Podríamos decir que en plena Guerra Fría, nos encontramos con la Coexistencia Pacífica, la cual podemos denominar como un término que fue acuñado por Nikita Jrushchov (Secretario del Partido Comunista de la URSS) para hacer referencia a las relaciones que habrían de mantener en el futuro la Unión Soviética y Estados Unidos (Este – Oeste) dentro de la Guerra Fría, y que de forma general se acepta como política soviética en el periodo 1955-1962 desde el punto de vista occidental, 1955-1984 desde el punto de vista soviético. El origen se remonta a 1955, cuando Jrushchov inició el proceso de desestalinización de la URSS y al amparo de un crecimiento económico que los soviéticos deseaban aprovechar para acercarse al nivel de vida occidental mediante el impulso de la modernización de las infraestructuras, teniendo garantías, al poseer armas atómicas, de que la Unión Soviética se encontraba segura. Por otro lado, se había logrado un armisticio en la Guerra de Corea y la paz en Indochina, y las doctrinas más conservadoras estadounidenses que amenazaban con «represalias masivas» ante una política exterior soviética agresiva no terminaron de cuajar, dado que el Presidente, Dwight Eisenhower, seguía siendo partidario de una política de contención. Tres hechos históricos marcaron los problemas fundamentales de esta política:
1. la invasión de Hungría en 1956;
2. la construcción del muro de Berlín en 1961 y
3. la ruptura de las relaciones entre la Unión Soviética y la China bajo gobierno de Mao.
Jrushchov trató de encontrar una solución duradera al problema de la Alemania dividida y al enclave de Berlín Occidental muy dentro del territorio de Alemania Oriental (RDA) cuya capital era Berlín Oriental. En noviembre de 1958, llamando a Berlín Occidental de un «tumor maligno», le dio a los Estados Unidos, Reino Unido y Francia seis meses para concluir un tratado de paz con los dos Estados alemanes y la Unión Soviética. Si uno no lo firmaba, Jrushchov dijo que la Unión Soviética concluiría un tratado de paz con Alemania Oriental. Esto dejaría a Alemania Oriental, que no era parte de los tratados que daban el acceso a las potencias occidentales a Berlín, con el control de las rutas de la ciudad. Este ultimátum causó disensión entre los aliados occidentales, que se resistían a ir a la guerra sobre el tema. Sin embargo, Jrushchov, repetidamente extendió el plazo. Jrushchov trató de eliminar muchas de las armas convencionales y de defender a la Unión Soviética con misiles. Él creía que si esto no se concretaba, el enorme ejército soviético seguiría absorbiendo enormes cantidades de recursos, haciendo que sus objetivos de mejorar la vida de los soviéticos fueran difíciles de alcanzar. En 1955, Jrushchov abandonó los planes de Stalin inclinados hacia una gran marina, creyendo que los nuevos barcos serían demasiado vulnerables a los ataques convencionales o nucleares. En enero de 1960, Jrushchov tomó ventaja al mejorar las relaciones con los Estados Unidos para pedir la reducción de un tercio del tamaño de las fuerzas armadas soviéticas, alegando que las armas avanzadas compensarían las tropas perdidas. Mientras que el reclutamiento de jóvenes soviéticos seguía en vigor, la exención del servicio militar fue cada vez más común, especialmente para los estudiantes universitarios. Los soviéticos tenían pocos ICBMs operables; a pesar de ello Jrushchov se jactó públicamente de los programas de misiles soviéticos, afirmando que las armas soviéticas eran variadas y numerosas. El Primer Secretario esperaba que la percepción pública que los soviéticos estaban generando daría lugar a una presión psicológica sobre Occidente y permitirían concesiones políticas. El programa espacial soviético, al que Jrushchov apoyó firmemente, parecía confirmar sus