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LOS EJÉRCITOS ENFRENTADOS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (LA CAMPAÑA DE POLONIA 1939-)

EJÉRCITOS ENFRENTADOS EN POLONIA

La Wehrmacht tenía numerosas ventajas sobre el Ejército polaco, tanto cualitativas como cuantitativas. La superioridad alemana se debía en no poca medida a las enormes diferencias económicas entre los dos países. Aunque Polonia destinaba una parte significativa de su producto interior bruto a las fuerzas armadas, era un gasto mínimo comparado con el alemán. Entre 1935 y 1939, los presupuestos de defensa alemanes sumaron 24.000 millones de dólares, 30 veces más que los 760 millones gastados por Polonia en ese mismo período. Esas dife­rencias eran más notorias en las Armas más técnicas, como la fuerza aérea y la marina. En términos de potencial en tiempo de paz, el Ejército alemán equivalía a unas tres veces el polaco: unos 600.000 hombres contra 210.000. El poten­cial de movilización de Alemania era también bastante mayor, con una fuerza activa de 51 divisiones, y de 102 en caso de guerra. Polonia sólo podía reunir 30 divisiones, aunque en caso de un conflicto prolongado podría des­plegar teóricamente otras 15 divisiones de reserva. La Wehrmacht dedicó sus mejores unidades a la campaña de Polonia y dejó otras con menos entrenamiento y equipo encaradas a los franceses. En total, sus dos grupos de ejércitos desplegaban 37 divisiones de infantería, una de montaña, cuatro de infantería motorizada, cuatro ligeras, seis aco­razadas, una brigada de caballería y diversas unidades de fronteras, gendar­mería y otras formaciones paramilitares. Para la invasión de Polonia, el Grupo de Ejércitos Norte disponía de un total de 630.000 hombres, con otros 886.000 en el más poderoso Grupo de Ejércitos Sur. El 1 de septiembre, el Ejército polaco había desplegado 23 divisiones de infantería regulares y tres de reserva, ocho brigadas de caballería, tres brigadas de montaña y una brigada motorizada, así como tropas de frontera y otras formaciones paramilitares. En términos de potencial de combate, la Wehrmacht tenía sobre el terreno el equivalente a 559 batallones de infantería contra los 376 polacos. Esto era una relación de fuerzas total de 1,5 a 1 a favor de Alemania, aunque si se consideran sólo los ejes de ataque previstos, la Wehrmacht tenía una ventaja de 2,3 a 1. En artillería de campaña, la Wehrmacht desplegaba 5.805 cañones por 2.065 polacos, lo que le daba una superioridad general de 2,8 a 1 y de 4,4 a 1 en los ejes principales de ataque. Esta disparidad era aún mayor en fuerzas acorazadas, pues los alemanes tenían 2.511 carros contra los 615 polacos: una ventaja general de 4,1 a 1 y de 8,2 a 1 en las áreas de ataque previstas. Estas comparaciones numéricas no tienen en cuenta la ventaja alemana en cuanto a potencial, pues muchas unidades polacas estaban sólo movilizadas en parte, mientras que las alemanas lo estaban por entero desde el principio de la campaña. La disparidad cualitativa más obvia entre las dos fuerzas estaba en la mayor mecanización de la Wehrmacht. Alemania había formado seis divisiones Panzer (acorazadas) y cuatro ligeras a partir de 1935, mientras que Polonia contaba con una única brigada mecanizada. En la Gran Guerra, el Ejército germano había tardado en adoptar los carros, pero el papel de los carros aliados en la derrota de 1918 convenció a muchos oficiales alemanes de la nece­sidad de adoptar esta nueva tecnología. En la década de 1920, durante la refor­ma del Reichswehr efectuada por Seeckt, se experimentó mucho con formaciones mecanizadas, a pesar de que el tratado de Versalles impedía a Alemania tener carros.

