El Frente de Europa Oriental o Frente Oriental fue el principal frente durante la Segunda Guerra Mundial. En la extinta Unión Soviética se le denominó Gran Guerra Patria[1]. Cubrió el centro y el este de Europa, y fue abierto por la Alemania nazi al invadir Polonia en 1939[2] siendo cerrado por la Unión Soviética al capturar Berlín en 1945, manteniéndose inactivo temporalmente en 1940. Debido a que la ideología nazi se oponía a los movimientos eslavos, judíos y comunistas, mientras que el ideario soviético era opuesto al fascismo, la guerra en el frente oriental se caracterizó por la ocurrencia de genocidios en casi todos los países ocupados, así como la constante violación de las acuerdos obtenidos en las Convenciones de Ginebra ( que no eran reconocidos por la Unión Soviética). En este frente perdieron la vida 27 millones de soviéticos, 2 millones de alemanes y casi 6 millones de polacos (más de la mitad eran polacos judíos), más de un 60% de las víctimas de esa guerra en todo el mundo. Se estima que en el frente oriental murieron el 80% de los soldados alemanes que murieron en la guerra, en el caso de Bielorrusia, Ucrania y Polonia, más del 20% de la población fue asesinada. Tras los cercos de Minsk en julio, Kiev en septiembre y Viazma en octubre, los alemanes hicieron 3 millones de prisioneros soviéticos, que fueron los primeros en ser sacrificados en las cámaras de gas de los campos de exterminio. Enfrentado a una guerra total, Stalin no dudó en practicar la táctica de tierra quemada ya probada en 1812, en organizar una guerra de guerrillas, en trasladar todas las industrias a la retaguardia y en sacrificar a todos los hombres que fuesen necesarios. Tras la paralización de la ofensiva alemana en diciembre de 1941 y con algo de ayuda estadounidense, la Unión Soviética pudo reconstruir su ejército, movilizar a todo el país en nombre de defensa de la patria y para 1942 la producción de armamento soviética ya era superior a la alemana. A pesar de que el Ejército Rojo logró contener la ofensiva alemana del verano de 1942 y expulsó a los alemanes de Ucrania durante 1943 y principios de 1944, estos últimos no pudieron ser derrotados hasta que no se abrió el segundo frente en Francia. La guerra librada en Europa Oriental durante la Segunda Guerra Mundial puede dividirse en varias etapas:
Los países que enviaron cantidades importantes de sus ejércitos a este frente fueron: Alemania, Finlandia, Hungría, Italia, Polonia, Rumania y la Unión Soviética, en esta última se incluyen las tropas de Bielorrusia, Estonia, Letonia, Lituania, Mongolia y Ucrania. Tropas o voluntarios de Croacia, Bélgica, Eslovaquia, España, Grecia, y otros países aliados de las Fuerzas del Eje también participaron, si bien sus contribuciones no fueron determinantes. La participación de los partisanos de Yugoslavia fue muy importante, si bien solamente adquirió la naturaleza de un ejército al acercarse el final de la guerra. Tanto Gran Bretaña como los Estados Unidos enviaron cantidades industriales de armas, aviones y vehículos a la Unión Soviética.
Antecedentes / Auge del nazismo
Al rendirse Alemania en la Primera Guerra Mundial, se creó en Europa central y oriental un vacío de poder que ninguna nación pudo llenar. Con la llegada al poder del comunismo y el fascismo a la Unión Soviética y Alemania respectivamente, el panorama político europeo se volvió inestable. Ambos países tenían ambiciones expansionistas y sus esfuerzos de rearme lo demostraban. Alemania llevaba la delantera, aspirando recuperar su puesto de potencia central, ya que la economía alemana estaba mostrando mejorías y la clase media alemana estaba resucitando. En esta época Hitler llegó al poder y aplicó una naturaleza ofensiva al resurgimiento de Alemania, desafiando el Tratado de Versalles e iniciando un proceso de rearme. Los gobiernos occidentales, representados por Gran Bretaña, Francia, Polonia y Checoslovaquia, empezaron entonces a formar alianzas entre ellos, intentando aislar a las dos naciones anteriores. Sin embargo, la política de apaciguamiento impulsada por el premier inglés Neville Chamberlain y que caracterizó a otros países europeos, le concedió a Hitler muchos logros, con los que fue ganando influencia en los países de Europa Central. Para 1939 Alemania poseía influencia política sobre Austria, Checoslovaquia, Hungría, Rumania y varias naciones de los Balcanes. Stalin observaba impotente cómo Alemania se hacía cada vez más poderosa, mientras que la Unión Soviética parecía destinada a convertirse en el estado paria de Europa.
