La Guerra Civil durante el Mandato británico en Palestina[1], abarcó el periodo del 30 de noviembre de 1947 —el día siguiente a la firma del Plan de partición de Palestina— al 14 de mayo de 1948, que marcó el fin del Mandato británico. Durante este conflicto las comunidades judías y árabes de Palestina se enfrentaron entre sí, mientras que los británicos, que tenían la responsabilidad de garantizar la seguridad del país, iniciaron los preparativos para su retirada del Mandato y no intervinieron más que puntualmente. La fase siguiente, la guerra árabe-israelí de 1948, se inició el 15 de mayo de 1948, con la creación del Estado de Israel y la intervención en la guerra de los ejércitos de varios Estados árabes vecinos, que atacaron al nuevo Estado judío. Desde 1920, la región de Palestina estaba bajo control y administración británica, encomendada por la Sociedad de Naciones. Al igual que los Mandatos de Mesopotamia y de Siria, el Mandato británico de Palestina era un mandato de tipo A, es decir, se consideraba que había alcanzado cierto grado de desarrollo que haría posible su viabilidad como país independiente y donde el cometido de las potencias mandatarias consistía precisamente en poner en marcha y acelerar el acceso a una plena soberanía. En el caso de Palestina, la creciente inmigración judía, iniciada entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, fue incentivada por la Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917, por la cual el gobierno británico se declaraba «favorablemente interesado en la fundación de un national home para el pueblo judío«. Se calcula que, entre 1922 y 1942, el porcentaje de población judía en la región ascendió del 10% al 31% y que en 1939 los terrenos que los árabes vendieron a los colonos judíos cubrían una extensión de 150.000 hectáreas, correspondiente a una cuarta parte de toda la superficie cultivable.
El interés británico se debió al crecimiento de las empresas establecidas en las colonias británicas del sur de Asia a principios del siglo XIX, así como al posterior interés en sostener el frente ruso y estimular el esfuerzo bélico estadounidense mediante al apoyo durante la Primera Guerra Mundial. Antes de que finalizara la Primera Guerra Mundial, la región de Palestina formaba parte del Imperio otomano. Los británicos, bajo el mando del General Edmund Allenby, derrotaron al ejército turco en 1917 y ocuparon Siria y Palestina. Este territorio fue administrado por los británicos hasta que terminó la guerra. La administración militar británica acabó con la inanición con la ayuda de Egipto, erradicó el tifus y el cólera y mejoró el suministro de agua a Jerusalén. Además, redujo la corrupción subiendo los salarios de los jueces árabes y judíos. Las comunicaciones también se mejoraron gracias al tren y las líneas telegráficas. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda había recibido el control de Palestina gracias al Tratado de Sèvres, el cual establecía la Sociedad de Naciones en 1920. Herbert Samuel, que había participado en la Declaración Balfour, fue nombrado primer Alto Comisionado de Palestina[2]. Durante la Primera Guerra Mundial, los británicos habían hecho dos promesas sobre sus territorios en Oriente Medio. En primer lugar, prometieron a los árabes de la zona, a través de su agente Lawrence de Arabia[3], que obtendrían la independencia para crear un gran Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio. Pero los británicos también habían prometido que se crearía un «Hogar Nacional Judío» en Palestina, tal como había sido establecido en la Declaración Balfour en 1917. Los británicos habían asegurado previamente a los hachemitas que les entregarían la gran mayoría de los territorios de la zona en agradecimiento por su ayuda durante la Rebelión Árabe, acontecida durante la Primera Guerra Mundial. En 1920, en la Conferencia de San Remo[4] (Italia), la Sociedad de Naciones asignó el mandato sobre Palestina al Reino Unido. Este territorio incluía lo que más tarde sería el Estado de Israel, la Franja de Gaza, Cisjordania, parte de los Altos del Golán y el Reino de Jordania. Según el censo de 1922, la gran mayoría de los 757.182 habitantes de esta región multiétnica eran árabes de religión musulmana (incluyendo 590.390 musulmanes suníes y 156.000 chiíes, así como una población beduina de unos 73.000 habitantes concentrada en el área de Beerseba y al sur y al este de esta localidad), seguidos por judíos (83.694, que eran el 11% del total y eran en su mayoría inmigrantes askenazíes). Otros grupos minoritarios eran los drusos, sirios, sudaneses, caucásicos, egipcios, griegos y árabes del Hiyaz. En junio de 1922, la Sociedad de Naciones estableció el Mandato de Palestina. Era un documento en el que se recordaba al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sus responsabilidades y obligaciones respecto a la administración de Palestina, incluyendo «asegurar el establecimiento de un hogar nacional judío«, y «salvaguardar los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina«. El documento que definía las obligaciones británicas era una copia del texto de la Declaración Balfour sobre el establecimiento del hogar nacional judío:
El gobierno de Su Majestad ve con buenos ojos el establecimiento en Palestina de un hogar para los judíos, y utilizará sus mejores medios para facilitar la consecución de esta causa. Sin embargo, debe quedar claro que no debe hacerse nada que perjudique los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o que merme los derechos y el estatus político del que gozan los judíos en cualquier otro país.
Muchos artículos del documento especificaban acciones para apoyar la inmigración judía y un estatus político especial. Sin embargo, en el extenso y árido territorio al este del río Jordán, región por entonces denominada Transjordania, el Reino Unido pretendía ‘posponer o cancelar’ la aplicación de los artículos que trataban sobre el ‘hogar nacional judío’, de modo que los árabes de la región conservaran íntegra una parte de ese territorio. En la Conferencia de El Cairo de 1921, el hachemita Abd Allah ibn Husayn, que había sido desplazado del gobierno del Hiyaz (que fue entregado a la familia de los Saúd, junto al resto de Arabia), fue nombrado emir de Transjordania. En septiembre de 1922, el gobierno británico presentó un memorándum a la Sociedad de Naciones en el que establecía que Transjordania sería excluida de todos los acuerdos referentes al Estado judío, y este memorándum fue aprobado el 11 de septiembre. Partiendo de esta premisa, el Reino Unido administraría la parte oeste del Jordán como Palestina y la parte este como Transjordania. Técnicamente continuaba siendo un solo mandato, pero la mayoría de los documentos oficiales se referían a él como si fueran dos mandatos separados. Transjordania permaneció bajo mandato británico hasta 1946. En 1923, el Reino Unido transfirió una parte de los Altos del Golán al Mandato Francés de Siria, a cambio de la región de Metula.
