Ilahi bin Ali, tío del Faisal II. Ejercía la jefatura del gobierno el Primer Ministro Nuri el-Said de manifiesta tendencia pro británica. La cúpula del gobierno estaba copada por personajes que apreciaban las dádivas que recibían de los británicos para mantenerse leales y sumisos a las instrucciones de Londres, pero que dependían sin duda del ejército para mantenerse en el poder.

Rompimiento de relaciones con Alemania

Cuando estalló la guerra, siguiendo las órdenes de Londres, Nuri el-Said aceptó declararle la guerra a Alemania, pero en la práctica, forzado por los radicales de su gobierno que pusieron como precio el recibir algunas concesiones en Siria y Palestina, sólo se concretó en un rompimiento de relaciones diplomáticas el 5 de setiembre de 1939. Esa decisión política dejó en claro que en Iraq habían dos corrientes que inclinaban la balanza del gobierno y que, a menos que esa situación cambiara, la posición de Iraq en relación a la guerra sería ambivalente, indecisa e impredecible.

El «Cuadro Dorado»

En el segundo trimestre de 1940, el poder de Nuri el-Said comenzó a verse comprometido. Después de proponer reformas electorales y de tomar decisiones conflictivas en disputas de tierras en Diwaniya, el gobierno comenzó a experimentar disensiones en sus filas. Pero, lo que desencadenó la crisis fue la oposición, del llamado «Cuadro Dorado», un grupo de cuatro generales que decidió anular la influencia británica sacando a Nuri del gobierno y reemplazándolo por el General Rashid Ali al-Gailani, líder del grupo y del Partido de la Hermandad Nacional. En marzo de 1940, la posición de Nuri estaba seriamente comprometida, tanto fuera del gobierno por la presión de los cuatro generales, como dentro del propio Ejecutivo, por aquellos integrantes que pensaban que el Premier Nuri no actuaba con suficiente firmeza frente al «Cuadro Dorado». El 31 de marzo, con la condición de ser nombrado Ministro de Asuntos Exteriores, Nuri renunció en favor de Rashid Ali al-Gailani. Con eso, Nuri el-Said esperaba poder continuar su política de cooperación con Gran Bretaña.

Advertencia Británica

Pero, este cambio en la política iraquí incomodó a Londres, pues a mediados de 1940, Rashid Alí ni permitió la concentración de tropas británicas en territorio iraquí, ni endureció sus relaciones con Italia, añeja exigencia de Londres. El embajador británico en Bagdad, Sir Basil Newton, le advirtió claramente a Iraq que si reanudaba sus relaciones con Alemania, el gobierno británico reconsideraría sus relaciones con Iraq. Finalmente, el diplomático británico advirtió que Londres no confiaba en el General Rashid Ali al-Gailani[1]

La posición alemana

En Berlín, algunos líderes altos oficiales del Reich estaban inclinados a aprovechar el rechazo político a Gran Bretaña en Iraq, pero Hitler no supo aprovechar esa oportunidad para controlar al Oriente Medio. Hitler estaba empeñado, de manera justificada desde el punto de vista energético, en proceder desde el Cáucaso hacia los desiertos árabes, siempre y cuando se conquistara primero a Stalingrado. Esa decisión benefició a Gran Bretaña que mantuvo una presencia constante en la región empleando todos los medios a su alcance para evitar un alzamiento árabe que pondría en serio peligro la campaña británica en África.

Primer contacto germano-iraquí

Eventualmente, el primer acercamiento entre Iraq y Alemania, no ocurrió por iniciativa de Berlín, sino de Bagdad, cuando el 3 de julio de 1940, el Ministro de Justicia iraquí Naji Shawkat se reunió con el Embajador de Alemania en Turquía, Franz von Papen. El Ministro Shawkat se disculpó por el rompimiento de relaciones diplomáticas con Alemania y destacó los esfuerzos del gobierno de Rashid Ali al-Gailani para fortalecer la amistad con Italia y el creciente nacionalismo que había en el Gabinete Iraquí. De manera muy confidencial, el Ministro Shawkat le aseguró a von Papen que el Ejército de Iraq apoyaría a Alemania cuando llegara el momento de hacerlo.