El proyecto fue continuado por los sucesores de Seeckt, y en las maniobras de 1932 se desplegó un cuerpo de caballería motorizada. Incluso la infantería experimentó con el reconocimiento motorizado. Cuando Hitler lanzó la remilitarización alemana en 1933, se había hecho todo el trabajo básico para una ulterior mecanización. En contraste con otros muchos ejércitos, la Wehrmacht no destinó ni uno solo de sus batallones independientes de carros para apoyo directo de la infantería. Por el contrario, los defensores de los carros, como Heinz Guderian, insistían en que los Panzer tenían que estar concentrados en divisiones con su propia misión de combate. Guderian sostenía que esas formaciones tendrían el poder de superar las defensas de la infantería enemiga por sí solas, por choque y potencia de fuego. Una vez superada la línea de resistencia principal del enemigo, su movilidad les permitiría explotar rápidamente el éxito envolviendo al enemigo por detrás en un movimiento de pinza con unidades Panzer vecinas, o bien penetrando en profundidad en territorio contrario para atacar sus nodos clave de mando y suministro. Estas ideas fueron criticadas por algunos generales veteranos, pero obtuvieron el beneplácito de Adolf Hitler. Las divisiones Panzer formaban parte de un esfuerzo mayor por adoptar tácticas de armas combinadas y, de hecho, eran unidades mixtas de carros, infantería motorizada y artillería motorizada. El poder de una división Panzer emanaba de su capacidad de explotar las virtudes de las tres armas para cumplir con su misión. Una de las ventajas menos valoradas de las divisiones Panzer es que hacían un amplio uso de la radio. Guderian era un oficial de transmisiones y entendía la necesidad de la radio para coordinar unidades de movimiento rápido. Las radios eran un elemento crítico de las operaciones de armas combinadas, pues daban a las diversas formaciones la capacidad de comunicarse entre sí y sincronizar sus acciones. Ningún otro ejército europeo había integrado tan bien las radios en su estructura de mando y control. El Ejército francés, por ejemplo, tenía una pésima asignación de radios entre sus formaciones acorazadas. Los alemanes las montaban en muchos de sus carros, y los jefes de unidad se movían en un tipo de carro de transmisiones conocido como befehlspanzer. La mayoría de los 215 befehlspanzer en servicio en 1939 eran de una variante sin torre del carro ligero PzKpAN7 I, pero 38 eran de la clase PzBefWg 111, modificados de carros medios. Las divisiones ligeras, que fueron un intento de mecanizar la caballería alemana, dieron pie a más controversia que las divisiones Panzer, pues algunos generales, incluido Rundstedt, creían que las unidades a caballo aún serían necesarias en Europa oriental, debido al mal estado de las carreteras. Hitler sentía aversión por los caballos y zanjó la cuestión en favor del modelo de los dragones franceses, con un pequeño elemento acorazado. Las divisiones resultantes tendrían que funcionar en la forma tradicional de la caballería, dando reconocimiento estratégico y seguridad en los flancos. Comparadas con las divisiones Panzer, tenían menos carros y más infantería motorizada.