En la década de 1920, 100 000 inmigrantes judíos entraron en Palestina, así como 6000 no judíos. La inmigración judía estaba controlada por la Histadrut, la cual seleccionaba a los aspirantes en función de su credo político. La tierra comprada por la Agencia Judía era arrendada bajo la condición de que sólo pudiera ser trabajada por judíos y de que ningún no judío pudiera arrendarla. Inicialmente, la inmigración judía hacia Palestina apenas encontró oposición por parte de los árabes palestinos. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, a medida que el antisemitismo iba creciendo en Europa, la inmigración judía se incrementaba significativamente, de modo que la población árabe comenzó a recelar. El líder musulmán de Palestina incitó a los árabes para que perpetraran ataques violentos contra la población judía. Cuando los judíos, que habían conocido siempre las leyes europeas, compraron las tierras, no se dieron cuenta de que los habitantes de la región poseían los árboles. Esto fue siempre una fuente de malentendidos y conflictos. El olivo es particularmente importante, ya que puede producir durante más de 1000 años. El gobierno británico puso límites a la inmigración judía. Estas cuotas fueron muy polémicas, particularmente durante los últimos años del mandato británico. Ni a los árabes ni a los judíos les gustaba esta política por diferentes razones. En respuesta a los numerosos atentados árabes contra las comunidades judías, el 15 de junio de 1920 se creó el Haganá. La tensión se incrementó hasta desembocar en ocasiones en violentos disturbios, sobre todo en 1921, 1929 y en el período 1936-1939. En 1936, algunos grupos judíos como Irgún y Lehi llevaron a cabo sus propias campañas contra objetivos árabes y británicos, para defender la tierra de Israel.
A medida que la inmigración judía crecía, la convivencia entre la población árabe palestina y los colonos, que procedían en su mayoría de Europa oriental y central, se hacía cada vez más difícil y la única medida que tomaron las autoridades para suavizar la tensión fue el control gradual del flujo de inmigrantes según las circunstancias. En 1920 tuvo lugar el primer episodio de violencia, cuando durante una festividad religiosa árabe sus líderes incitaron a las masas a la violencia, atacando a los judíos de la Ciudad Vieja de Jerusalén, con el resultado de 12 muertos y 250 heridos (Pogromo de Jerusalén en 1920)[5]. El siguiente episodio de violencia tuvo lugar al año siguiente, 1921, cuando con motivo de una pelea entre socialistas y comunistas con motivo de las celebraciones del 1 de mayo en Jaffa, un gran grupo de árabes entró en edificios de judíos, asesinando a 45 e hiriendo a otros 146, tanto por la calle como en sus casas, resultando posteriormente 48 árabes muertos y 73 heridos en enfrentamientos con las fuerzas británicas para el restablecimiento del orden (Disturbios de Jaffa de 1921)[6]. El siguiente episodio de violencia con resultado de muertes tuvo lugar en 1929, cuando el 23 de agosto una multitud de árabes, encolerizados por un falso rumor divulgado por el líder palestino y Gran Muftí de Jerusalén Amin al-Husayni, que acusaba a los judíos de atacar la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, asaltaron durante el sabbat la sinagoga y varias casas de judíos en Hebrón, asesinando a 67 de ellos e hiriendo a otros 66, obligando a la comunidad judía de Hebrón a huir de la ciudad y apropiándose de sus pertenencias, que los judíos no recuperarían hasta la Guerra de los Seis Días (Matanza de Hebrón de 1929)[7]. La lucha palestina culminó con la Gran Revuelta de 1936-1939. Dirigida por los nacionalistas palestinos, se oponía tanto al sionismo como a la presencia británica en Palestina y a los políticos palestinos, reivindicando un nacionalismo panárabe. La represión británica fue sangrienta y la reacción de las organizaciones sionistas, violenta; no obstante, al final, los nacionalistas palestinos obtuvieron de los británicos una disminución draconiana de la inmigración judía traducida en el Libro Blanco de 1939. Pero las consecuencias fueron graves: la revuelta había acabado con la vida de cerca de 5.000 árabes y de 500 judíos. Las diversas organizaciones sionistas paramilitares fueron fortalecidas y la mayor parte de los miembros de la élite política palestina fue detenida y forzada al exilio. Entre ellos, se encontraba el jefe del Comité Supremo Árabe, Amin al-Husayni, quien se refugió en la Alemania nazi, convirtiéndose en el principal aliado islámico del Tercer Reich. Tras la Segunda Guerra Mundial y el drama del Holocausto, el movimiento sionista atrajo simpatías. En Palestina, los grupos de la derecha sionista llevaron a cabo una campaña de violencia contra la «ocupación» británica marcada por varios atentados. Los nacionalistas palestinos se reorganizaron, pero siguieron estando muy retrasados con respecto a los sionistas; sin embargo, la debilidad de las potencias coloniales reforzó a los países árabes y la recientemente formada Liga Árabe apoyó las reivindicaciones nacionalistas palestinas y les sirvió de portavoz. La diplomacia no logró conciliar los puntos de vistas. El 18 de febrero de 1947, los británicos anunciaron el abandono de su mandato sobre la región. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó un Plan de partición de Palestina con el apoyo de las grandes potencias, pero no de los británicos y en contra del conjunto de los países árabes. Nadie en la época dudaba que la guerra era inevitable, sobre todo debido al trazado de las fronteras, pero ni los árabes ni los judíos estuvieron preparados para ella.
Estallido de la guerra civil (30 de noviembre de 1947 – 1º de abril de 1948)
El día después de la aprobación del plan de partición de Palestina por la ONU, las manifestaciones de alegría de la comunidad judía se vieron contrarrestadas por las manifestaciones de oposición árabe en todo el país y el 1º de diciembre, el Comité Supremo Árabe decretó una huelga de tres días. Un «viento de violencia» se instaló rápida y espontáneamente, anunciando la «guerra civil«. Aumento de la violencia. En todas las zonas mixtas que eran habitadas por ambas comunidades, en particular, en Jerusalén y Haifa, se sucedieron ataques, represalias y contra-represalias cada vez más violentas. Los disparos al aire evolucionaban en batallas; los ataques contra el tráfico se transformaban en emboscadas. Se producían atentados cada vez más sangrientos, a los que les seguían a su vez disturbios, represalias y otros atentados. Por ejemplo, el 30 de diciembre en Haifa, miembros del Irgún, en represalia por recientes ataques a civiles judíos, lanzaron dos bombas en medio de una multitud de obreros árabes que hacían cola delante de una refinería, matando a 6 de ellos e hiriendo a 42. La multitud encolerizada mató en represalia a 39 judíos antes de que los soldados británicos restablecieran la calma. En represalia, el 31 de diciembre, unos soldados de Palmaj y de la brigada Carmel atacaron el pueblo de Balad-al-Sheikh y de Hawassa. Según diferentes historiadores, esta incursión tuvo como resultado entre 21 y 70 muertos. El 22 de febrero, en Jerusalén, los hombres de Amin al-Husayni organizaron con la ayuda de desertores británicos un triple atentado con coches bomba dirigidos a las oficinas del periódico The Palestine Post, el mercado de la calle Ben Yehuda y el patio trasero de las oficinas de la Agencia judía. Los atentados tuvieron como resultado, respectivamente, 22, 53 y 13 judíos muertos y centenares de heridos. En represalia, el 29 de febrero, Lehi dinamitó la vía ferroviaria que conectaba El Cairo con Haifa, al norte de Rejovot, provocando la muerte de 28 soldados británicos e hiriendo a 35. Reiteró la operación el 31 de marzo, cerca de Cesarea Palestina, matando a 40 personas e hiriendo a 60, de los cuales la mayoría estaba compuesta por civiles árabes. Durante el período comprendido entre diciembre de 1947 y enero de 1948 se contabilizaron cerca de 1.000 muertos y 2.000 heridos. A finales de marzo de 1948, un informe calculó más de 2.000 muertos y 4.000 heridos. Estas cifras representan una media de más de 100 muertos y 200 heridos por semana. Y esto, de un total de 2 millones de habitantes.