Propuesta de acercamiento iraquí

Ese primer encuentro no fue el último, pues meses después Osman Kemal Haddad, secretario privado del Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amin El Husseini, viajó a Berlín donde tuvo extensas reuniones con personalidades del Gobierno del Reich. Haddad dejó entrever la posibilidad de una declaración conjunta germano-italiana que sirviera de conducto para una futura relación árabe con el Eje. La proposición de Haddad se basaba en cinco puntos: (1) Reconocimiento de la completa independencia de los países árabes. (2) Reconocimiento al derecho a la unión de los países árabes. (3) Reconocimiento al derecho de los países árabes para resolver el problema de los judíos asentados en Palestina. (4) Declaración de que los países del Eje no tendrán intenciones imperialistas en relación a Egipto y Sudan. (5) Que los países del Eje manifiesten deseos de cooperación económica con los países árabes. En retribución a esa declaración, Haddad aseguró que inmediatamente después de emitidas esas declaraciones, se reanudarían las relaciones diplomáticas con Alemania, se pondrían a disposición de Alemania los recursos naturales de Iraq y la disposición del Gobierno iraquí a servir de intermediario para que el Eje firme acuerdos similares con los demás países árabes. Añadió a esa propuesta despedir al anglófobo Primer Ministro Nuri el-Said. Aparte de responder de manera positiva a la propuesta, el Secretario de Estado Ernst von Weizsacker aseguró que Alemania estaría dispuesta a ayudar a Iraq con armamento capturado y dinero, pero aclaró que la declaración conjunta sólo podría realizarse si Italia manifestaba su acuerdo con los cinco puntos propuestos.

Escepticismo italiano

Según lo manifestado por el Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Galeazzo Ciano[2], el Reino de Italia veía con escepticismo la posibilidad de tal acuerdo, porque su gobierno había otorgado ayuda económica al gobierno de Iraq y esa ayuda había sido despilfarrada, pero además, acotó, que una declaración pública de esa naturaleza estaría en contra de los intereses coloniales de Italia. El Oriente Medio había sido declarado área de influencia italiana en el Pacto Tripartito firmado en setiembre de 1940 entre Alemania, Italia y Japón.

Declaración del Eje

Tiempo después, Mussolini fue persuadido por Hitler sobre la conveniencia de hacer una declaración conjunta, la que se hizo pública el 23 de octubre de 1940. El documento apoyaba los derechos de los países árabes a ejercer su soberanía y a vivir en paz con el resto de los países y aseguraban que los países árabes podían contar con el apoyo Alemania e Italia, quienes veían con simpatía que eso se hiciera realidad en el futuro. Finalmente, manifestaban que tanto Alemania como Italia, estaban en total acuerdo en apoyar los derechos de los países árabes para lograr esos fines.

Estancamiento

El Ministro Shawkat leyó la declaración y quedó completamente desilusionado, pues él esperaba mucho más, cuando menos una declaración de independencia de los árabes. Pero los gobiernos de Roma y Berlín quedaron satisfechos y volvieron a enfocarse en sus propios problemas europeos. Por el momento, para el Eje, la situación del Oriente Medio quedaba estabilizada en un segundo plano.

Operación Barbarroja

En esos momentos, Hitler estaba enfrascado en la Operación León Marino, pero la Luftwaffe había fracasado en obtener el dominio absoluto del aire, con ello la supremacía marítima británica se convertía en un escollo imposible de resolver. En esas circunstancias Hitler consideró, que así como el costo de ocupar Noruega había sido muy alto, invadir las islas británicas tendría un costo mucho más alto todavía. Por tanto Hitler volteó la cara hacia Rusia y se dedicó a planificar la Operación Barbarroja, congelando indefinidamente la Operación León Marino.

Endurecimiento británico

A lo largo del año 1940, la situación se agravó entre Iraq y Gran Bretaña y el 9 de enero de 1941, cuando El Regente le solicitó a Gran Bretaña armas y dinero, Sir Anthony Eden respondió tajantemente que Gran Bretaña sólo entregaba libras esterlinas a gobiernos leales. Después de dimes y diretes, el gobierno británico le solicitó a Iraq la remoción del General Rashid Ali al-Gailani del cargo de Primer Ministro.

Respuesta iraquí

La firme posición británica reforzada con las sanciones económicas, junto con las diferencias entre los pro alemanes y pro británicos en el gobierno iraquí, comenzó a generar una atmósfera enrarecida que hacía presumir que podría estallar una guerra civil. El Regente medió en los entredichos, pero además se presentaban amenazadores los éxitos británicos en África, debido a lo cual, el 31 de enero de 1941, el Regente decidió despedir al Primer Ministro Rashid Ali al-Gailani.