Los carros alemanes de 1939 no eran nada impresionantes en potencia de fuego y blindaje comparados con los modelos de años después. La mayoría eran carros ligeros PzKpfw I[1], armados con ametralladoras, y los algo mayores PzKpfw 11, que representaban tres cuartas partes del total. El PzKpfw I ha sido tildado de mero carro de entrenamiento, pero es un error. Como la mayoría de los ejércitos de la década de 1930, el alemán consideraba que un armamento de ametralladoras sería adecuado para la mayoría de las misiones. Los combates entre carros fueron una rareza hasta la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, la misión primordial de los carros era derrotar a la infantería enemiga. La Guerra Civil española (1936-1939) puso de relieve que había que prestar más atención a la amenaza de los carros enemigos. En España, los PzKpfw I de la Legión Cóndor tuvieron que vérselas con los carros soviéticos T-26 armados con cañones de 45 mm,y los franquistas preferían usar carros T-26 capturados antes que los mal artillados carros alemanes. En septiembre de 1939 había 1.445 carros PzKpfw 1 en servicio. El PzKpfw II era un diseño mejor, cuyo cañón de 20 mm podía perforar el blindaje de cualquier carro polaco en activo. Sin embargo, esa arma era casi nula para suprimir emplazamientos contracarro y tropas en fortificaciones de campaña. Los PzKpfw II eran casi tan numerosos como los PzKpfw I, con 1.223 ejemplares en servicio en septiembre de 1939.  Los carros ligeros contaban con el apoyo de unos pocos carros medios. El PzKpfw III[2] era un nuevo carro medio armado con un cañón de 37 mm. Fue la columna vertebral de las fuerzas Panzer en los victoriosos años de 1940 a 1942, pero en 1939 sólo había en activo 98 ejemplares, a razón de una docena en cada división Panzer. El más voluminoso PzKpfw IV[3] debía servir para dar fuego de apoyo a los carros ligeros y montaba un cañón corto de 75 mm; había 211 en activo en 1939 (seis en cada regimiento). En total, estos carros medios sumaban sólo el 10 por ciento de las fuerzas Panzer de 1939. Alemania había absorbido las fuerzas acorazadas checoslovacas, con las que equipó dos divisiones ligeras. En 1939 tenía en línea 196 carros PzKpfw 35(t) y 78 PzKpfw 38 (t), lo cual representaba el ocho por ciento de las fuerzas Panzer. De los 3.466 carros de que disponía en septiembre de 1939, Alemania lanzó un total de 2.626 contra Polonia. Además, tenía una flota considerable de autoametralladoras, que incluía 718 de los modelos ligeros SdKfz 221, 222 y 223, y 307 pesados SdKfz 231 y 232. Los autoametralladoras servían en los regimientos de reconocimiento de las divisiones ligeras, de infantería motorizada y Panzer. Las fuerzas acorazadas polacas eran flojas comparadas con las alemanas, pero no tan desfasadas como a menudo se ha dicho. Como los italianos, los polacos habían pasado la «fiebre de la tanqueta» de primeros de la década de 1930 y formaron el núcleo de sus fuerzas acorazadas con cientos de menudas tanquetas TK y TKS armadas sólo con ametralladoras. Carecían de capacidad contracarro y su velocidad y movilidad eran malas. Apenas valían para otra cosa que para dar apoyo inmediato, y su compra prematura lastró la futura mecanización polaca. Cuando comenzó la campaña de septiembre, el Ejército polaco tenía unas 450 tanquetas TK y TKS en 13 escuadrones asignados a la caballería, 17 compañías agregadas a la infantería y diez secciones con los trenes acorazados. Polonia se dio cuenta pronto de las limitaciones de las tanquetas y pasó a los británicos un pequeño pedido de carros Vickers de 6 toneladas. Compró 38 en total, 16 de ellos con cañón de 47 mm y 22 de un modelo de dos torres con una ametralladora en cada una. En la campaña de septiembre, estos carros sirvieron en las dos brigadas mecanizadas. En virtud del programa de rearme de 1936, Polonia empezó a fabricar una versión mejorada del Vickers 28 bajo licencia. El carro resultante, que tenía un nuevo motor diésel, fue el ligero 7TP. Los 40 primeros ejemplares se completaron con las dos torres gemelas, mientras que los últimos 95 acabados antes de la guerra montaban una nueva torre con un cañón Bofors de 37 mm. El 7TP monotorre era mejor que la mayoría de los carros alemanes de 1939, pero había muy pocos ejemplares para poder ser decisivos. Con ellos, los polacos equiparon dos batallones y estaban formando un tercero, que eran unidades independientes asignadas a nivel de ejército para dar apoyo acorazado. Polonia intentó compensar sus carencias comprando carros franceses Somua y británicos Matilda en 1939, pero sólo recibió un batallón de carros de infantería Renault R-35 unas semanas antes de que estallase la guerra. Este batallón estaba movilizado sólo en parte y fue de poca utilidad. Polonia también desplegó diez trenes blindados, un legado de su experiencia en la guerra de 1920. Los trenes acorazados habían sido una fuente vital de potencia de fuego artillera móvil en la guerra contra los bolcheviques, pero, al igual que los dirigibles, representaban una tecnología desfasada. A pesar de que demostraron su valía en los combates de 1939, los trenes blindados eran muy vulnerables a los ataques aéreos, y cuatro de ellos se perdieron por esta causa. En contraste con Alemania