Guerra de rutas y bloqueo de Jerusalén
Fuera de las zonas costeras, los asentamientos judíos o Yishuv en Palestina estaban muy dispersos. La comunicación entre la zona central más desarrollada y las zonas periféricas se efectuaba por conexiones terrestres. Estas conexiones constituían un objetivo mucho más fácil que la mayor parte que atravesaba las localidades árabes o incluso zonas enteramente árabes. En este contexto, el «aislamiento» de los 100.000 judíos de Jerusalén y sus alrededores (como el asentamiento de Kfar Etzion, a mitad de camino en la ruta estratégica entre Jerusalén y Hebrón), las 27 aldeas y asentamientos en el Néguev y los del norte de Galilea constituían una debilidad estratégica para el Yishuv. Se consideró la posibilidad de evacuar estas áreas difícilmente defendibles, pero en Jerusalén, como en toda Palestina, la política de la Haganá había sido establecida de forma tajante por Ben-Gurión: « Lo que tienen los judíos debe ser conservado. Ningún judío debe abandonar su casa, su finca o kibutz o su trabajo sin autorización. Cada puesto de avanzada, cada colonia, cada pueblo, sea cual sea el aislamiento, deben ser ocupados como si se tratara de la propia Tel Aviv.» De esta forma, ningún asentamiento judío fue evacuado antes de la invasión de mayo de 1948. Solo una docena de kibutz de Galilea, así como aquellos de Kfar Etzion, enviaron a sus mujeres y niños a las zonas más seguras del interior. Ben-Gurión dio instrucciones para reforzar los asentamientos del Néguev en cuanto a hombres y materiales, particularmente en los kibutz de Kfar Darom o Yad Mordechai (al norte de Gaza), Revivim (al sur de Beerseba) y a Kfar Etzion. Consciente del peligro que pesaba sobre el Néguev, el Comandante Supremo de la Haganá le asignó un batallón entero de palmaj para su defensa. El caso de Jerusalén era todavía más crítico, debido a la importancia de su población judía (1/6 del total de Yishuv) y a la gran dificultad de acceso a la ciudad. La carretera Tel Aviv – Jerusalén era larga y escarpada. Dejaba la zona judía de Hulda, para luego seguir al pie de las estribaciones de Latrun. Seguidamente, el viaje de 28 kilómetros entre Bab-el-Ued y Jerusalén tomaba no menos de 3 horas y la carretera atravesaba o pasaba cerca de aldeas árabes, tales como Saris, Qastel, Deir Yassin o Qaluniya.
Estrategia de Abdelkader al-Husayni
Abdelkader al-Husayni llegó a Jerusalén en diciembre de 1947 con el objetivo de «sofocar» a la comunidad judía de la ciudad. Se instaló en Tzurif, un pueblo al suroeste de Jerusalén con sus hombres: una centena de combatientes que habían sido entrenados en Siria antes de la guerra y que servían de cuadros para su ejército, el Ejército de la Guerra Santa. Se reunieron con un centenar de jóvenes aldeanos y de veteranos del Ejército británico. De esta manera, el ejército sumó rápidamente varios miles de hombres y transfirió su cuartel general y su centro de entrenamiento a Bir Zeit, cerca de Ramala. Su zona de influencia se extendía hasta Lod y Ramla, donde Hasan Salama, un veterano de la Gran Revuelta Árabe de 1936-1939 que estaba a la cabeza de mil hombres, coordinaba sus acciones con Abdelkader al-Husayni en el hostigamiento del tráfico terrestre. El 10 de diciembre tuvo lugar el primer ataque organizado sobre un convoy entre Belén y Kfar Etzion, en el cual fueron asesinados diez pasajeros y miembros de la escolta. El 14 de enero, Abdel Kader llevó a cabo en persona un ataque contra Kfar Etzion, en el cual participaron mil hombres. El ataque fue un fracaso y dejó 200 muertos tras de sí; sin embargo, una sección de 35 hombres del palmaj que trataba de reforzar el asentamiento fue sorprendida, cercada y masacrada. El 25 de enero se produjo un ataque de envergadura en el poblado árabe de Qastel[8]. A raíz de un llamado de Abdelkader al-Husayni, varias aldeas en el noreste de Jerusalén se unieron al ataque. Otros prefirieron no participar por temor a las represalias o se disculparon con sus vecinos judíos alegando que el llamado no concernía al ataque del convoy, sino a la defensa de la aldea cercana de Bet Suriq. La campaña por el control de las rutas tomó un carácter militar creciente y centralizó el esfuerzo de guerra árabe. A partir del 22 de marzo, los convoyes de aprovisionamiento hacia Jerusalén dejaron de circular. Ese día, un convoy de una treintena de vehículos fue destruido a la entrada de Bab-el-Oued. El 27 de marzo, un importante convoy de abastecimiento de regreso de Kfar Etzion cayó en una emboscada al sur de Jerusalén. Cercados por varios miles de árabes y con pocas municiones, solicitaron la ayuda de los soldados británicos tras 24 horas de combate; sin embargo, debieron abandonar las armas y municiones, pero sobre todo los vehículos, a los árabes.
Según un informe británico, la situación de Jerusalén, donde ya se estaba aplicando el racionamiento de alimentos, podía convertirse en desesperada después del 15 de mayo. En el mismo periodo, la situación era también crítica para los judíos de otros lugares del país. El 26 de marzo, las colonias del Néguev fueron aisladas debido a la imposibilidad de utilizar la ruta costera del sur que pasaba por zonas con una densa población árabe. El 27 de marzo, un convoy de reabastecimiento destinado a los kibutz aislados del noroeste de Galilea fue atacado en la región de Haifa. Entre 42 y 47 combatientes de la Haganá y un centenar del Ejército de Liberación Árabe[9] murieron y todos los vehículos fueron destruidos. El balance de las pérdidas sufridas la última semana de marzo fue desfavorable para la Haganá: tres convoyes grandes fueron emboscados, más de 100 soldados muertos y lo esencial de la flota de vehículos blindados fue destruida. En general, Jerusalén occidental se «asfixiaba» poco a poco, no se podía llegar a los asentamientos de Galilea más que a través del valle de Jordania y la carretera de Nahariya, ambos dominados por aldeas árabes. No se podía mantener comunicación con la propia Haifa a través de Tel Aviv por la carretera principal de la costa, dado que una «cadena» de pueblos árabes dominaba el lado norte. Al sur, cerca de Hebrón, las cuatro colonias de Kfar Etzion estaban sitiadas. La veintena de asentamientos del Néguev estaban aislados y el ducto que los abastecía de agua era regularmente saboteado. Esta situación, la necesidad de preparación de los yishuv para el ataque previsto de los Estados árabes en mayo y los progresos en la partida de los británicos impulsaron a la Haganá a optar por la ofensiva y por la aplicación del plan Daleth en abril.
Entrada de fuerzas extranjeras en Palestina
La violencia se intensificó y ciertas operaciones hicieron intervenir a los militares. Aunque eran responsables de la ley y el orden hasta el final del mandato, las autoridades británicas no intentaron recuperar el control de la situación, pues estaban más involucrados en la liquidación de la administración y en la evacuación de sus tropas. Así mismo, alegaron que ya habían perdido bastantes hombres en este conflicto. Los británicos no pudieron (o no quisieron) impedir la entrada en Palestina de fuerzas extranjeras. Según un Informe especial de la Comisión sobre Palestina:En la noche del 20 al 21 de enero, una tropa compuesta de 700 sirios listos para la batalla, bien equipados y con disposición de transportes mecanizados entró en Palestina «a través de Jordania».