afirmaciones cuando los soviéticos colocaron al Sputnik1 en órbita, un lanzamiento del que estaban convencidos muchos occidentales, entre ellos el Vicepresidente de los Estados Unidos Richard Nixon que era un engaño. Cuando se hizo evidente que el lanzamiento era real y el Sputnik1 estaba en órbita, los gobiernos occidentales llegaron a la conclusión de que el programa de ICBMs soviético no estaba tan avanzado como se creía. Jrushchov amplió este malentendido diciendo en una entrevista de octubre de 1957 que la URSS tenía todos los cohetes, de cualquier capacidad que necesitase. Durante años, Jrushchov haría un punto de precedencia por el importante viaje al exterior con el lanzamiento de un cohete, para el desconcierto de sus anfitriones. Estados Unidos conoció el estado primitivo del programa de misiles soviéticos por los vuelos espía sobre territorio soviético de la década de 1950, pero sólo los altos funcionarios estadounidenses supieron del engaño. En enero de 1960, Jrushchov le dijo al Presidium que habían llegado a un acuerdo con los Estados Unidos por los ICBMs soviéticos porque posiblemente «los estadounidenses acaudalados han comenzado a temblar de miedo por primera vez en sus vidas». La percibida «brecha de los mísiles» dio lugar a una acumulación considerable de defensa por parte de los Estados Unidos. El vicepresidente estadounidense Richard Nixon debatiendo con Nikita Jrushchov en lo que llegó a ser conocido como el debate de cocina, el 24 de julio de 1959. En 1959, durante la visita de Nixon a la Unión Soviética, Jrushchov participó en lo que más tarde fue conocido como el debate de cocina, ya que Nixon y él mantuvieron una discusión apasionada en una cocina modelo durante la Exhibición Nacional Estadounidense en Moscú, con cada uno defendiendo el sistema económico de su país. Jrushchov fue invitado a visitar los Estados Unidos y lo hizo, estando trece días. Llegó a Washington DC durante su primera visita a los Estados Unidos el 15 de septiembre de 1959. La primera visita de un primer ministro soviético a los Estados Unidos dio lugar a un extenso circo mediático. Jrushchov trajo a su esposa, Nina Petrovna y a sus hijos adultos, aunque no era habitual que los funcionarios soviéticos viajaran con sus familias. El primer ministro visitó las ciudades de Nueva York, Los Ángeles, San Francisco (visitando un supermercado), Iowa (visitando la granja de Roswell Garst), Pittsburgh y Washington, concluyendo con una reunión con el Presidente Eisenhower en Camp David Jrushchov iba a visitar Disneylandia, pero la visita fue cancelada por razones de seguridad, en gran parte debido a su propio descontento. Sin embargo, visitó a Eleanor Roosevelt en su casa en Hyde Park, Nueva York. Durante su visita a Thomas J. Watson Jr. en la sede de IBM, Jrushchov expresó poco interés en las computadoras, pero admiró mucho el autoservicio de cafetería y, a su regreso, introdujo el autoservicio en la Unión Soviética. La visita de Jrushchov a los Estados Unidos resultó en un acuerdo informal con el Presidente estadounidense Dwight Eisenhower en el que no habría ningún plazo límite firme sobre Berlín Occidental, pero en su lugar habría una cumbre con las cuatro potencias para intentar resolver el problema, y el primer ministro dejó los Estados Unidos con buenos sentimientos en general. Jrushchov regresó de los Estados Unidos, convencido de que había logrado una fuerte relación personal con Eisenhower (que en cambio quedó poco impresionado con el líder soviético) y de que podría lograr la distensión con los estadounidenses. Presionó para una cumbre inmediata, pero fue frustrado por el Presidente francés Charles Degaulle, que la aplazó hasta 1960, año en el que Eisenhower tenía programado realizar una visita de retorno a la Unión Soviético.