Polonia todavía contaba con grandes unidades de caballería en 1939. Las divisiones montadas habían sido ya abolidas, pero las ocho brigadas restantes eran consideradas aún la élite del ejército. La pervivencia de la caballería a lomo se debía en gran medida a la importancia y el éxito que había tenido en la guerra de 1920 y en el hecho de que los planes de guerra polacos diesen tanta importancia a la defensa contra la Unión Soviética. La caballería montada era esencial en las zonas fronterizas con la URSS, que carecían de una red adecuada de carreteras y contenían las vastas marismas del Pripyat. A medida que aumentaba la amenaza alemana a mediados de la década de 1930, el ejército empezó a debatir la necesidad de mecanizar la caballería. Los tradicionalistas se oponían, pero el problema real estaba en el magro presupuesto de defensa nacional. Se mecanizaron dos brigadas, aunque sólo una estaba preparada por completo el 1 de septiembre de 1939. Contrariamente a la creencia popular, la lanza había sido dada de baja como arma a mediados de la década de 1930 y la caballería polaca combatía como la de la mayoría de los demás países europeos de la época. El caballo aseguraba la movilidad, pero los jinetes combatían a pie con sus fusiles y otras armas de infantería. El sable se conservaba por si se producía la oportunidad de lanzar una carga. La principal ventaja de la caballería polaca estaba en su calidad, así que sus regimientos atraían a algunos de los mejores oficiales. Las brigadas de caballería incorporaban un escuadrón de tanquetas o autoametralladoras, pero estos vehículos no eran populares debido a su mala movilidad a campo través y su poca fiabilidad. La mala calidad de estos vehículos nubló la percepción polaca acerca del potencial de las tácticas mecanizadas. De todas las Armas, la infantería era la que estaba más igualada en los dos bandos en términos de organización y material. Las divisiones de los dos ejércitos se basaban en tres regimientos de infantería con una plantilla total de unos 16.500 hombres. Ambos bandos empleaban el fusil Mauser 98k[4], aunque algunas unidades de reserva polacas usaban otras armas. Las escuadras alemanas habían empezado a recibir el subfusil MP-38 en 1939, en tanto que las polacas tenían en servicio un puñado de subfusiles Mors. El Ejército alemán había empezado a adoptar la ametralladora ligera MG-34 en cantidades significativas, mientras que el polaco usaba como arma automática de escuadra una versión con licencia del Browning Automatic Rifle (BAR)[5] norteamericano.