Pacto Ribbentrop-Molotov
Para abril de 1939, la intención de Hitler de recuperar el territorio alemán perdido en 1918 y entregado a Polonia era evidente ya que había renunciado al Pacto de No Agresión que había firmado con este país cinco años atrás. Stalin sabía que finalmente tendría que enfrentarse a Alemania y sabía que su ejército aún no estaba listo. Desesperada, la Unión Soviética buscó aliados en Francia y Gran Bretaña, pero este último país respondió enviando delegados en barco, a pesar de que sabían que la petición soviética era urgente. Cuando estos delegados llegaron en agosto, los soviéticos descubrieron que no poseían ningún poder especial para negociar. La opinión rusa era que las naciones occidentales no tenían deseos de evitar la invasión de Polonia, ya que podían sacrificar a este país, si esto significaba que Alemania y la Unión Soviética se aniquilarían entre ellas. Finalmente, en la segunda semana de agosto, las naciones occidentales dieron una respuesta positiva. Sin embargo las negociaciones se estancaron al llegar al tema de la defensa de Polonia. El gobierno polaco no deseaba que las tropas soviéticas entraran en su territorio, a pesar de que sabía que la invasión alemana era inminente. Las naciones occidentales presionaron a Polonia para que aceptara esta condición, pero el gobierno polaco dejó claro que Polonia prefería ser invadida por Alemania a ser amenazada por la Unión Soviética. En aquel momento, Polonia confiaba plenamente en sus alianzas con Francia e Inglaterra, por lo que no veía la alianza con su desconfiado vecino como esencial. Las negociaciones fueron suspendidas y la Unión Soviética se encontró sola de nuevo ante Alemania. El 19 de agosto, el ministro de Relaciones Exteriores alemán Joachim von Ribbentrop[2] visitó Moscú para la firma de un tratado comercial con la Unión Soviética. Una vez allí, Ribbentrop sugirió a Viacheslav Mólotov[3] que discutieran expandir el tratado con incursiones en la política exterior, ya que las empresas alemanas querían tener ciertas garantías de las futuras buenas relaciones entre ambas naciones. Se presume que esta aproximación alemana solo se originó porque Hitler también consideraba que su ejército tampoco estaba listo todavía para ocupar la Unión Soviética, ya que la ideología hitleriana no permitía la coexistencia pacífica con este país. Finalmente, el 23 de agosto se firmó el Pacto Ribbentrop-Mólotov, que definía los límites de las esferas de influencia soviética y alemana, que en otras palabras se podía traducir como la repartición de Europa Oriental. Una de sus cláusulas secretas especificaba el reparto de Polonia y Rumania
Invasión de Polonia
El 1 de septiembre de 1939 Alemania invadió Polonia, y para sorpresa de Hitler, Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra dos días después. Una pequeña fuerza de Eslovaquia invadió también desde los montes Cárpatos al sur. El ejército polaco no había sido movilizado completamente y no había renovado su armamento completamente, por lo que se explica el hecho de que participaran cuerpos de caballería en la batalla. La planicie polaca era ideal para el uso de la Blitzkrieg, la nueva táctica militar alemana, que intentaba evitar el estancamiento del frente, tal como había ocurrido en la Primera Guerra Mundial. El ejército polaco no estaba listo para esta táctica y desplegó toda su fuerza a lo largo del frente, sin profundidad suficiente en sus líneas. Cuando los tanques alemanes cruzaron las líneas por distintos puntos del frente, no atacaron a las fuerzas polacas, sino que las rodearon cortando su retaguardia, dejándolas aisladas. Después llegó la infantería pesada alemana, que