Un hecho que provocó una constante fricción en las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética fue el sobrevuelo de la URSS por aviones espías U-2 estadounidenses. El 09 de abril de 1960, Estados Unidos reanudó dichos vuelos después de un largo descanso. Los soviéticos habían protestado por los vuelos en el pasado, pero fueron ignorados por Washington. Contenido en lo que creía que era una fuerte relación personal con Eisenhower, Jrushchov quedó confundido y enfadado por la reanudación de los vuelos y concluyó que había sido ordenado por el director de la CIA, Allen Dulles sin el conocimiento del Presidente de los Estados Unidos. El 1 de mayo, fue derribado un U-2; su piloto, Francis Gary Powers fue capturado vivo. Creyendo que Powers había sido asesinado, Estados Unidos anunció que se había perdido una aeronave de investigación cerca de la frontera turca con la Unión Soviética. Jrushchov corría el riesgo de destruir la cumbre, que comenzaría el 16 de mayo en París, si anunciaba el derribo, pero sería débil ante los ojos de su ejército y de las fuerzas de seguridad si no hacía nada. Finalmente, el 5 de mayo, Jrushchov anunció el derribo y la captura de Powers, culpando del sobrevuelo a los «círculos imperialistas y militaristas, cuya fortaleza es el Pentagono», y sugiriendo que el avión había sido enviado sin el conocimiento de Eisenhower. Eisenhower no podría haber pensado que existían elementos deshonestos en el Pentágono que operaban sin su conocimiento y admitió que él había ordenado los vuelos, llamándolos de «una necesidad desagradable» La confesión sorprendió a Jrushchov y el asunto del U-2 pasó de ser un posible triunfo a un desastre para él, e incluso apeló al embajador estadounidense Llewellyn Thompson Llewellyn para que le ayudara. Jrushchov se mostró indeciso sobre qué hacer en la cumbre, incluso mientras abordaba su vuelo a París. Finalmente decidió, en consulta con sus asesores en el avión y los miembros del Presidium en Moscú, exigir una disculpa de Eisenhower y una promesa de que no habría ningún vuelo más de U-2 en el espacio aéreo soviético. Tanto Eisenhower como Jrushchov no se comunicaron entre sí en los días anteriores a la cumbre, y en la cumbre, Jrushchov expuso sus exigencias y declaró que no había ningún objetivo en la cumbre, que esta debía posponerse durante seis a ocho meses, hasta después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1960. El Presidente de los Estados Unidos no ofreció ninguna disculpa, pero dijo que los vuelos habían sido suspendidos y no se reanudarían, y renovó su propuesta de los cielos abiertos para los derechos de sobrevuelos mutuos. Esto no fue suficiente para Jrushchov, que abandonó la cumbre. Eisenhower acusó a Jrushchov «de sabotear esta reunión, en la que gran parte de las esperanzas del mundo han sido enterradas». La visita de Eisenhower a la Unión Soviética, para la cual incluso el primer ministro había construido un campo de golf para que el Presidente de los EE.UU. pudiera disfrutar de su deporte favorito fue cancelada por Jrushchov. El Premier Jrushchov hizo su segunda y última visita a los Estados Unidos en septiembre de 1960. No tenía ninguna invitación, pero él mismo se había designado como jefe de la delegación de la ONU por la URSS.