La división alemana tenía más potencia de fuego a casi todos los niveles, con 735 ametralladoras ligeras contra las 326 de la unidad polaca. La defensa contracarro era similar en los dos ejércitos. El alemán usaba el cañón M-36 de 37 mm, y el polaco, el cañón sueco Bofors de 37 mm. Sus prestaciones eran parecidas y podían perforar el blindaje de cualquiera de los carros de la época. En el caso polaco, eran desplegados en secciones a nivel de batallón, con un total de 27 por división. Los alemanes los desplegaban en compañías a nivel regimental, con 12 cañones en cada una. Las divisiones de infantería alemanas tenían unos cuantos cañones contracarro más que sus contrapartidas polacas, pues contaban también con una unidad contracarro independiente a nivel divisional además de las tres regimenta- les. Ambos ejércitos disponían de fusiles contracarro para defensa de la infantería. El alemán usaba el Panzerbusche 38/39, y el polaco era el wz.35. Eran dos armas parecidas, capaces de perforar unos 30 mm de coraza a 100 m, más que suficiente contra los mal blindados carros del momento.   La disparidad en potencia de fuego era mayor en la artillería. Aunque el número total de piezas era sólo algo mayor en favor de los alemanes (68 contra 48), la potencia de salva era de casi el doble. El principal cañón de campana de la Wehrmacht era el IeFH-18 de 105 mm, mucho más moderno y potente que el cañón polaco de 75 mm, que se basaba en el francés M.1897 o era un ruso Mod. 02/26 recalibrado. En cuanto a piezas pesadas, los alemanes confiaban en el moderno sFH-18 de 155 mm, en tanto que los polacos tenían una mezcla de obuses Skoda M.14/19 de 100 mm, cañones Schneider M.29 de 105 mm y obuses Schneider Mod. 17 de 155 mm. Además, cada división alemana disponía de 20 cañones de infantería de 75 y 150 mm para su propio fuego de apoyo, sin equivalentes en las filas polacas. Pero la ventaja artillera alemana no estaba sólo en el número y la calidad de sus tubos, sino también en el control del tiro y el suministro de munición. Gracias al difundido uso de la radio, el control del tiro artillero alemán estaba muy por delante del polaco, que usaba todavía técnicas de la Gran Guerra. Más aún, la mayor motorización de las fuerzas alemanas suponía que las divisiones de la Wehrmacht contaban con más munición y podían rea- bastecer mejor las baterías. Una división alemana llevaba consigo 230 toneladas de munición de artillería, cantidad impensable para los polacos en razón de su falta de camiones. Aunque se ha escrito mucho sobre los daños causados por los ataques de los Stuka, la verdad es que el mayor efecto sobre la infantería polaca lo causó la artillería alemana. Este efecto fue mayor aún a nivel de cuerpo y de ejército gracias a la ventaja de la Wehrmacht tanto en el número como en la calidad de sus piezas pesadas. Aunque ambos bandos confiaban en los caballos como su principal medio de transporte y suministro, las divisiones de infantería alemanas estaban mucho más motorizadas que sus equivalentes polacas. La división de la Wehrmacht tenía 5.375 caballos, 938 vehículos a motor y 530 motocicletas, comparados con los 6.937 animales y sólo 76 vehículos de los polacos. Esta diferencia reflejaba la mayor riqueza económica de Alemania, que antes de la guerra tenía 1,4 millones de vehículos de motor, por sólo 33.000 de Polonia. En términos de mando y control, la división alemana incorporaba una compañía motorizada de radio además de la compañía de teléfonos de campaña, mientras que la polaca dependía casi en exclusiva del teléfono. En una guerra de maniobra, los nuevos medios de transmisiones fueron un ingrediente vital en la victoria alemana: no sólo aumentaban las ventajas tácticas de la Wehrmacht en áreas como la potencia de fuego artillera, sino que permitían asimismo aprovechar el reconocimiento aéreo para mover rápidamente las unidades y sincronizarlas con las formaciones vecinas con mayor rapidez de lo que los polacos eran capaces de reaccionar. Alemania gozaba de una ventaja sustancial en poder aéreo.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania disponía de un total de 3.368 aviones de combate, el 64 por ciento de los cuales se empleó en la campaña polaca. La fuerza principal de ataque se dividió en dos formaciones: la Luffilotte 1 (que apoyaba al Grupo de Ejércitos Norte de Von Bock) y la Luftflotte 2 (asignada al Grupo de Ejércitos Sur de Von Rundstedt). Ambas unidades sumaban unos 800 bombarderos medios, 340 bombarderos en picado Stuka, 520 cazas y 250 aviones de transporte. Además, había unidades orgánicas de apoyo agregadas directamente a cada ejército para tareas de observación y enlace, con 94 aviones para el Grupo de Ejércitos Norte y 168 para el Sur. El potencial alemán de primera línea desplegado contra Polonia era de 2.152 aviones. La fuerza de bombardeo consistía principalmente en los Heinkel He 111 y los Dornier Do 17, con un puñado de Junkers Ju 88 que entonces estaban entrando en servicio. La fuerza de caza era una mezcla de 440 cazas monomotores Messerschmitt Bf 109 y bimotores Bf 110. Entre los aviones de apoyo al ejército estaba el avión de observación Henschel Hs 126 y tipos más antiguos como el He 46. Las unidades de apoyo disponían de su propio elemento de reconocimiento, usualmente un escuadrón de Dornier Do 17P. Durante la campaña polaca, la Luftwaffe empeñó todos sus Stuka, un 70 por ciento de sus bombarderos y un 50 por ciento de sus cazas. Aunque la Fuerza Aérea polaca tenía un potencial nominal de 1.900 aviones, 650 de ellos eran entrenadores y otros 700, de tipos obsoletos y, en muchos casos, fuera de servicio. Su potencial real se cifraba en 392 aviones de combate de primera línea, que comprendían 158 cazas, 114 bombarderos ligeros, 36 bombarderos medios y 84 aparatos de observación. Contaba también con unos 100 aparatos de apoyo, incluidos aviones ligeros RWD 8 y viejos transportes Fokker F.VII.