El 27 de enero, una « banda de 300 hombres procedentes del exterior de Palestina, se estableció en la región de Safed, en Galilea, y probablemente fue responsable de los ataques intensivos de mortero y artillería pesada de la semana contra la colonia de Yechiam.» En la noche del 29 al 30 de enero, una tropa compuesta por 950 hombres del Ejército de Liberación Árabe, comandada por Fawzi al-Qawuqji y transportada en 19 vehículos de árabes no palestinos, entró en Palestina «a través del puente Damiyeh y se dispersó en los pueblos de Nablus, Yenín y Tulkarem». Estas eran las tropas del Ejército de Liberación Árabe que entraron en Palestina entre el 10 de enero y principios de marzo: El 2º regimiento Yarmuk bajo las órdenes de Adib Shishakli[10] entró en Galilea a través del Líbano durante la noche del 11 al 12 de enero, pasó por Safed y luego se instaló en el pueblo de Sasa. Estaba compuesto por un tercio de palestinos y un cuarto de sirios;
- El 1.er. Regimiento Yarmuk, bajo las órdenes de Muhammad Tzafa, entró en Palestina la noche del 20 al 21 de enero a través del puente de Damia sobre el río Jordán y se dispersó en Samaria. Estableció su cuartel general en el norte de Samaria, en Tubas. Estaba compuesto principalmente por palestinos e iraquíes
- El Regimiento Hittin, bajo las órdenes de Madlul Abbas, se instaló en el oeste de Samaria y su cuartel general se instaló en Tulkarem;
- El Regimiento Hussein ibn Ali reforzó Haifa, Jaffa, Jerusalén y varias ciudades más;
- El Regimiento Qadassia y una unidad circasiana quedaron en reserva en Jab’a.
Qawuqji llegó el 4 de marzo con el resto de la logística y una centena de voluntarios de Bosnia e instaló su cuartel general en la aldea de Jab’a sobre la carretera Nablus-Yenín. También estableció un centro de entrenamiento para los voluntarios palestinos. Alan Cunningham, el Alto Comisionado británico en Palestina, protestó enérgicamente ante el gobierno jordano contra estas incursiones, teniendo como única reacción la queja de Alek Kirkbride por «su tono hostil y sus amenazas» al ministro Bevin: « Ningún esfuerzo serio se dio para impedir la incursión.» Los británicos y los servicios de inteligencia de los Yishuv esperaban una ofensiva para el 15 de febrero que no tuvo lugar finalmente; parece que debido a que las tropas del Muftí no estaban todavía listas. En marzo, un destacamento iraquí delEjército de Liberación Árabe llegó a reforzar las tropas palestinas de Hasan Salama[11] en la región de Lod y Ramla para entrenar a los reclutas mientras que Abdelkader al-Husayni instaló su cuartel general en Bir Zeit, a 10 km. al norte de Ramala, debido a la presencia de Fawzi al-Qawuqji[12] en Samaria. Al mismo tiempo, unos voluntarios norteafricanos, principalmente libios y varios centenares de Hermanos Musulmanes entraron en Palestina. En marzo, un primer contingente llegó a Gaza y algunos se infiltraron hasta Jaffa
Primera oleada de refugiados árabes
La moral de los combatientes y de los políticos no era compartida por la población palestina: el «pánico creció entre las clases pudientes árabes y se presentó un éxodo regular de parte de quienes podían permitirse dejar el país». Desde diciembre de 1947 hasta enero de 1948, alrededor de 70.000 árabes huyeron de los poblados. A fines de marzo, el total de refugiados ascendía a aproximadamente 100.000 palestinos. Estos pobladores constituyeron la primera oleada, principalmente voluntaria de refugiados palestinos del conflicto. Entre ellos, se encontraba principalmente a miembros de las clases medias y altas, esto es, la mayor parte de las familias de los representantes del Comité Supremo árabe o de los dirigentes locales. Partieron igualmente los árabes extranjeros instalados en Palestina. Ciertamente, todos esperaban regresar a Palestina una vez que las hostilidades terminaran.
La decisión británica por la opción jordana
Los británicos no querían un Estado palestino dirigido por el Muftí. La decisión definitiva de los británicos de apoyar la anexión de la parte árabe de Palestina por el rey Abd Allah I[13] de Jordania fue tomada oficialmente el 7 de febrero de 1948. Con ocasión de una reunión en Londres entre los responsables jordanos, Glubb Pacha[14] y Ernest Bevin, las partes se pusieron de acuerdo en que los británicos facilitarían la entrada de la Legión Árabe en Palestina el 15 de mayo y que esta ocuparía la parte árabe; sin embargo, no se le permitiría entrar en la región de Jerusalén ni en el Estado judío. Esta opción, pues, no previó un Estado árabe palestino. Si bien las ambiciones del rey Abd Allah eran conocidas, nada indica en qué medida las autoridades del Yishuv, el Alto Comité Árabe o la Liga Árabe estuvieran al corriente de esta decisión.
El cambio de opinión norteamericano
A mediados de marzo, antes de la propagación del desorden y frente al temor —sin embargo, juzgado como infundado— de ver a los Estados árabes proponer el arma del embargo petrolero, la administración norteamericana anunció la posible retirada de su apoyo al Plan de Partición de Palestina[15] y al envío de una fuerza internacional para garantizar la aplicación, pero sugirió poner a Palestina bajo tutela de las Naciones Unidas. El 1º de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la propuesta estadounidense que pedía convocar una asamblea especial destinada a reconsiderar el problema palestino. Los soviéticos se abstuvieron de votar. Este cambio de opinión generó inquietudes y debates entre las autoridades del Yishuv. La preocupación por tener que enfrentar a los ejércitos árabes sin el apoyo de los Estados Unidos era tanto más grande que después de la partida de los británicos. Las fuerzas de Husseini[16], por tanto, las milicias, tuvieron éxito en aislar Jerusalén y en adelantarse a la Haganá. En este contexto, Elie Sasson, director de la sección árabe de la Agencia Judía, y otras personalidades terminaron por convencer a David Ben-Gurión y a Golda Meir[17] de proponer una iniciativa diplomática a los árabes. Ellos dejaron a cargo de Joshua Palmon, el jefe de la sección árabe del Da’at, el contacto con Fawzi al-Qawuqji con miras a negociar, aunque se le prohibió aceptar todo aquello que podría limitar la «libertad de acción de la Haganá«, aunque lo autorizaron a declarar que «los Judíos están dispuestos a una tregua.