El «Cuadro Dorado» toma el control

El nuevo Primer Ministro elegido fue el General Taha Pasha al-Hashimi, un hombre respetado por el «Cuadro Dorado» y que supo apaciguar los caldeados ánimos, aunque no resolvió los problemas de fondo. Una reunión de alto nivel entre el Regente, el Gran Mufti, Rashid Ali al-Gailani y tres miembros del «Cuadro Dorado» concluyó en que las relaciones con Italia debían mantenerse para preservar los intereses árabes y que si Taha al-Hashimi llevaba a delante una política contraria a los intereses de la nación, mejor era que le dejara el puesto a Rashid Ali al-Gailani.

Golpe de Estado

El 01 de abril, el «Cuadro Dorado» alertó al ejército y enviaron un ultimátum a Taha al-Hashimi proponiéndole la colaboración inmediata con la facción pro-Eje. El Regente Abdul Ilahi bin Ali se opuso y en respuesta el 9 de abril de 1941, ejército rodeó su palacio. El Regente pudo escapar y los militares tomaron el control del gobierno, nombrando como nuevo Regente a Sharaf ibn Rajih al-Fawwaz.

El Ministro von Ribbentrop intercede

Hitler estaba totalmente abocado a Barbarroja y sólo el Ministro von Ribbentrop se preocupó por el asunto de Iraq y del Mediterráneo Oriental convencido de la importancia que para Alemania tenía el Oriente Medio. Las posibilidades que presentaba el golpe de Estado en Bagdad, lo animaba, porque es esos momentos el Gabinete Iraquí era el más nacionalista y pro Eje de los últimos años y además tenía el total apoyo del ejército. El gobierno iraquí estaba poniendo resistencia al estacionamiento de tropas británicas en Iraq y restringía las autorizaciones al tránsito de esas tropas por su territorio. Como medida inmediata, el Ministro Ribbentrop cursó instrucciones a la Abwehr[3] para que organizara de inmediato el Servicio de Inteligencia del Oriente Medio y simultáneamente organizó, dentro de su propio ministerio, su Servicio de Inteligencia del Norte de África y Oriente Medio, independiente de la Abwehr y del SD.  Seguidamente, Ribbentrop le solicitó a Hitler el envío de armas al ejército de Iraq. La respuesta de Hitler fue que la única forma de enviar armas a Iraq era por vía aérea y para ello era necesario hacer paradas técnicas en Siria, lo que significaba la necesidad de involucrar al gobierno de Vichy.

Preocupación iraquí

Mientras eso ocurría, los iraquíes veían con preocupación que mientras los británicos no perdían el tiempo reforzando su presencia militar en la zona con ayuda efectiva a los leales al destituido Regente, los alemanes se demoraban en tomar decisiones. Los representantes italianos en Bagdad también demandaban la pronta ayuda aérea y hacían ver a Berlín que en Bagdad el gobierno estaba muy consternado por la falta de diligencia.

Ribbentrop insiste ante Hitler

Hitler estaba convencido que era necesario tener a Turquía como amiga para cuando comenzara la Operación Barbarroja y Ribbentrop aprovechó la circunstancia para hacerle notar, que una victoria británica en Iraq haría que los ingleses influenciaran a Siria y eso pesaría en las acciones que tomaría Turquía en el futuro. Teniendo a Vichy del lado del Eje podría replantear la situación, si Petain autorizaba el envío de armas francesas a Iraq, significaría un aceleramiento de la ayuda. Ribbentrop no estaba muy seguro de que fuera una buena decisión, a menos que se fortalecieran más los lazos con el gobierno de Vichy, el cual pediría medidas compensatorias

Iraq solicita ayuda militar inmediata

Poco después el gobierno de Iraq le solicitó a Berlín la inmediata ayuda militar del Eje, en especial con el envío urgente de aviones para impedir que siguieran aterrizando aviones británicos y finalmente para expulsarlos. La nota del gobierno iraquí solicitaba la respuesta inmediata a la Nota de Cancillería.

Finalmente Hitler reacciona

Ribbentrop presentía que algo podía salir mal si Hitler no disponía una acción inmediata. Haciendo uso de todas las habilidades que tenía, le expuso al Führer la urgencia de la situación. La expansión de la revuelta árabe sería de enorme ayuda para la Campaña en África en especial en un momento en que las fuerzas de Rommel estaban acercándose a Egipto. Hitler consintió en la inmediata ayuda militar y Ribbentrop recalcó que utilizando Siria como puente se garantizaba una base aérea en ese país donde podrían también almacenarse armas y suministros. Berlín obtuvo la autorización de Vichy para que las armas francesas bajo custodia italiana, se pusieran a disposición para ser enviadas a Iraq. Obtuvo también asistencia de Siria para el tránsito irrestricto de armas que llegaran por vía aérea o marítima con destino a Iraq. Quedaba garantizado también el aterrizaje y reabastecimiento de gasolina en Siria, a los aviones alemanes en tránsito. Sería dispuesto en Siria un campo de aterrizaje para los aviones alemanes, pero mientras no estuviera operativo dicho campo, serían dadas instrucciones a todos los campos aéreos para darle asistencia a todos los aviones alemanes. A cambio de esas concesiones, el gobierno de Vichy obtenía el rearmamento de seis destructores y siete torpederos franceses, más una reducción en los costos impositivos de ocupación.