El elemento de caza consistía en 128 aviones PZL P.11 y 30 de los más viejos P.7. Ambos eran monoplanos de ala alta con cabina abierta y tren de aterrizaje fijo. Eran cazas excelentes cuando entraron en servicio a principios de la década de 1930, pero estaban una generación por detrás del alemán Bf 109. Su sustituto previsto, el PZL P.50 Jastrzeb, todavía se hallaba en fase de desarrollo. El PZL P.23 Karas era un avión de cooperación con el ejército concebido según los aparatos que habían luchado en la guerra de 1920. El Karas servía para la observación y el bombardeo ligero, y era un cruce entre los alemanes Hs 126 y Junkers Ju 87 Stuka. El mejor y más moderno de los aviones de guerra polacos era el bombardero medio PZL P.37 Los, pero empezaba a entrar en servicio cuando estalló la guerra. Se pensó en usarlo para atacar objetivos en el interior del territorio alemán, pero en la práctica su misión principal fue la interdicción de las columnas de suministro enemigas. Los aviones de observación eran 35 RWD 14 Czapla y 49 de los más viejos Lublin R-XIII. Las reservas incluían 47 bombarderos Los incompletos, 50 cazas P.11 y 30 P.7, y unos 60 P.23 Karas. La fuerza aérea estaba dividida en dos componentes principales: la aviación estratégica y la aviación del ejército.

La primera (Lotnictwo Tyspozycyne) consistía en la Brigada de Bombardeo, con 36 P.37 Los y 50 P.23 Karas; también estaba la Brigada de Persecución, con 43 cazas P.11 y diez P.7 para la defensa de Varsovia. La aviación del ejército (Lotnicwo Armijne) desplegaba un escuadrón de exploración con R23 Karas, uno o más escuadrones de cazas P.11, un escuadrón de observación con RWD 14 Czapla y una unidad de enlace con aviones ligeros RWD 8 con cada ejército. El número de escuadrones asignados a cada ejército variaba. En total, la aviación estratégica reunía 146 aviones de combate y 60 variados de apoyo y transporte, mientras que la del ejército sumaba 246 aviones de combate y 42 de apoyo. Francia y Gran Bretaña acordaron reforzar Polonia con aviones modernos para compensar sus deficiencias en unidades de aviación. Francia estaba a punto de entregar cazas Morane-Saulnier MS.406, mientras que los británicos preparaban cazas Hurricane y bombarderos ligeros Fairey Battle, pero no llegó ninguno antes de que empezase la guerra. Las marinas de ambos bandos tuvieron un papel menor en el conflicto. La Armada polaca estaba pensada sobre todo para operar contra posibles acciones soviéticas en el Báltico. Sus puertos estaban tan cerca de Alemania que, en caso de guerra, podrían ser anulados fácilmente desde el aire.

El elemento principal era la flotilla de destructores, que consistía en dos unidades francesas de la clase «Simoun» alistadas en 1932, los ORP Wicher y Burza, y dos barcos de diseño polaco y construido en Gran Bretaña en 1937, el Grom y el Blyskawica. La flotilla submarina incluía tres sumergibles minadores, los ORP Rys, Wilk y Zbik, recibidos de Francia entre 1931 y 1932, y dos unidades oceánicas, el Orzel y el Sep, compradas a Holanda en 1939. La otra unidad importante de superficie era el minador ORP Gryf, aparte de lo cual había algunos buques auxiliares; la Armada disponía de su pequeño elemento aéreo y baterías de costa. La Kriegsmarine[6] alemana, consciente de la capacidad minadora polaca y de su flota submarina, decidió limitar sus operaciones en el Báltico y dejar que la Luftwaffe se ocupase de la amenaza. Cuando se supo que la flotilla de destructores polaca había zarpado para Gran Bretaña, el 31 de agosto, los cruceros y algunos de los destructores preparados para el Mando Naval Este fueron transferidos al Mando Naval Oeste. Durante la campaña, el Mando Este desplegó cuatro viejos acorazados, incluido el buque escuela Schleswig Holstein, 14 submarinos, nueve destructores, 34 torpederas y otras unidades sutiles, 26 dragaminas y tres unidades de aviación.