Pasó la mayor parte de su tiempo cortejando a los nuevos Estados del Tercer Mundo que recientemente se habían convertido en independientes. Los Estados Unidos lo limitaron a la isla de Manhattan, con visitas a una finca que era propiedad de la URSS en Long Island. El notorio incidente del zapato ocurrió en un debate el 12 de octubre durante una resolución soviética denunciando el colonialismo. Enfurecido por una declaración del delegado filipino Lorenzo Sumulong, que acusó a los soviéticos de emplear una doble moral por denunciar el colonialismo mientras dominaban a Europa del Este, Jrushchov exigió el derecho a responder inmediatamente y acusó a Sumulong de ser un servil lacayo de los imperialistas estadounidenses. Sumulong reanudó su discurso y acusó a los soviéticos de hipocresía. Jrushchov se quitó su zapato y comenzó a golpearlo en su escritorio, apoyado (de forma más discreta) por el Ministro de Relaciones Exteriores soviético Andrei Gromyko. Este comportamiento de Jrushchov escandalizó a la delegación. Jrushchov consideraba al Vice Presidente Nixon como alguien de línea dura y quedó encantado por su derrota en las elecciones presidenciales de 1960. Consideró al vencedor, el senador de Massachusetts John F. Kennedy, como un socio mucho más presumible para la distensión, pero le sorprendieron las duras declaraciones y acciones del recién estrenado Presidente norteamericano durante los primeros días de su administración. Jrushchov logró una victoria propagandística en abril de 1961 con el primer vuelo espacial tripulado y Kennedy una derrota con el fracaso de la invasión de Bahía Cochinos. Mientras que Jrushchov había amenazado con defender a Cuba con misiles soviéticos, el primer ministro se limitó a comentarios agresivos después de los hechos. El fracaso en Cuba hizo que Kennedy determinara no hacer concesiones en la Cumbre de Viena prevista para el 3 de junio de 1961. Tanto Kennedy como Jrushchov tomaron una línea dura, exigiendo un tratado que reconociera a los dos Estados alemanes y rechazara a ceder en las cuestiones pendientes que obstruyeran un tratado de prohibición de ensayos nucleares. Kennedy por otro lado había sido inducido a creer que el tratado de prohibición de ensayos nucleares podría concluirse en la cumbre y consideró que un acuerdo sobre Berlín tendría que esperar el alivio de las tensiones entre el Este y el Oeste. Kennedy describió las negociaciones con Jrushchov a su hermano Robert, diciendo «es como tratar con Papa. Dar todo y recibir nada» Un aplazamiento indefinido de la acción sobre Berlín Occidental era inaceptable para Jrushchov ya que por ninguna otra razón Alemania Oriental (RDA) estaba sufriendo una continua «fuga de cerebros» ya que los alemanes orientales con un alto nivel de educación estaban huyendo a Occidente a través de Berlín Occidental. Mientras que la frontera entre ambos estados alemanes había sido fortificada en otros lugares, Berlín, administrada por las cuatro potencias aliadas, se mantuvo abierta. Envalentonado por las declaraciones del ex embajador de los Estados Unidos en Moscú, Charles E. Bohlen y el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos J. William Fulbright acerca de que Alemania Oriental tenía todo el derecho a cerrar sus fronteras, algo que no fue desautorizado por la administración Kennedy, Jrushchov autorizó al líder de la RDA, Walter Ulbricht a iniciar la construcción de lo que sería conocido como el Muro de Berlín, que rodeaba a Berlín Occidental. Los preparativos de la construcción se hicieron en secreto, y la frontera fue cerrada en las primeras horas del domingo, 13 de agosto de 1961, cuando la mayoría de los trabajadores de la capital de la RDA, Berlín Oriental, quienes ganaban divisas por trabajar en el oeste de Berlín, estaban en sus casas. El muro fue un desastre propagandístico y marcó el fin de los intentos de Jrushchov por concluir un tratado de paz entre las cuatro potencias y los dos Estados alemanes. Este tratado no sería firmado hasta septiembre de 1990, como preludio inmediato a la reunificación alemana. Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética y Estados Unidos evitaron una confrontación armada directa en su disputa por la supremacía ideológica y territorial. Más aun, a partir de 1953 había comenzado una nueva fase caracterizada por diversos gestos de buena voluntad que tendieron a suavizar las relaciones entre el Este y el Oeste. Como ya se ha dicho, a esta etapa se ha denominado “coexistencia pacífica”, haciendo referencia al concepto utilizado por Nikita Kruschev respecto de la nueva política internacional que pretendía implementar. Sin embargo, durante dos tensas semanas de octubre de 1962 las superpotencias se enfrentaron cara a cara y casi provocaron una guerra nuclear. A este período se ha denominado “Crisis de los misiles”. Esta crisis empezó el 14 de octubre, cuando un avión espía estadounidense detectó instalaciones balísticas soviéticas en la isla de Cuba, a sólo 145 kilómetros de Estados Unidos. Cuba había sido un país estrechamente ligado a los intereses norteamericanos desde su independencia de España en 1898. La revolución de Fidel Castro en 1959, que en un principio no se definía como comunista, pero que tenía una clara orientación nacionalista, comenzó a tomar medidas que lesionaban los intereses estadounidenses. La reacción de Washington fue inmediata: Rompió relaciones con Cuba en 1961, le impuso un bloqueo, fue excluida de la OEA (Organización de Estados Americanos) y organizó, mediante operaciones secretas de la CIA, una fallida invasión de emigrados anticastristas en Bahía de Cochinos o Playa Girón en abril de 1961.