Comienza la ayuda militar alemana

Los primeros signos de que la ayuda estaba por llegar a Iraq, fue la designación del Dr. Fritz Grobba como Cónsul del Gobierno del Reich. Sería entregado inmediatamente el primer envío de ayuda militar consistente en un escuadrón de aviones bombarderos Heinkel He 111[4] y caza bombarderos Messerschmidt 186. Los dos Heinkel He 111 en los que llegó la comitiva del Dr.Grobba a Iraq, el 10 de mayo de 1941, constituían la primera entrega inmediata de la ayuda militar. Unos días después llegaba a Siria el enviado especial con rango de ministro, Rudolph Rahn, encargado de organizar el flujo de entrega de municiones a Iraq. La primera entrega llegó a Mosul el 13 de mayo, tal cual lo había prometido.

Churchill toma decisiones

Los esfuerzos británicos fueron por demás decididos y efectivos. Churchill en Londres y Sir Claude Auchinleck[5] comandante en jefe de India Oriental estaban decididos a intervenir militarmente en Oriente Medio, a pesar de que el Comandante en Jefe de Oriente Medio, Archibald Wavell y el Embajador Británico en Iraq, Sir Kinahan Cornwallis, sugerían la ofensiva diplomática.  No obstante, ambos estaban conscientes de la importancia de mantener el control en la región, pero pensando que una intervención abierta era una provocación de mucho riesgo, que podía cohesionar el nacionalismo de los países árabes.

Los británicos refuerzan su poder militar

Los británicos estaban preocupados por varios eventos: Los avances del Afrikakorps, la intervención alemana en los Balcanes, el inminente ataque alemán a Creta y en ese momento el golpe de estado en Iraq. A los ojos de los británicos todos estos hechos estaban sincronizados. Lo primero que hizo Churchill fue ordenar la creación de la «Fuerza Expedicionaria de Mesopotamia» y el desplazamiento del portaviones Hermes al Golfo Pérsico, seguido del reforzamiento de las bases de Shaiba y Habbaniya con bombarderos pesados Wellington y la intervención armada en el puerto de Basora, punto vital en la comunicación entre el Golfo Pérsico y el Mediterráneo. Le ordenó al General Wavell desplazar tropas de Transjordania a la base de Habbaniya. El General Claude Auchinleck envió a Basora una brigada de infantería y un regimiento de artillería que estaban prontas para partir a Malasia. A esas fuerzas se le unieron 400 Gurkas. Para apaciguar a los británicos, el 10 de abril Rashid Ali les comunicó que el golpe de Estado era un asunto de política interna y que no iba a impedir el libre paso de tropas británicas a Palestina. Sin embargo Churchill había dado las órdenes para proceder inmediatamente, utilizando todos los medios necesarios para asegurar el control de Iraq por la fuerza.

Hitler centra su atención en Barbarossa

La presencia del Eje en Iraq, aunque evidente al principio, fue perdiendo energía cuando Hitler centró toda su atención en Barbarroja. La ayuda militar alemana a Iraq comenzó a diluirse y en poco tiempo el alzamiento árabe comenzó a perder fuerza hasta quedar condenada al fracaso. El 11 de abril el Embajador Cornwallis informó a Londres que un desembarco para ocupar Basora sería visto por Bagdad como un acto bélico, pero el Virrey de India, Lord Linlithgow, abogó por la ocupación de Basora como medida de protección a los intereses británicos y para asegurar el vital suministro de petróleo de Irán, Bahrein y Kuwait, imprescindibles para movilizar la flota británica.