El apoyo logístico del Bloque del Este
En el contexto del embargo impuesto por los países occidentales a los beligerantes palestinos, tanto judíos como árabes, y en el contexto de carencia importante de material, el no respeto del embargo y el apoyo logístico checoslovaco decidido por Stalin desempeñaron un rol importante en la guerra, aunque fue apreciado de manera diferente. Las motivaciones sugeridas para la elección de Stalin son el apoyo soviético al Plan de partición de Palestina y el interés por ayudar financieramente a Checoslovaquia para disminuir su frustración por tener que renunciar al Plan Marshall. La amplitud y el rol concreto de este apoyo es controvertido. Las cifras propuestas por los historiadores varían. Yoav Gelber habla de «pequeños repartos llegados por aire de Checoslovaquia […] a partir de abril de 1948«. Los historiadores y los analistas pro-palestinos ven un apoyo desigual en favor del Yishuv, dado que los árabes palestinos no se beneficiaron de un apoyo equivalente. Ante esto, los historiadores y analistas responden que este embargo no concernía a los Estados árabes soberanos que constituían la amenaza más grande para el Yishuv; sin embargo, este embargo les fue extendido en mayo por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que les causó grandes problemas. Además, en varias circunstancias, este embargo no fue respetado por los británicos. Siria compró en Checoslovaquia, del mismo fabricante que los sionistas, armas para el Ejército de Liberación Árabe. Estas armas no llegaron a manos de los combatientes, porque unos agentes judíos hundieron el barco que las transportaba en el puerto italiano de Bari. Luego, un barco partió hacia Siria en agosto de 1948, pero fue interceptado por la Marina israelí, que secuestró su contenido.
Rechazo de una participación «directa» de los líderes árabes
Contrariamente a lo que podrían hacer pensar sus declaraciones belicosas, los líderes árabes “hicieron todo por evitar encontrarse ‘directamente” implicados en el apoyo de la causa palestina. En la cumbre de la Liga Árabe de octubre de 1947, en Aley (Líbano, el general iraquí Ismail Safwat bosquejó un retrato realista de la situación. Destacó la mejor organización y el mayor apoyo financiero del que disponían los judíos en comparación con los palestinos. Preconizó el despliegue inmediato de los ejércitos árabes en las fronteras con Palestina, el envío de armas y de municiones a los palestinos, así como una contribución financiera que ascendía a un millón de libras. Estas propuestas fueron rechazadas, con excepción del apoyo financiero, aunque no fue cumplido en los hechos. A pesar de todo, se aprobó la formación de un comité técnico-militar para coordinar la «asistencia» a los palestinos. Este tenía su base en El Cairo y era dirigido por Sawfat, quien era secundado por los oficiales sirios y libaneses y por los representantes del Supremo Comité Árabe. Un delegado de Cisjordania fue igualmente nombrado, pero no participó en las reuniones. En la cumbre de diciembre en El Cairo (Egipto), bajo la presión de la opinión pública, los líderes árabes decidieron crear un mando militar unificado que agrupara a todos los jefes del Estado mayor árabes y colocaron a Ismail Safwat a la cabeza, pero decidieron no hacer caso a la reiteración de sus pedidos de octubre y prefirieron aplazar toda decisión para el fin del Mandato. No obstante, decidieron la formación del Ejército de Liberación Árabe que entró en Palestina durante las semanas siguientes. En febrero, en El Cairo, con ocasión de una reunión del comité de Safwat, este repitió sus pedidos, pero los gobiernos árabes esperaban que los palestinos, ayudados por las tropas del Ejército de Liberación Árabe, consiguieran que la comunidad internacional renunciase al plan de partición. El comité siguiente estaba previsto para inicios de abril. Este rechazo a comprometerse directamente hizo que los ejércitos árabes no estuvieran preparados para la guerra cuando la situación hizo que la intervención fuera inevitable. De su parte, la Haganá interpretó mal los planes árabes. Tras la entrada del Ejército de Liberación Árabe, postuló que la fecha de la reunión de El Cairo era, en realidad, la fecha del día D de la ofensiva de las tropas de al-Qawuqji en Palestina.
Problema para conseguir material de guerra
Si los países árabes disponían de armas regulares y de estructuras estáticas y tenían garantizadas las fuentes de aprovisionamiento de armas, municiones y materiales, este no fue el caso de los otros protagonistas del conflicto. Para los árabes palestinos y para los judíos, la situación era más delicada porque los británicos siempre habían prohibido la posesión de armas y las habían confiscado cada vez que las encontraban. Ni uno ni otro disponía, entonces, ni de armas pesadas ni de las posibilidades de un Estado reconocido y establecido para obtenerlas; por tanto, sus fuerzas y sus medios debían seguir siendo clandestinos. En teoría, el Ejército de Liberación Árabe estaba financiado y equipado por la Liga árabe. Se le prometió un presupuesto de un millón de libras, debido a la insistencia de Ismail Safwat. Pero, en la práctica, el dinero no llegaba y solamente Siria aportó un apoyo real a los voluntarios árabes. Sobre el terreno, la logística estuvo completamente descuidada y su líder, Fawzi al-Qawuqji previó hacer vivir a sus tropas a expensas de la población palestina. La situación del Ejército de la Guerra Santa y de las fuerzas palestinas era aún peor. Ellos no podían contar con ningún apoyo exterior y disponían por fondos únicamente los reunidos por Amin al-Husayni. Su armamento estaba limitado a lo que los combatientes disponían personalmente. Para paliar esta situación, debían contentarse con armas compradas en el mercado negro y del pillaje de almacenes británicos, pero no disponían de suficientes armas para llevar adelante una guerra. En ese sentido, la situación de los judíos era un poco mejor, pues disponían de varias instalaciones clandestinas de fabricación de armas ligeras y de municiones, así como redes que les permitían el envío clandestino a Palestina. A pesar de ello, era lejos de lo necesario para llevar a cabo una guerra: en noviembre, solo un combatiente de cada tres estaba armado y esta proporción subió a dos de cada tres al interior de Palmach. No obstante, para David Ben-Gurión, el problema no era sobrellevar una guerra, sino más bien construir un ejército digno de un Estado. La importancia que le concedió fue ilustrada por una práctica que inició y que fue seguida por varios sucesores: acumular en una sola persona los cargos de Primer Ministro y de Ministro de Defensa. Para armar, pero también para equipar a este ejército, envió agentes a Europa y a los Estados Unidos. Estos últimos obtuvieron el apoyo necesario: armas ligeras y municiones comenzaron a llegar a inicios de abril. Las armas pesadas estuvieron operativas a partir de junio.
Hasta marzo, la Haganá combatió al Ejército de la Guerra Santa con la misma falta de material que este último y en inferioridad con respecto al Ejército de Liberación Árabe. A partir de abril, la Haganá dispuso de un armamento superior a los palestinos. Después del 15 de mayo, con ocasión de las primeras semanas de combates entre Israel y los Estados árabes, la ventaja en material se inclinó a favor de los Estados árabes. A partir de junio y, en particular, después de la primera tregua, la ventaja en material se inclinará netamente hacia los israelíes. Esta evolución de la situación surgió a partir de los contactos tomados desde y antes de noviembre de 1947. Así, los agentes del Yishuv obtuvieron de Checoslovaquia el suministro de aviones de caza AVIA (antiguos Messerschmitt[18]) y más tarde el Supermarine Spitfire[19], así como también cañones, metralletas y municiones. De las existencias de la Segunda Guerra Mundial, se procuraron todo el material indispensable para el equipamiento de un ejército, así como los vehículos necesarios para el transporte y la logística. En Francia, consiguieron blindados, a pesar del embargo. Los agentes judíos compraron igualmente máquinas para la fabricación de armas y de municiones, las que fueron la base de la industria armamentística israelí. En Estados Unidos, compraron algunos bombarderos y aviones de transporte que debían hacer posible el envío de armas compradas en Europa. La operación Balak[20] destinada a enviar este material se inició a fines de marzo. Los navíos fueron igualmente fletados a diferentes puertos de Europa para que el material pudiera ser enviado para el 15 de mayo. Para financiar todo ello, Golda Meir llegó a recolectar 25 millones de dólares para fines de diciembre en una campaña de reunión de fondos llevada a cabo por simpatizantes norteamericanos de la causa sionista. De manera general, de los 129 millones de dólares recolectados entre octubre de 1947 y marzo de 1949 para la causa sionista, más de 78 millones fueron consagrados a la compra de armamento.
