La reflexión en este punto de la asignatura, en el cual me gustaría contextualizar un debate en torno a la continuidad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), inmediatamente después del fin de la Guerra Fría, provocó una serie de posturas, concernientes un objetivo claro para la existencia de la misma, al haber desaparecido la amenaza comunista. Otras más, aludiendo a los nuevas problemáticas mundiales que habían surgido o resurgido como consecuencias del Nuevo Orden Internacional que nació con el fin del conflicto Este-Oeste. En esta perspectiva, creo que, se han planteado diferentes enfoques con respecto al mantenimiento de la Alianza Trasatlántica, en los cuales hay quienes cuestionan no sólo su continuidad sino el liderazgo norteamericano en este órgano, y por otro lado, existe la tendencia a mantener con vida a la OTAN, debido a la necesidad que tienen tanto Estado Unidos como los países europeos de afrontar de manera unificada los graves peligros que amenazan la seguridad internacional en la actualidad. La OTAN nace fundamentalmente para frenar la influencia de la URSS en el mundo, como garantía del núcleo de países capitalistas más desarrollados para disputar la hegemonía en los terrenos ideológico, cultural, económico y militar, al sistema del «socialismo real». Comienza una época en la que las élites hegemónicas se cuidan más del futuro de su dominación que del futuro de la humanidad. El 4 de Abril de 1949 se firma en Washington el Tratado del Atlántico Norte, que perseguía la creación de una Alianza Militar de carácter defensivo y vinculado a la Carta de Naciones Unidas. En todo el articulado del Tratado se salvaguarda el papel del Consejo de Seguridad en la solución de los conflictos y en su artículo 5 se explicita que la OTAN sólo actuará como respuesta al ataque a alguno de los países miembros y en legítima defensa, tal y como reconoce el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas. La formación de la Alianza Atlántica atravesó varias fases. En 1947, franceses y británicos habían firmado el Tratado de Dunquerque teniendo aún como objetivo Alemania. En marzo 1948, tras el golpe de Praga y bajo el consejo norteamericano, se firma el Tratado de Bruselas firmado por Francia, Gran Bretaña y los países del Benelux. Por este tratado, ya claramente dirigido contra la amenaza soviética, nació la Unión Europea Occidental. Paralelamente, el bloqueo soviético de Berlín va a propiciar un giro histórico en la diplomacia norteamericana: el 11 de junio de 1948 el Congreso aprueba la resolución Vandemberg (presidente republicano de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado) que permitía al poder ejecutivo concluir alianzas en tiempos de paz. Era el fin del aislacionismo norteamericano. Finalmente, se firmaba en Washington 4 de Abril de 1949 el Tratado del Atlántico Norte o Alianza Atlántica. Lo firmaron doce países (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Portugal). En 1952 Turquía y Grecia accedieron al Pacto, la República Federal de Alemania en 1955 y, finalmente España, que tuvo que esperar a la muerte de Franco para participar en la defensa occidental en pie de igualdad, en 1982. En sus primeros años, la OTAN no era mucho más que una asociación política. Sin embargo, la Guerra de Corea hizo que se planteara una coalición permanente, y desde entonces se creó una nueva estructura militar bajo la dirección de los comandantes de Estados Unidos.
La OTAN es un órgano político que fue creado después de la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo principal de poder contrarrestar el avance comunista soviético en la Europa Occidental. En sus primeros años de existencia la Alianza mantuvo un estado de cohesión importante que permitió la contención del expansionismo soviético en el viejo continente, el cual había encontrado sus fundamentos de acción en la contrapartida de la Alianza Occidental, el llamado Pacto de Varsovia, que representaba también una alianza de índole defensivo contra la influencia capitalista occidental. A partir de la década de los sesenta, la Alianza Atlántica empieza a mostrar ciertos rasgos de distanciamiento con respecto a determinadas acciones militares emprendidas principalmente por sus socio mayoritario y líder de la misma: Estados Unidos. En una primera instancia, surge una tendencia de independencia de la seguridad europea con respecto a Estados Unidos, que lleva a la separación de Francia de la OTAN, en aspectos militares, ya que en el plano político, este país aún participa como miembro de la Alianza. Posteriormente, al desatarse el conflicto turco-griego de Chipre, la OTAN también se vio afectada por las distintas posiciones de sus miembros con respecto al conflicto. La indecisión de la OTAN para participar en dicho conflicto, llevó a la salida de Grecia de la Alianza, al igual que Francia siguió manteniendo relaciones políticas con el mismo. Sin embargo, dichas situaciones, no fueron causa de grandes e irreconciliables posturas por parte de los países miembros de la Alianza. En general, se puede decir que durante todo el tiempo que duró la Guerra Fría, la OTAN se mantuvo firme y unida con respecto a sus objetivos conjuntos. A raíz del fin de la Guerra Fría, el papel que desempeñó la OTAN ha sufrido cambios importantes, debido en primer lugar, al posicionamiento de Estados Unidos como una gran potencia que no tiene frente a sí a una oponente como la que fue la URSS. En segundo lugar y como consecuencia de lo anterior, el concepto de seguridad en Europa ha debido reencaminarse, ya que al desaparecer la amenaza comunista, parecía que las estrategias defensivas enmarcadas en la Alianza Trasatlántica no tienen sentido al no haber ya un objetivo claro de su existencia. En torno a este aspecto, principalmente se fue gestando el debate referente a la continuidad o desaparición de la OTAN. Por un lado, puede surgir, la postura tendiente a su desaparición, no cual en realidad estoy seguro de que no pasará de ser una mera suposición, ya que si bien es cierto, el objetivo para lo cual había sido creado carecía ya de sustento, con la caída de la URSS y en consecuencia del comunismo, surgen nuevos retos y peligros en el mundo, que conllevan a la continuidad de la OTAN como un órgano ya no solo defensivo, sino también preventivo ante dichas amenazas.