Involucramiento de los judíos iraquíes

En la ciudad de Basora vivían unos 30 mil judíos con negocios de exportaciones e importaciones, casas de cambio, negocios de venta al por menor y también eran trabajadores de puertos, aeropuertos, ferrocarriles y empleados públicos de nivel alto y medio. El 12 de abril, los líderes judíos recibieron una imprevista invitación del Regente Sharaf ibn Rajih al-Fawwaz. Como era la costumbre, los judíos se presentaban con flores en el palacio del Regente, sin embargo ese día a la comitiva de judíos les hicieron descender de la automóviles frente al lugar donde se habían formado las fuerzas británicas recién desembarcadas. Al siguiente día aparecieron en los periódicos fotografías de los judíos frente a las tropas británicas con titulares que decían: «Los judíos de Basora reciben con flores a las tropas británicas.» Ese día 13, manifestaciones de jóvenes árabes protestaban contra los judíos, pero líderes musulmanes lograron detener las protestas que amenazaban con llegar a linchamientos. Después se supo, que el Regente no se encontraba en Basora y que todo fue un ardid para darles la excusa a los británicos a intervenir militarmente.

Intervención de los Gurkas

El 18 de abril, más tropas británicas desembarcaban en Basora sin oposición. Churchill ordenó el envío de dos brigadas más, que estaban destinadas a Malasia. El 7 de mayo, los Gurkas ocuparon la Plaza el-Oshar de Basora, un vecindario de mayoría judía. Los Gurkas comandados por oficiales británicos comenzaron a saquear los negocios, fueron asaltadas casas de familias y se informaron sobre intentos de violación. Los residentes locales, judíos y musulmanes, intentaron responder el ataque con armas de fuego de pequeño calibre, pero no pudieron presentar seria resistencia a los Gurkas. Investigaciones posteriores demostraron que los Gurkas, una tropa de comprobada disciplina, actuaron bajo las órdenes directas de los oficiales británicos. Las intenciones británicas eran crear el caos, para culpar al gobierno nacionalista de Bagdad, dándoles excusas para proceder militarmente para controlar los disturbios y de paso derrocar al gobierno de Rashid Ali al-Gailani.

Iraq lanza ultimátum

Ante la afluencia de tropas británicas y a la espera de la ayuda alemana, el Premier Rashid Ali al-Gailani manifestó que no permitiría más desembarcos de tropas británicas en Basora a menos que, las que ya se encontraban en el puerto fueran enviadas a su destino y que las tropas británicas procedieran a movilizarse rápidamente a Rutba, pero que no se permitiría que en Basora permaneciera un número de tropas británicas mayor a un regimiento. Advirtió, que el estacionamiento de tropas en Basora contravenía el acuerdo firmado con los británicos y a la enmienda, hecha en Bagdad el 16 de julio de 1940, de que los británicos no estacionarían tropas en Iraq, ni aún con el pretexto de proteger líneas de comunicación, deber que le correspondía al ejército iraquí. El embajador Cornwallis respondió que no reconocía tal enmienda y haciendo caso omiso los británicos desembarcaron más tropas, acto que no pudo ser impedido por las ineficaces tropas iraquíes.

Bloqueo iraquí

Los iraquíes pusieron sus tropas alrededor de la base aérea de Habbaniya a 50 millas al oeste de Bagdad que se comunica por carretera con la capital, cruzando el Eufrates. Ventajosamente los iraquíes ocuparon las alturas alrededor de Habbaniya con infantería, artillería y algunas unidades blindadas. Los británicos contaban con 2200 soldados en el campo aéreo de Habbaniya, más empleados civiles, al mando del Vice Mariscal del Aire Smart. Como refuerzo recibieron algunos aviones Gladiator de Egipto que se sumaron a 82 aviones de entrenamiento, con los que formó cuatro escuadrones.

Los británicos inician la ofensiva

El 30 de abril, un oficial iraquí presentó la demanda para que cesaran los vuelos y que todos los efectivos permanecieran dentro del perímetro de la base. Para Smart estaba claro que su supremacía aérea se haría efectiva solamente durante las horas de luz, pero fuera de la base estaban totalmente cercados. Decidió tomar la iniciativa y el 2 de mayo, una reducida flotilla de aviones compuesta por aviones de Habbaniya y Shaiba atacó a las fuerzas iraquíes, que respondieron con poca efectividad al ataque. Durante tres días la superioridad aérea de la RAF era evidente ante la ineficacia de la aviación iraquí. Los ataques británicos se extendieron hasta Mosul. La noche del día 5, unidades británicas hicieron ataques nocturnos a las fuerzas iraquíes en las alturas de Habbaniya, las que al amanecer habían abandonado sus posiciones. El bloqueo había fracasado.

Hitler toma medidas tardías

Ante la gravedad de la situación árabe, Hitler emitió la Directiva Nº 30 que resumidamente decía lo siguiente: «El Movimiento de Liberación Árabe en el Oriente Medio es nuestro aliado natural contra Gran Bretaña. En este sentido el alzamiento en Iraq es de especial importancia para nosotros. Refuerza, más allá de los límites de Iraq, el número de fuerzas hostiles a Inglaterra en el Oriente Medio, entorpece las comunicaciones británicas y ata considerables números de tropas inglesas y espacio de transporte marítimo a expensas de otros teatros de guerra. Por tanto he decidido adelantar acciones en el Oriente Medio otorgándole asistencia a Iraq.»