[1] El Mandato británico de Palestina fue una administración territorial encomendada por la Sociedad de Naciones al Reino Unido en Oriente Medio, tras la Primera Guerra Mundial y como parte de la partición del Imperio otomano, con el estatus de territorio bajo mandato. El territorio sobre el que se estableció correspondía a la región meridional del Levante mediterráneo, una región que el Imperio otomano perdió como consecuencia de su derrota en la guerra. Aunque el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda administraba estos territorios de facto desde 1917, el Mandato entró en vigor en junio de 1922 y expiró en mayo de 1948. En un primer momento incluyó los actuales territorios de Jordania, Israel y la actual Palestina, si bien a partir de septiembre de 1922 el Reino Unido separó la parte oriental del mismo, creando el Emirato de Transjordania.
[2] El Alto Comisionado para Palestina era la autoridad de más alto rango que representaba al Reino Unido en los territorios con mandato de Palestina y Transjordania bajo el Mandato británico de Palestina. En 1928, se creó un puesto separado del Alto Comisionado para Transjordania, cuyo titular era responsable de supervisar Transjordania; sin embargo, este puesto siempre lo ocupó simultáneamente el Alto Comisionado para Palestina. El Embajador británico en Amán era «responsable al alto comisario en su función como representativo del poder obligatorio, pero no en su capacidad cuando cabeza de la Administración Palestina». Estuvieron basados en Jerusalén. La oficina comenzó el 1 de julio de 1920, antes del commencement del Mandato el 29 de septiembre de 1923, y reemplazó la ocupación militar británica bajo la Administración de Territorio de Enemigo Ocupada, el cual había operado en Palestina en 1917-1918. La oficina cesó con la expiración del Mandato el 15 de mayo de 1948.
[3] Thomas Edward Lawrence, más conocido como T. E. Lawrence o Lawrence de Arabia (Tremadog, Gales; 16 de agosto de 1888-Bovington Camp, Dorset, Inglaterra; 19 de mayo de 1935), fue un militar, arqueólogo y escritor británico, oficial del Ejército Británico durante la Primera Guerra Mundial, en la que desempeñó un notable papel como enlace durante la rebelión árabe contra el dominio otomano. Su libro autobiográfico Los siete pilares de la sabiduría (1926) y la repercusión del relato sensacionalista de Lowell Thomas promocionaron su fama internacional como “Lawrence de Arabia”, sobrenombre que dio título a la película de 1962, que llegaría a sustituir a la persona por el personaje, o como lo definió Robert Graves «una personalidad de complejidad exasperante»
[4] La Conferencia de San Remo fue una conferencia celebrada por los aliados de la Primera Guerra Mundial del 19 al 26 de abril de 1920 en la ciudad italiana de San Remo, en la cual se ratificaron y legalizaron los repartos territoriales que formaron parte de la partición del Imperio otomano, previamente acordados entre Francia y el Reino Unido en el anterior Tratado de Versalles (1919). De esta forma, Siria y Líbano quedaban bajo mandato francés, a la vez que eran separados uno del otro. Irak, organizado como una monarquía con Feysal I como soberano, quedó bajo el mandato británico de Mesopotamia. Palestina, que quedaba desligada de Siria en confirmación de los compromisos de la declaración Balfour, pasó a estar bajo mandato británico, al igual que Transjordania, que fue separada del resto del territorio unos años después.
[5] Los disturbios de Nabi Musa de 1920, también conocidos como disturbios de Jerusalén de 1920 o pogromo de Jerusalén, tuvieron lugar en la parte británica del Territorio Enemigo Ocupado (OETA en sus siglas inglesas, que se convertiría en breve en el Mandato Británico de Palestina) entre el domingo 4 y el miércoles 7 de abril de 1920 en la Ciudad Vieja de Jerusalén y sus alrededores. Cinco judíos y cuatro árabes murieron como resultado de los disturbios y cientos más resultaron heridos
[6] Los Disturbios de Jaffa se refieren a varios días de disturbios y asesinatos que tuvieron lugar durante el Mandato Británico de Palestina entre el 1 y el 7 de mayo de 1921. Docenas de británicos, árabes y judíos testigos informaron de que muchos de los hombres árabes con cuchillos, espadas y pistolas irrumpieron en edificios de los judíos y mataron a sus habitantes, mientras que las mujeres realizaban saqueos. Atacaron a peatones judíos y destruyeron casas y tiendas de judíos. También golpeaban y asesinaban a los judíos en sus hogares, incluidos los niños, y en algunos casos se les abrió el cráneo a las víctimas
[7] La Matanza de Hebrón o Masacre de Hebrón fue un pogromo que se inició el 23 de agosto de 1929 durante el Mandato Británico de Palestina, perpetrado por una masa de árabes palestinos armados de bastones y cuchillos que se agruparon para asesinar a los judíos de Jerusalén y sus alrededores, desde donde se extendió al resto del territorio. Los supervivientes se vieron obligados a huir de Hebrón, y sus bienes fueron aprehendidos y ocupados por los residentes árabes, hasta después de la Guerra de los Seis Días de 1967. Estos acontecimientos llevaron a la reorganización y al desarrollo de la organización de defensa judía, Haganá, que más tarde se convertiría en el núcleo de las Fuerzas de Defensa de Israel.
[8] Al-Qastal fue un pueblo palestino ubicado a ocho kilómetros al oeste de Jerusalén cuyo nombre provenía de un castillo de la época de las Cruzadas que se encontraba en su cima. El pueblo fue usado como base militar por el Santo Ejército, una guerrilla palestina en tiempos del Mandato británico de Palestina, y fue capturado poco antes de la Guerra árabe-israelí de 1948 por el Palmaj, que expulsó a todos sus habitantes.
[9] El Ejército Árabe de Liberación (Jaysh al-Inqadh al-Arabi) fue un ejército de voluntarios de los países árabes liderados por Fawzi al-Qawuqji. Lucharon del lado árabe en la Guerra árabe-israelí de 1948 y fueron equipados por la Liga Árabe para hacer frente al Santo Ejército del Alto Comité Árabe, aunque la Liga y los gobiernos árabes impidieron a miles de hombres unirse a ésta fuerza de voluntarios. En la reunión celebrada en Damasco el 5 de febrero de 1948 para organizar los comandos, el norte de Palestina, incluida Samaria, fue asignado a las fuerzas de al-Qawuqji; aunque de hecho Samaria ya estaba bajo el control de Transjordania. El objetivo de hombres reclutados era 10.000, pero a mediados de marzo de 1948 el número de voluntarios que se habían unido al Ejército rondaban los 6.000 y no aumentó mucho más allá de esta cifra. El número real pudo haber sido menor a 3.500 según el general Safwat. Sus filas incluyeron sirios, libaneses, entre ellos unos pocos centenares de drusos y circasianos, los iraquíes, transjordanos, Hermanos Musulmanes de Egipto y los palestinos entrenados en Siria. Hubo también algunos españoles, yugoslavos, alemanes, turcos y británicos desertores.
