La intervención Norteamericana en la Segunda Guerra Mundial.
Podríamos decir que la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados de la Segunda Guerra Mundial y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme repercusión histórica que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,1 con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.
La Alemania nazi y el imperio japonés desataron la Segunda Guerra Mundial con la intención de establecer, mediante la conquista militar, un dominio permanente sobre Europa y Asia respectivamente. Estos dos países eran los miembros más importantes de la alianza del Eje, que estaba basada en el anticomunismo y la insatisfacción con el orden mundial después de la Primera Guerra Mundial. El imperio japonés seguía una política de conquistas militares que gozaba del apoyo de su emperador, la cúpula militar y muchos miembros de la élite culta que buscaban el dominio y la influencia de Japón en todo el este asiático y el Océano Pacífico. En 1936, Alemania y Japón formaron un frente anticomunista que apuntaba a la Unión Soviética. Ese mismo año la Italia fascista y la Alemania nazi formaron la alianza del Eje, poco después de que Italia concretara su brutal y exitosa conquista de Etiopía. Japón inició su política de conquistas militares invadiendo el territorio chino de Manchuria en septiembre de 1931. Seis años más tarde, en julio de 1937, Japón invadió a la propia China y así desató la Segunda Guerra Mundial en Asia. El cese temporal posterior a la derrota de Polonia finalizó el 9 de abril de 1940 cuando las fuerzas alemanas invadieron Noruega y Dinamarca. Dinamarca se rindió ese mismo día. Noruega resistió hasta que, a comienzos de junio, las fuerzas alemanas pudieron ocupar todo el país. El 10 de mayo de 1940, Alemania comenzó a atacar a Europa Occidental invadiendo Francia y los Países Bajos (Holanda, Bélgica y Luxemburgo), que eran neutrales. A fines de mayo, los Países Bajos quedaron bajo ocupación alemana. El 22 de junio de 1940, Francia firmó un armisticio con Alemania. El armisticio posibilitó la ocupación alemana de la mitad norte de Francia y permitió el establecimiento de un régimen colaboracionista en el sur con sede en Vichy. Del 10 de julio al 31 de octubre de 1940, los alemanes libraron, y finalmente perdieron, una batalla aérea contra Inglaterra, conocida como la Batalla de Gran Bretaña. Alemania conquistó o sometió gran parte de la Europa continental. En virtud de los acuerdos firmados entre los nazis y los soviéticos, la nominalmente neutralUnión Soviética ocupó o se anexionó territorios de las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las Potencias del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las potencias europeas del Eje comenzaron la invasión de la Unión Soviética, dando así inicio a la más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese momento se empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del Japón, que había estado en guerra con China desde 1937 y pretendía expandir sus dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas en el océano Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región. El avance de las fuerzas del Eje fue detenido por los Aliados en 1942 tras la derrota de Japón en varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales e invadía Alemania y sus aliados.
La guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos y la invasión soviética de Manchuria, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional
Poco después de que los ejércitos alemanes invadieran Polinia, el día 3 de septiembre, el Reino Unido declara la guerra a los alemanes; pero los EE.UU. alegan sus Leyes de Neutralidad, no obstante Franklin Delano Roosevelt ya había conseguido modificarlas para que franceses e ingleses pudieran comprar armas americanas. La ruptura de la neutralidad se produjo el mismo momento en que los alemanes entraban en Francia, el 10 de junio de 1940, comprometiéndose a extender toda sus ayuda material a cualquier país que resistiera el ataque alemán. Por otro lado, FDR aumentó enormemente los presupuestos de Defensa, a pesar del, todavía, intenso sentimiento aislacionista en la vida política norteamericana. También urdió la Ley de Préstamos y Arrendamientos para disponer de fondos para ayudar a los países europeos en su lucha contra Hitler. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial el presidente Roosevelt no pudo apoyar a Francia y a Gran Bretaña como hubiera sido su deseo -ya que estaba convencido de que su derrota afectaría negativamente a los intereses norteamericanos y pondría en riesgo su modo de vida- porque las leyes de neutralidad, aprobadas por el Congreso unos años antes a propuesta de los aislacionistas, impedían que se prestara ayuda, ni siquiera material, a los países en guerra. La rápida victoria de Alemania sobre Polonia en septiembre de 1939 le permitió a Roosevelt abrir una primera brecha en las leyes de neutralidad cuando consiguió que el Congreso aprobara la ley conocida como cash and carry que permitía vender armas y otros bienes a los países envueltos en una guerra si éstos pagaban en efectivo (cash) y se encargaban ellos mismos de transportar lo comprado por sus propios medios asumiendo así todos los riesgos (carry). Esto hizo posible que Francia y Gran Bretaña pudieran comprar en Estados Unidos las armas que necesitaban. Tras la rendición de Francia en junio de 1940, Roosevelt dio un segundo paso mucho más importante en la implicación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Se trató del acuerdo de destructores por bases que fue firmado el 2 de septiembre con Gran Bretaña según el cual la Armada de Estados Unidos transfería a la Marina Real Británica y a la Marina Real Canadiense cincuenta destructores «sobrantes» a cambio de la instalación de bases norteamericanas en Terranova, Nueva Escocia, las islas Bermudas y en distintos puntos del Caribe, todos ellos territorios bajo dominio británico. El acuerdo había sido la respuesta a una petición del primer ministro británico Winston Churchill que necesitaba los destructores para defender las costas de Gran Bretaña ante la amenaza de invasión alemana y para escoltar los convoyes que abastecían a las Islas Británicas y que eran atacados por los submarinos alemanes cuando atravesaban el Atlántico. Tras la firma del acuerdo, Estados Unidos ya no podía ser considerado estrictamente como un país neutral, como lo prueba la reacción de Alemania que lo calificó como «un acto abiertamente hostil contra Alemania» —como respuesta se llegó a contemplar la ocupación de las islas Azores o de las islas Canarias—. De hecho el acuerdo aceleró las negociaciones entre Alemania y Japón que culminaron con la firma del Pacto Tripartito ese mismo mes de septiembre de 1940 y además, según Ian Kershaw, constituyó una de las razones principales de la decisión de Hitler de invadir la Unión Soviética y de destruirla antes de que Estados Unidos se rearmara, un proceso que él calculaba que se completaría en 1945. En noviembre de 1940 Roosevelt fue reelegido para un tercer mandato y ese mismo mes el almirante Harold R. Stark, jefe de operaciones navales, presentó el «Plan Dog» sobre la estrategia que debería seguir Estados Unidos en caso de entrar en guerra. En él se decía que la prioridad para Estados Unidos debía ser derrotar a Alemania incluso si estallaba la guerra con Japón en el Pacífico, ya que consideraba que Gran Bretaña no podría vencer a Alemania sin la presencia en Europa de las fuerzas norteamericanas y si Gran Bretaña era derrotada los Estados Unidos se verían seriamente amenazados pues nada se interpondría ya entre ellos y Alemania. El «Plan Dog» sirvió de base para las discusiones que mantuvieron los Estados Mayores de Estados Unidos y de Gran Bretaña en las reuniones secretas que celebraron en Washington —con el nombre clave de ABC-1— entre enero y marzo de 1941 y que dieron nacimiento a la estrategia «Alemania primero» —que fue la que se aplicó cuando Estados Unidos entró en la guerra tras el ataque a Pearl Harbor—. Mientras tanto los problemas económicos de Gran Bretaña para sostener el esfuerzo bélico aumentaban y a finales de 1940 se encontraba ya al borde de la bancarrota