Último llamado iraquí a Berlín

La Directiva era tardía, pues un día después de su emisión muchos de los involucrados en el golpe iraquí, incluyendo al Gran Mufti ya estaban convencidos del fracaso, ante el número de fuerzas británicas y cantidad de asistencia material. A pesar de la promesa del liderazgo pan-árabe de realizar un gran alzamiento contra los británicos, el fracasó iraquí los hizo flaquear. El Gran Mufti hizo un último llamamiento a Berlín, advirtiendo que de no llegar una ayuda efectiva el alzamiento sucumbiría a las intrigas y al oro británico (SIC). Los ingleses hicieron correr rumores del desembarco de números enormes de tropas británicas y eso hizo que el Gran Mufti el-Husseini y Rashid Alí huyeran a Irán. Pese a ello, los líderes militares se comprometieron a continuar la lucha siempre y cuando los alemanes entregaran la ayuda inmediatamente. Ribbentrop hizo los trámites necesarios para que más aviones volaran a Iraq, pero todos se quedaron a medio camino por falta de suministros de combustible.

«Kingcol»

El ataque principal británico a Bagdad se puso al mando del Mayor General J.G.W. Clark con tres regimientos de caballería y un batallón de infantería mecanizada, pero como demoraría en llegar a su destino, le ordenaron al Brigadier J.J. Kingstone al mando del «Kingcol», una fuerza de avanzada con 2000 hombres, artillería y unidades blindadas procedente de Palestina. Como unidad de reconocimiento fue usado el Regimiento mecanizado de la Legión Árabe al mando del Teniente General Sir John B. Glubb.

Los británicos rompen el bloqueo

Tras cinco días de marcha cruzando el desierto, la fuerza «Kingcol» llegó a Habbaniya el 17 de mayo. Las fuerzas iraquíes no pudieron contener a los británicos y se replegaron a Bagdad, pero manteniendo el control de los puentes sobre el Tigris y Eufrates. El 19 de mayo la RAF atacó el puente sobre el Eufrates en Fallujah derrotando la débil resistencia iraquí. Tres días después liberaron todos los puentes abriendo la comunicación con Bagdad. Para el ataque principal a la capital iraquí, Clark dividió sus fuerzas: el grueso de la infantería mecanizada y la artillería de campaña avanzó por la carretera principal a Bagdad al mando de Kingston. Por el norte atacó una fuerza menor compuesta por la caballería y la Legión Árabe. Las cinco brigadas iraquíes compuestas por conscriptos, no pudieron resistir el ataque británico, que reforzados por la RAF era dueña de los cielos. Los Wellington y los cazas basados en Habbaniya, más los aviones del Hermes, destrozaron las defensas iraquíes. Poco después llegaba la 10ª División India procedente de Basora.

El «Cuadro Dorado» escapa a Irán

Ante la imposibilidad de continuar la resistencia a la ocupación británica, los generales del «Cuadro Dorado» volaron a Irán donde se reunieron con el Mufti y Rashid Ali para de ahí dirigirse a Alemania. En el norte de Iraq, un número reducido de unidades de la Luftwaffe y de la Fuerza Aérea Italiana no pudieron detener a la aviación británica. Con la retaguardia asegurada, el Brigadier Kingston se dirigió a Bagdad llegando a los arrabales de la ciudad el día 30 de mayo. Según algunos testimonios, los británicos demoraron 48 horas la llegada a la ciudad, para dar tiempo a que estallara la revuelta contra los judíos.

Regreso del Regente depuesto

El sábado, 31 de mayo el Regente Emir Abdul Ilahi bin Ali se preparó a regresar a Bagdad sin escolta británica, dando la impresión de que el contragolpe de Estado había ocurrido sin ayuda de las fuerzas británicas. Se hicieron circular rumores que culpaban a los judíos de haber ayudado a las fuerzas del Brigadier Kingstone, mientras el Brigadier Kingstone despedía al Regente Sharaf ibn Rajih al-Fawwaz

El «Farhud»