[10] Adib Bin Hassan Al-Shishakli, (Hama, Siria otomana, 1909 – Ceres, Goiás, Brasil, 27 de septiembre de 1964) fue un líder militar sirio y presidente de Siria en el periodo 1953-1954. Shishakli fue nombrado oficial en el Ejército sirio francés en 1930, durante el Mandato francés de Siria. Estudió en la Academia Militar de Damasco (que más tarde fue trasladada a Homs) y se convirtió en uno de los primeros miembros del Partido Social Nacionalista Sirio (SSNP) de Antun Saadeh, promoviendo el concepto de la Gran Siria. Su hermano Salah también fue un miembro destacado del SSNP. Después de la independencia, Shishakli luchó en un ejército árabe de voluntarios, conocido como el Ejército Árabe de Liberación, en la Guerra árabe-israelí de 1948.
[11] Hasan Salama o Hassan Salameh, (1913–1948) fue un comandante del Santo Ejército palestino, en la Guerra árabe-israelí de 1948 junto con Abd al-Qadir al-Husayni. Salama era miembro de una unidad de comando especial de las Waffen SS en la Operación ATLAS, el cual era operado en conjunto por la Inteligencia alemana y el Gran Muftí al-Husseini. Por la noche del 6 de octubre de 1944, Salama y otros cuatro comandos (tres alemanes y Abdul Latif, quién había editado direcciones radiofónicas del Muftí en Berlín) se lanzaron en paracaídas desde el avión alemán Heinkel HeS 3 hacia el Mandato de Palestina sobre la región de Jericó en Wadi Kelt. Su equipamiento según se dice incluían explosivos, metralletas, dinamita, equipamiento radiofónico, y 5.000 libras esterlinas. Tuvieron algunas cápsulas de envenenamiento afín de liquidar la gente que probablemente colabore con las Autoridades del Mandato. Uno de los alemanes y Salama eludieron su captura, y se refugiaron en Qula, donde un médico trató su pie lesionado. La misión estaba destinada a suministrar grupos de resistencia árabes palestinos locales con recursos y armas, y para dirigir actividades de sabotaje principalmente en objetivos judíos (más que objetivos británicos) En 1947 Salameh re-emergió como el segundo al mando del Santo Ejército, una rama del ejército irregular árabe palestino en la Guerra civil del Mandato de Palestina (1947-1948) que estuvo asociado con el Gran Muftí al-Husseini. Esta ram fue descrita como el «ejército» personal de Abd al-Qadir al-Husayni En la reunión celebrada en Damasco el 5 de febrero de 1948, para organizar las Órdenes de Terreno Palestino, Salama fue enviado al distrito de Lod Salama comandó las fuerzas en Jaffa, la llanura costera, Ramle y Lod. Salama fue miembro del Partido Árabe Palestino.
[12] Fawzi Al Qawuqji nació en 1890, probablemente en Beirut (actual Líbano, entonces Imperio Otomano) y falleció en Beirut en 1977. Fue un aventurero, líder militar y político en el mundo del nacionalismo árabe y del conflicto árabe judío, hasta su retirada en 1948. Participó como militar en casi todos los conflictos de Oriente Medio en la primera mitad del siglo XX: la Guerra ítalo-turca, la Primera Guerra mundial, la Revuelta siria de 1925, la Gran Revuelta Árabe de 1936-39, la Guerra anglo -iraquí de 1941, y la Primera guerra árabe-israelí de 1947-48, entre otros. Políticamente dedicó su vida al nacionalismo árabe -movimiento político que, precisamente, nació y adquirió fuerza durante su juventud- lo le obligó también a tomar partido contra el colonialismo y el sionismo. Su carisma personal y su indudable valor le atrajeron gran cantidad de partidarios, pero sus derrotas militares y su intransigencia frente a los «politiqueos» también le granjearon muchos enemigos, que le acusaron -probablemente sin base- de ser un «doble agente» y de sustracción de fondos. Finalmente, desilusionado, se retiró tras la guerra árabe-israelí de 1948, y vivió dedicado a su familia y sus recuerdos, sin participar más en política. Su figura, olvidada durante un tiempo, ha vuelto a despertar interés entre las nuevas generaciones de jóvenes concienciados políticamente a favor del resurgimiento árabe.
[13] Abd Allah ibn Husayn; variantes de transcripción: Abdullah; bin o ben; Hussein, Husain, etc.), conocido como Abd Allah I de Jordania, fue el primer gobernante de Jordania, con los títulos sucesivos de emir de Transjordania (1923-1946), rey de Transjordania (1946-1949) y finalmente rey de Jordania (1949-1951). Nació en 1882 y murió el 20 de julio de 1951.
[14] Lieutenant-General Sir John Bagot Glubb, (16 April 1897 – 17 March 1986), known as Glubb Pasha, was a British soldier, scholar and author, who led and trained Transjordan’s Arab Legion between 1939 and 1956 as its commanding general. During the First World War, he served in France.
[15] El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, aprobó la Resolución 181, la cual recomendaba un plan para resolver el conflicto entre judíos y árabes en la región de Palestina, que se encontraba en esos momentos bajo administración británica. El plan de la ONU proponía dividir la parte occidental del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe-palestino, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional. El rechazo del gobierno británico a llevar a cabo este plan, junto con la negativa de los países árabes de la región a aceptarlo, tuvo como consecuencia una guerra civil en el territorio del Mandato de Palestina que estalló al día siguiente de la votación del Plan, seguida de la guerra árabe-israelí de 1948 y los sucesivos enfrentamientos entre árabes y judíos que se mantienen hasta la actualidad.
[16] El Santo Ejército (Jaysh al-Jihad al-Muqaddas) fue una guerrilla palestina en la Guerra Civil durante el Mandato de Palestina. Los historiadores lo describen como el ejército «personal» de la familia Husayni. Abdelkader al-Husayni llegó al sector de Jerusalén en diciembre de 1947 con unos cien hombres, estableciendo sus cuarteles generales en Bir Zeit. Allí empezó a reunir voluntarios para organizar el asedio de Jerusalén, atacando a los convoyes judíos en la ciudad. Con un millar de hombres Hasan Salama tomó la responsabilidad de las operaciones en los sectores de Lydda y Ramle, a la entrada del camino entre Tel-Aviv y Jerusalén. Después de la muerte de Abdelkader al-Husayni, Amin al-Husayni entregó la comandancia a Emil Ghuri.