El curso de la Guerra Fría llevó a las naciones rivales a crear el Pacto de Varsovia, que se formó en 1955. Siempre se han manifestado dudas sobre la alianza europeo-norteamericana ante una invasión soviética, desacuerdos que se plasmaron con la creación por parte de Francia de la fuerza de choque nuclear, y finalmente con su retirada de la alianza en 1966. Después de la caída del Muro de Berlín en 1989, la organización intervino dentro de la Guerra de Yugoslavia, lo que se convirtió en la primera intervención conjunta de la OTAN, y también después en 1999. Políticamente la organización ha ido mejorando sus relaciones con los antiguos miembros del Bloque del Este, que culminaron al incorporarse varios miembros del Pacto de Varsovia entre 1999 y 2004. En septiembre de 2001 ha sido la única ocasión en que un país miembro, Estados Unidos, ha invocado el Artículo 5 del tratado reivindicando la ayuda en su defensa. A partir de entonces los países miembros colaboraron con los Estados Unidos en la Guerra de Afganistán y de Irak. El artículo 4 del tratado prevé llamar a consulta a los países miembros y ha sido convocado 4 veces, 3 de ellas por Turquía, la primera por la Guerra de Irak y las dos restantes por ataques recibidos durante la Guerra Civil Siria, la cuarta ha sido invocado por Polonia durante la Crisis de Crimea de 2014, debido a la movilización de tropas rusas en la frontera polaca con Kaliningrado y las maniobras rusas en el Báltico. Es importante destacar el papel de la República Federal de Alemania, como árbitro de la escena geoestratégica y geopolítica en el enfrentamiento entre los dos bloques en Alemania y en Europa. La división de Alemania y su posterior reunificación está directamente relacionada con la división este – oeste de la Europa de la posguerra. Incluso antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, las cuatro potencias victoriosas – Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia – ya no compartían su visión de la Europa de la posguerra. Después de la capitulación de Alemania, el 8 de mayo de 1945, las cuatro potencias dividieron Alemania y también su capital, Berlín, en cuatro zonas de ocupación militar. Las zonas de ocupación y el gobierno militar conjunto fueron vistas originalmente como una solución temporal hasta que se pudiera alcanzar un acuerdo sobre el futuro de Alemania. Sin embargo los objetivos políticos de los aliados en relación con Alemania resultaron incompatibles en poco tiempo. Alemania se convirtió en el campo de batalla de la guerra fría. El resultado de este conflicto ideológico fue la división de Alemania en dos estados separados: la República Democrática Alemana (RDA) fue creada en la zona soviética y la República Federal de Alemania que se desarrolló en las zonas americana, británica y francesa. Esta división se hizo oficial con la creación de dos estados alemanes separados en 1949 y se consolidó con la construcción del muro de Berlín en 1961. Las dos Alemanias se desarrollaron en formas muy diferentes dentro de dos sistemas políticos opuestos. La República Federal se convirtió en una nación altamente industrializada con una fuerte orientación hacia occidente, manteniendo una estrecha relación con Estados Unidos de América. Se unió a la OTAN el 5 de mayo de 1955 y continúa siendo miembro hoy en día. La República Democrática Alemana se integró al Pacto de Varsovia de las naciones de Europa del este y estaba fuertemente orientada hacia la Unión Soviética. Las diferencias entre ambas naciones alcanzaron todas las facetas de su existencia. La construcción del muro de Berlín, el 13 de agosto de 1961 fue una reacción de la República Democrática Alemana al constante flujo de alemanes del este a través de la frontera abierta de Alemania occidental y el oeste de Berlín. La República Democrática Alemana no podía competir con la libertad personal, los mejores empleos y las mayores comodidades materiales ofrecidas por el occidente, por lo que las autoridades de Alemania oriental sintieron que debían cortar este flujo, ya que de otro modo Alemania oriental perdería muchos de sus ciudadanos, particularmente, los mejor educados. La construcción del muro creó dos Berlinés. Berlín oriental era la capital de la República Democrática Alemana, mientras que Berlín occidental era una réplica, en miniatura de Alemania occidental, una isla virtual, 110 millas adentro del territorio de Alemania oriental. A pesar de que Berlín occidental permanecía bajo la autoridad de los comandantes militares residentes de los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, tenía un gobierno civil y todas las leyes de Alemania occidental tenían vigencia en la ciudad. Los residentes de Berlín occidental eran ciudadanos de Alemania occidental y el gobierno de Berlín enviaba representantes, sin derecho a voto, al parlamento (Bundestag) en Bonn. Berlín occidental recibía bienes, servicios y considerables subsidios gubernamentales de Alemania occidental. No puede negarse la naturaleza brutal del muro de Berlín. Literalmente dividía a la ciudad por la mitad, impidiendo la libertad de movimiento de los ciudadanos alemanes. Muchos de aquellos que hicieron intentos desesperados de cruzarlo, fueron balaceados por guardias fronterizos y murieron en el intento. El muro permaneció erguido durante casi tres décadas y llegó a ser visto en todo el mundo como un símbolo de opresión política.