[1] El Panzer I fue un tanque ligero producido en el III Reich en los años 1930. El nombre es una abreviación del nombre en alemán Panzerkampfwagen I (vehículo de combate blindado modelo I), abreviado como PzKpfw I. La designación del inventario de vehículos militares alemanes para este tanque era Sd.Kfz. 101

[2] El Panzer III era un carro de combate medio desarrollado en Alemania a finales de los años 1930, ampliamente utilizado durante la Segunda Guerra Mundial. El nombre es una abreviación de su designación oficial en alemán Panzerkampfwagen III (vehículo de combate blindado modelo III), abreviado como PzKpfw III. Estaba destinado a combatir contra otros vehículos blindados de combate y servir junto al tanque de apoyo de infantería Panzer IV. Sin embargo, para enfrentarse al T-34 soviético, el Panzer III quedó obsoleto en su función y los alemanes necesitaban armas anticarro más poderosas. Como el Panzer IV tenía una torreta de mayores dimensiones, y montaba el cañón largo KwK 40 de 75 mm, intercambió el papel con el Panzer III para ocuparse de las batallas de tanques. A partir de 1942, la última versión del Panzer III montó el cañón KwK 37 de 75 mm L/24, más adecuado para apoyar a la infantería. La producción del Panzer III finalizó en 1943. No obstante, se utilizaron los chasis de Panzer III para producir cañones de asalto Sturmgeschütz III hasta el final de la guerra.

[3] El Panzer IV fue un tanque medio desarrollado en la Alemania nazi a finales de los años 1930, ampliamente utilizado durante la Segunda Guerra Mundial. El nombre es una abreviación del nombre en alemán Panzerkampfwagen IV (vehículo de combate blindado modelo IV), abreviado como PzKpfw IV. La designación del inventario de vehículos militares alemanes para este tanque era Sd.Kfz. 161.

[4] El Mauser Kar 98k o Karabiner 98 Kurz (con frecuencia abreviado Kar 98kK98 o K98k) es un fusil de cerrojo que emplea el cartucho 7,92×57 mm y fue adoptado como fusil estándar de infantería en 1935 por la Wehrmacht. Fue uno de los desarrollos finales de la larga línea de fusiles militares Mauser. Aunque complementado con fusiles semiautomáticos y automáticos durante la Segunda Guerra Mundial, continuó siendo el principal fusil alemán estándar hasta el final de la guerra en 1945. Millones de estos fusiles fueron capturados por la Unión Soviética al final de la guerra y después ampliamente distribuidos como ayuda militar. Por lo tanto, el Kar 98k continúa apareciendo en diversos conflictos alrededor del mundo debido a que son sacados de los depósitos durante períodos de crisis.

[5] El fusil automático Browning o BAR (acrónimo del nombre original en inglés Browning Automatic Rifle) es parte de una serie de fusiles automáticos y ametralladoras ligeras empleados por los Estados Unidos y muchos otros países durante el siglo XX. La principal variante de esta serie fue el M1918, calibrado para el cartucho .30-06 Springfield y diseñado en 1917 por John Browning para el Cuerpo Expedicionario estadounidense en Europa para sustituir a las ametralladoras ligeras francesas Chauchat C.S.R.G. y Hotchkiss M1909 Benet-Mercie

[6] La Kriegsmarine («Marina de guerra») fue la armada del III Reich entre 1935 y 1945, sucesora de la Marina Imperial Alemana que combatió en la Primera Guerra Mundial y de la Reichsmarine de la República de Weimar. Era una de las tres ramas de la Wehrmacht, las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi. Estaba compuesta por submarinos, fragatas, acorazados, acorazados de bolsillo, cruceros y destructores

 

David Odalric de Caixal i Mata: Historiador Militar, experto en Geoestrategia Internacional y Terrorismo yihadista. Asesor en materia de Seguridad y Defensa en HERTA SECURITY. Director del Área de Terrorismo y Defensa del Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global (INISEG). Director del Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista (OCATRY) de INISEG. Membership research projects in support of Veterans of The Armed Forces of the United Kindom. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army)