[17] Golda Meir (Meyerson), nacida Golda Mabovitch (Kiev, Ucrania, 3 de mayo de 1898-Jerusalén, 8 de diciembre de 1978), fue una política, diplomática y estadista, quinta primera ministra de Israel. Fue la primera mujer en Israel y tercera en el mundo en asumir tan alto cargo. Su política intransigente y su estilo de liderazgo le valió el apodo de «Dama de Hierro». Antes de ser jefa de Gobierno fue embajadora del Estado de Israel en la Unión Soviética, ministra de Trabajo, ministra de Interior y ministra de Relaciones Exteriores. Fue elegida secretaria general de Mapai en 1966 y se convirtió en líder de la oposición, así como la primera mujer en dirigir un partido político importante en Israel. Tras la repentina muerte de Levi Eshkol, el partido eligió a Meir como su sucesora, asumiendo el cargo el 17 de marzo de 1969. Su mandato estuvo marcado por las luchas internas dentro del gabinete de coalición, con serios desacuerdos y conflictos. Finalmente Golda dimitió en 1974, dejando la dirección a su sucesor, Isaac Rabin.
[18] El Messerschmitt Bf 109 (Bayerische Flugzeugwerke) fue un avión de caza alemán de la Segunda Guerra Mundial diseñado por un equipo al mando de Wilhelm «Willy» Emil Messerschmitt a principios de los años 1930, cuando era diseñador jefe de la Bayerische Flugzeugwerke (de ahí que su prefijo sea Bf). Fue uno de los primeros cazas realmente modernos de la época, incluyendo características tales como una construcción monocasco totalmente metálica, carlinga cerrada y tren de aterrizaje retráctil. Después de haber pasado por su bautismo de fuego en la Guerra Civil Española, el Bf 109 permaneció en servicio hasta el nacimiento de la era de los reactores al final de la Segunda Guerra Mundial, tiempo durante el cual fue la espina dorsal de la fuerza de cazas de la Luftwaffe alemana. Con un motor de 12 cilindros en V invertido, el fenomenal Daimler-Benz DB601, el Bf 109 fue complementado, pero nunca completamente reemplazado en servicio, por el Focke-Wulf Fw 190 a partir de finales de 1941. Originalmente concebido como un interceptor, posteriormente fueron desarrollados modelos para cumplir con múltiples tareas, actuando como escolta de bombarderos, cazabombardero, caza diurno, nocturno y todo tiempo, avión de ataque a tierra, y como avión de reconocimiento. Fue suministrado a varios Estados de menor importancia del Eje durante la Segunda Guerra Mundial, y sirvió en varios países durante muchos años después de la guerra. El Bf 109 fue el avión militar más extensamente producido de la Segunda Guerra Mundial, con 30 573 ejemplares construidos durante la guerra, y el avión de caza más producido de la historia, con un total de 33 984 unidades producidas hasta abril de 1945. El Bf 109 fue pilotado por los tres ases de la aviación alemanes con más derribos en la Segunda Guerra Mundial: Erich Hartmann, Gerhard Barkhorn y Günther Rall, quienes lograron unas 928 victorias entre ellos mientras pilotaban con la Jagdgeschwader 52, principalmente en el Frente Oriental; así como por el mayor as alemán en la Campaña en África del Norte, Hans Joachim Marseille (también conocido como «la estrella de África»). Asimismo fue pilotado por el mayor as no alemán, el finlandés Ilmari Juutilainen, y varios pilotos exitosos más, en particular de Finlandia, Rumanía, Croacia y Hungría. A través de un desarrollo constante, el aparato continuó siendo competitivo hasta el final de la guerra, pudiendo enfrentarse con cualquiera de los aviones de caza de los Aliados, y al mismo tiempo mostró los límites de lo que podría lograrse con cazas propulsados con motores de pistones
[19] El Supermarine Spitfire fue un caza monoplaza británico usado por la Royal Air Force (RAF) y muchos otros países Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. El Spitfire continuó siendo usado hasta los años 1950, tanto como caza de primera línea como en funciones secundarias. Fue producido en mayores números que ningún otro avión británico y fue el único caza de los Aliados en producción durante toda la guerra. El Spitfire fue diseñado por R. J. Mitchell, diseñador jefe de Supermarine Aviation Works (subsidiaria de Vickers-Armstrong desde 1928), como un interceptor de alto rendimiento y corto alcance. Mitchell continuó refinando el diseño hasta que murió de cáncer en 1937, con lo cual su colega Joseph Smith se convirtió en diseñador jefe. El ala elíptica del Spitfire tenía una sección transversal delgada que le permitía alcanzar una velocidad punta más elevada que el Hawker Hurricane y varios cazas contemporáneos. La velocidad era vista como una cualidad esencial para llevar a cabo la misión de defensa nacional contra los bombarderos enemigos. Durante la batalla de Inglaterra existía la percepción pública de que el Spitfire era el caza de la RAF en la batalla, cuando en realidad el más numeroso Hawker Hurricane era el que había asumido una mayor proporción de la carga de combate contra la Luftwaffe alemana. Después de la batalla de Inglaterra, el Spitfire se convirtió en la columna vertebral del Mando de Caza de la RAF y participó en el teatro europeo, del Pacífico y en el del Sudeste Asiático. Muy querido por sus pilotos, el Spitfire sirvió en varias funciones: interceptor, fotorreconocimiento, cazabombardero, caza embarcado y entrenador. Se construyó en muchas variantes distintas, usando varias configuraciones alares. Aunque la estructura original fue diseñada para ser propulsada por el motor Rolls-Royce Merlin de 1030 HP (768 kW), era lo suficientemente adaptable como para posteriormente usar motores Merlin significativamente más potentes y también los posteriores motores Rolls-Royce Griffon; el último era capaz de proporcionar una potencia de 2035 HP (1520 kW)
[20] Durante el caótico periodo de la fundación del Estado de Israel en 1948, la Operación Balak consistió en el contrabando de armas adquiridas en Europa, evitando diversos embargos y boicoteos al Estado Judío. Cabe destacar la entrega de 23 cazas Avia S-199 de fabricación checoslovaca, la versión de posguerra de los Messerschmitt Bf 109 de la Luftwaffe alemana. El expiloto de la Real Fuerza Aérea, Gordon Levett, que sirvió en la Segunda Guerra Mundial, se ofreció como voluntario para el Machal Israel (la unidad de voluntarios extranjeros) a principios de 1948 junto con otros pilotos judíos de Gran Bretaña. Criado en la pobreza en Sussex, Inglaterra, Levett tenía afinidad para con los oprimidos. «Mirando hacia atrás, ni tuve fracasos ni tampoco éxitos, la suerte de la mayoría de nosotros», Levett diría después, «pero voy a dejarle al mundo un lugar mejor que cuando entré, porque ayudé a fundar el Estado de Israel.» Inicialmente se mantenía con recelo el ingreso de Levett a las filas judías ya que el recientemente caducado Mandato Británico había sido decididamente favorable de los árabes, y la política del Gobierno británico era anti-sionista. En junio se le asignó a Levett la tarea de volar los Avia S-199, facilitados por Checoslovaquia, desde el aeródromo militar de Žatec (cuyo nombre en código era Base Etzion, a setenta y cinco kilómetros al oeste de Praga), al aeródromo Aqir, cuyo nombre en código era Ekron, ex base de la RAF cerca de Rehovot, ahora Tel Nof, base de la Fuerza Aérea de Israel. La Operación Balak duró varios meses, tiempo durante el cual Levett consiguió transportar toneladas de armas, municiones y personal.