Al día siguiente 01 de junio, estalló el «Farhud», el Pogrom de Iraq, que comenzó como una gresca callejera entre jóvenes iraquíes que acusaron a los judíos de haber aprovechado el Shabat para celebrar la llegada de los ingleses y el regreso del Regente pro británico. Ese día un grupo de iraquíes detuvo un bus, hizo bajar a los judíos, asesinaron a uno de los pasajeros y otro quedó fatalmente herido, muriendo después. A la mañana siguiente unas 30 personas en uniformes del ejército y de la policía abrieron fuego en la calle el-Amin donde había muchas joyerías, sastrerías y tiendas de abarrotes de propiedad de judíos. A las 11 de la mañana grupos de iraquíes provistos de armas blancas y de fuego, atacaron casas de familias judías en la zona. Los disturbios continuaron hasta el día siguiente. Intervinieron los británicos, primero la RAF bombardeó la ciudad y luego atacó la infantería abriendo fuego contra la turbamulta de árabes y judíos, estableciendo el toque de queda y matando en el acto a los violadores de la orden. Durante el «Farhud» muchos musulmanes defendieron a judíos, mientras ellos usaron armas para defenderse por sí mismos. Hubo 124 muertos y 400 heridos, más otros cientos de contusos según una agencia de noticias judía. Otras fuentes dieron como saldo más de 500 muertos, entre 650 y 1200 heridos, de 500 a 1300 negocios saqueados y más de 1000 casas de familia asaltadas. Además muchas calles y casas sufrieron daños graves por los ataques de los aviones británicos. Yosef Meir, activista judío en el movimiento judío subterráneo, conocido como «Yehoshafat», quien después trabajó en el Ministerio de Defensa Israelí, asegura que los causantes de los disturbios entre árabes y judíos en Basora y Bagdad entre el 18 de abril y el 2 de junio de 1941 fueron los británicos, con el propósito de crear las condiciones que sirvieran de pretexto para la ocupación de Iraq, reponiendo al Regente pro británico.

Orden de retirada alemana.

Ante la inminente firma de un armisticio anglo-iraquí en Bagdad y la falsa noticia difundida, de que el aeropuerto de Mosul había sido capturado por los británicos, el Cónsul Grobba se retiró a Siria el 31 de mayo de 1941. En Berlín, el General Keitel despachó órdenes para que las fuerzas alemanas en Siria se prepararan a regresar y que todas las insignias iraquíes fueran reemplazadas por alemanas en los aviones que estaban a la espera de ser entregados. El retiro de Siria e Iraq de la ayuda alemana estaba en marcha. En Berlín muchos lamentaron ese error irreparable, pero 10 días después, a partir del 22 de junio de 1941, todos estarían demasiado ocupados para pensar en ello, al comenzar la Operación Barbarroja.

[1] Rashid Aali al-Gaylani fue un político de Irak que ejerció el cargo de Primer ministro del Reino de Irak e intentó, en su último mandato, un golpe de estado para colocar a su país como aliado de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

[2] Gian Galeazzo Ciano, conocido también como conde Ciano, fue un político y aristócrata italiano. Ostentó el título nobiliario de conde de Cortellazzo y Buccari. Yerno del dictador Benito Mussolini y de Rachele Guidi, ejerció como ministro de Asuntos Exteriores del Reino de Italia entre 1936 y 1943. Ciano jugó un importante papel en el seno del régimen fascista, así como en la política exterior europea de entreguerras. Como ministro de Asuntos Exteriores fue uno de los artífices del Eje Roma-Berlín-Tokio, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial.

[3] La Abwehr fue una organización de inteligencia militar alemana que estuvo operativa de 1921 hasta 1944. Fue creada pocos años después de proclamarse la República de Weimar y estuvo en servicio hasta la caída de la Alemania Nazi El término Abwehr fue usado como una concesión a las demandas de los Aliados para que las actividades de inteligencia alemanas tras la I Guerra Mundial tuvieran sólo un propósito «defensivo». Cambió su nombre el 4 de febrero de 1938, pasando a denominarse «Departamento/Oficina De Ultramar en el Alto Mando de las Fuerzas Armadas» OKW) («Amt Ausland/Abwehr im Oberkommando der Wehrmacht» en alemán). A pesar de que su nombre implicaba acciones de contraespionaje, la Abwehr era una agencia de inteligencia y contrainteligencia creciente, dado que trabajaba exclusivamente con la inteligencia humana, la inteligencia de agentes de campo y de otras fuentes. El Jefe de la Abwehr informaba directamente al Alto Mando alemán (OKW) y a Adolf Hitler. Los resúmenes y la difusión de la inteligencia eran la prerrogativa de la rama de operaciones (a diferencia de la Rama de Inteligencia) del Oberkommando der Wehrmacht (OKW), y por ello a las secciones de evaluación de inteligencia del Ejército, la Armada y la Fuerza aérea («Heer», «Kriegsmarine» y «Luftwaffe», respectivamente, en alemán). La Oficina central de la Abwehr tuvo su sede en Tirpitzufer 76/78, Berlín, adyacente a las oficinas del OKW¡