Los orígenes del conflicto residen en la siguiente cadena de hechos:
1. Desde 1959, la Revolución Cubana impulsó varias medidas de carácter popular algunas de las cuales, como la Ley de Reforma Agraria, afectaron intereses estadounidenses en la isla. Como respuesta, la administración de Eisenhower inició una agenda política dirigida a derrocar el régimen popular recién instaurado. Ésta comprendía el bloqueo económico, propaganda contrarrevolucionaria, fomento y apoyo de grupos armados dentro de Cuba contrarios a Fidel Castro, sabotajes a instalaciones económicas y civiles, filtración de espías; ataques piratas, quemas de campos de caña de azúcar, intentos de asesinato a sus principales líderes; violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra estadounidenses. Y, finalmente, poner en marcha un plan para invadir militarmente a la isla utilizando exiliados cubanos y mercenarios latinoamericanos. Aunque participarían pilotos de guerra estadounidenses, no estaba prevista la intervención directa del ejército de Estados Unidos.
2. La derrota sufrida por la administración Kennedy en el intento de invadir Cuba, utilizando un desembarco de disidentes entrenados por la CIA por Bahia Cochinos. La respuesta militar desencadenada por Cuba bajo la dirección de Fidel Castro derrotó la invasión en menos de 72 horas.
3. Como respuesta al fracaso de Bahía de Cochinos, Estados Unidos puso en marcha la Operación Mangosta. Ésta constituía, entre otras cosas, un plan secreto de invasión militar a Cuba, pero ahora de manera directa utilizando el ejército estadounidense. Se planeaba iniciar el conflicto mediante una provocación tipo US Marine que tuviera lugar en la Base Naval de Guantánamo o en las aguas jurisdiccionales de Cuba.
4. Los servicios de Inteligencia de la Unión Soviética detectan el plan de invasión militar inminente y notifican a Cuba.
5. El líder soviético Nikita Jrushchov aprovechó la coyuntura para proponer a La Habana la instalación en Cuba de cohetes de alcance medio como medida disuasiva contra los planes del gobierno estadounidense. Fidel Castro entra en desacuerdo y le dice que con ese propósito, es preferible un acuerdo militar entre Cuba y la URSS. En dicho tratado se establecería que una invasión a Cuba sería equivalente a un ataque directo a la Unión Soviética, pero Jrushchov no estuvo de acuerdo e insiste en que la instalación de los misiles no solo serviría para proteger a Cuba, sino también para aumentar la capacidad defensiva de todo el bloque socialista. El líder cubano acepta, pero sugiere que el traslado y la instalación de los cohetes se realicen de forma pública. Sin embargo, los soviéticos se niegan a hacerlo antes de que los cohetes queden operativos.
6. Por su cercanía a Estados Unidos, una base de misiles de este tipo potencialmente podía vulnerar a aquel país, compensando la escasa provisión soviética de misiles de alcance intercontinental, igualando así la amenaza que significaba para el pueblo soviético los misiles estadounidenses emplazados en Turquía, estado fronterizo con la URSS, y en la República Federal Alemana. Por ello, el líder soviético Nikita Jrushchov y su gobierno decidieron asegurar la isla con la instalación de bases de misiles, con capacidad para alcanzar Estados Unidos y dispuestos para llevar cabezas nucleares. Daban así un paso más en la carrera armamentística que caracterizó el periodo de la guerra fría entre estas dos potencias.