[4] El Heinkel He 111 fue un avión alemán diseñado por los hermanos Siegfried y Walter Günter a principios de los años 1930. A menudo descrito como un «lobo con piel de oveja», se hizo pasar por un avión de transporte, pero su propósito fue proporcionar un veloz bombardero medio a la Luftwaffe, violando el tratado de Versalles Quizás el bombardero alemán más reconocido debido al distintivo morro acristalado estilo «invernadero» de las versiones más modernas, ​ el He 111 fue el principal y más numeroso bombardero de la Luftwaffe durante las etapas iniciales de la Segunda Guerra Mundial. Le fue bien hasta la Batalla de Inglaterra, donde su débil armamento defensivo, relativa baja velocidad y reducida maniobrabilidad quedaron expuestos.​ Sin embargo, demostró ser capaz de soportar graves daños y mantenerse en vuelo. A medida que la guerra avanzaba, el He 111 fue usado en variedad de funciones en todos los frentes del teatro europeo. Fue utilizado como bombardero estratégico durante la Batalla de Inglaterra, como avión torpedero durante la Batalla del Atlántico, y como bombardero medio y avión de transporte en los frentes Occidental, Oriental, Mediterráneo, de Oriente Medio, y del Norte de África

[5] Claude John Eyre Auchinleck fue Comandante del Ejército Británico durante la Segunda Guerra Mundial. Durante la Segunda Guerra Mundial, en mayo de 1940, a Auchinleck le fue dado el mando de las fuerzas aliadas en la defensa de Noruega, operación que fue un fracaso rotundo. Después de la caída de este país, fue designado comandante del Ejército de la India en reemplazo del general Archibald Wavell, quien tomó el mando del ejército de África, y es trasladado a Egipto como responsable de África del Norte pero también de Persia y de Oriente Medio, donde el Ejército británico se enfrentó al Afrika Korps y al Ejército italiano Durante los seis meses siguientes, Auchinleck concentró y organizó las tropas británicas y de la Commonwealth en el Norte de África, y comenzó a preparar una campaña cuyo objeto era liberar Tobruk y recuperar Cirenaica. Tras un intento fallido en noviembre de romper el cerco de Tobruk, las tropas de Auchinleck consiguieron, sin embargo, su objetivo el 10 de diciembre. Liberada la plaza, los británicos prosiguieron hasta la ciudad de Bengasi, que ocuparon el 24 del mismo mes. Pero el éxito del Reino Unido fue transitorio. El 21 de enero de 1942, Rommel volvió al ataque y el 28 las fuerzas de Auchinleck se replegaron al oeste de Tobruk. Tras un periodo de calma de casi cuatro meses, Rommel reanudó la ofensiva el 27 de mayo. A finales de junio el Afrika Korps se hallaba próximo a El Alamein, ciudad que apenas distaba 100 km de Alejandría y del Delta del Nilo. A partir de ese momento, la suerte volvió la espalda a Rommel y a sus hombres, quienes empezaron a sufrir problemas de abastecimiento. El 16 de junio, un convoy angloestadounidense llegó a Malta y terminaron los ataques aéreos sobre la isla. A finales de mes, los aliados comenzaron desde la isla una ofensiva contra los convoyes de aprovisionamiento del Eje que se dirigían al Norte de África. Como consecuencia, para mediados de julio, solo un barco de cada cuatro llegaba a su destino. Las tropas de Auchinleck lograron conservar sus posiciones, y el 10 de julio iniciaron una serie de pequeños contraataques. A finales de este mes, ambos contendientes se hallaban demasiado agotados para continuar la ofensiva, y Auchinleck suspendió el avance. En agosto, Auchinleck fue sustituido como comandante en jefe por el general Harold Alexander, y el teniente general Bernard Law Montgomery tomó el mando en calidad de jefe de operaciones de las fuerzas del Desierto Occidental, que en adelante comenzaron a llamarse el VIII Ejército.

 

David Odalric de Caixal i Mata: Historiador Militar, experto en Geoestrategia Internacional y Terrorismo yihadista. Asesor en materia de Seguridad y Defensa en HERTA SECURITY. Director del Área de Terrorismo y Defensa del Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global (INISEG). Director del Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista (OCATRY) de INISEG. Membership research projects in support of Veterans of The Armed Forces of the United Kindom. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army)