7. Los soviéticos habían subestimado la capacidad de los servicios de Inteligencia de los Estados Unidos que no tardaron en detectar la presencia de las bases de misiles mediante violaciones del espacio aéreo cubano con aviones espías U-2
8. Estados Unidos pide cuentas a la URSS, pero esta vez los líderes soviéticos prefieren probar la táctica del engaño y seguir ocultando la operación.
La posición estadounidense se enfrentaba a la soviética y la perspectiva de una guerra abierta entre ambos estados parecía cercana, sea con un mutuo ataque de misiles intercontinentales o atacando la URSS a los países aliados de EE. UU. En Europa Occidental, mientras los consejeros militares de John F. Kennedy consideraban seriamente el escenario de una guerra nuclear a gran escala para detener a la URSS. Los buques estadounidenses continuaban buscando navíos soviéticos en ruta hacia Cuba, ordenando su desvío en caso de hallarlos, pero ninguno de ambos bandos se atrevía a usar la fuerza para lograr sus fines, por temor a las repercusiones. Sin embargo, el 26 de octubre el gobierno soviético enviaba a Washington D.C. un mensaje personal de Jrushchov a Kennedy para llegar a un acuerdo: los buques soviéticos se retirarían si el gobierno estadounidense lanzaba una declaración pública renunciando a derrocar al régimen de Fidel Castro y ofreciendo no patrocinar ningún ataque bélico con ese fin. El sábado 27 de octubre de 1962, la defensa antiaérea soviética estacionada en suelo cubano, logró detectar e interceptar un avión espía estadounidense tipo U-2, que fue derribado por un misil tierra-aire cuando espiaba el oriente de la isla de Cuba, aumentando aún más la tensión, pero en la mañana del mismo día 27 de octubre, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano. Además, la propuesta soviética establecía que los Estados Unidos también deberían a cambio ejecutar el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounidenses situadas en territorio de Turquía, país fronterizo con la URSS. También se pedía el retiro de los misiles PGM-19 Júpiter que los estadounidenses mantenían en el sur de Italia. Los diplomáticos soviéticos y estadounidenses realizaron urgentes y continuas negociaciones secretas en Washington y en Moscú, transmitiendo las propuestas de uno y otro bando para solucionar la crisis durante todo el día 27. No obstante, en las negociaciones estuvo excluido Fidel Castro, en tanto el gobierno soviético se negó a realizar consultas sobre el tema con el régimen de La Habana. De hecho, ya el 26 de octubre el gobierno cubano había pedido a Jrushchov no ceder ante Kennedy pues una invasión estadounidense contra Cuba se consideraba como «inminente». Las tropas soviéticas estacionadas en Cuba recibieron órdenes de mantenerse en sus puestos hasta recibir nuevas órdenes de Moscú, manteniendo bajo su exclusiva custodia todo el arsenal nuclear. Tras las negociaciones, Kennedy y su gabinete aceptaron la oferta soviética en la madrugada del domingo 28 de octubre. Este acuerdo se conoció más tarde, ya que Kennedy lo aceptó con la condición de no invadir Cuba ni apoyar grupo alguno con esa intención. El desmantelamiento de los misiles estadounidenses de Turquía no fue hecho público hasta que se llevó a cabo seis meses después. En los primeros días de noviembre, el espionaje aéreo estadounidense mostró que buques soviéticos cargaban el armamento nuclear desplegado hasta entonces en Cuba, acreditando el cumplimiento del acuerdo del 28 de octubre. El 20 de noviembre el gobierno de EE. UU puso fin a sus patrullajes navales alrededor de Cuba, y dos días después el primer ministro soviético Anastás Mikoyán visitó La Habana informando al régimen de Castro que la presencia militar soviética continuaría en Cuba pero sólo dotada de armas convencionales, retirando la URSS todo su armamento nuclear de la isla a pesar de las renovadas solicitudes del gobierno cubano en sentido contrario.