acabó con las bolsas polacas. Después de la victoria alemana en la batalla de Bzura[4], el éxito de la invasión estuvo asegurado, y las fuerzas polacas se retiraron al este, con el objetivo de aguantar allí hasta que llegase la ayuda anglo-francesa. Se intentó evacuar a la población civil hacia zonas más seguras, pero el rápido avance alemán evitó que la evacuación fuera exitosa. El 17 de septiembre, la Unión Soviética invadió Polonia desde el este, y el plan de contingencia polaco se desmoronó. Con la batalla perdida, las tropas polacas empezaron a ser evacuadas por el sur hacia Rumania. Para el 1 de octubre Polonia fue completamente ocupada y el 6 de octubre la invasión concluyó, y en ningún momento la ayuda aliada prometida dio muestras de materializarse. Muchos soldados polacos lograron escapar y se unieron a las filas francesas y británicas, contribuyendo enormemente en la guerra. Además, en Polonia se formaron múltiples movimientos de resistencia política y militar, siendo el más conocido el Armia Krajowa[5], que obtuvieron resultados notables contra la ocupación nazi. En la Polonia ocupada por Alemania, rápidamente la calidad de vida de los polacos, especialmente de los judíos, se empezó a deteriorar, ya que la ideología nazi los calificaba como infrahumanos. En el lado soviético, la población también fue humillada, en este caso no por su raza sino por su afiliación política. En la llamada masacre de Katyn[6], miles de oficiales polacos fueron ejecutados en masa. Por otro lado, cientos de alemanes polacos fueron asesinados en los primeros días de la invasión por los polacos, acusados de formar una quinta columna, el caso más conocido fue el linchamiento de 346 alemanes étnicos en Bromberg. Como represalia, la mayoría de los habitantes de este pueblo fueron ejecutados o enviados a campos de concentración cuando los alemanes llegaron.
Guerra de Invierno
Tanto Stalin como Hitler sabían que era cuestión de tiempo para que el Pacto Molotov-Ribbentrop fuera roto. Por ende, en abril de 1938 los soviéticos iniciaron negociaciones diplomáticas con Finlandia con el objetivo de desarrollar una defensa unida contra Alemania. Cuando los militares soviéticos se percataron que la frontera finlandesa estaba a solo 32 kilómetros de Leningrado, siendo una potencial base para una invasión germana hacia esa ciudad, la Unión Soviética envió solicitudes a Finlandia para intercambiar territorio, solicitudes que para otoño de 1939 se habían convertido en demandas. Cuando el gobierno finés se negó a aceptar, la Unión Soviética simuló un ataque finlandés en la frontera y el 30 de noviembre de 1939 atacó a Finlandia con 23 divisiones comandadas por Kliment Voroshílov. Finlandia solo contaba con 9 divisiones comandadas por Carl Gustaf Mannerheim[7]. Lo que estaba destinado a ser un paseo militar soviético, se convirtió en una sangrienta batalla, donde las atrasadas tácticas de combate, la mala preparación para el clima polar y la incompetencia de los oficiales soviéticos, llevaron al Ejército Rojo a sufrir derrotas vergonzosas contra un enemigo numéricamente inferior, pero que había implementado a la perfección las tácticas de guerrilla en la nieve. En la batalla de Suomussalmi, los soviéticos perdieron dos divisiones completas frente a una fuerza finlandesa minúscula, sin embargo, esta derrota marcó un cambio de rumbo en la forma que Stalin manejaba la guerra. Inmediatamente, este ordenó la remoción de sus cargos a los principales jefes militares, incluyendo a su amigo Voroshilov, que fue reemplazado por Semión Timoshenko, también amigo de Stalin. Los reemplazos fueron oficiales más competentes pero que habían sido relegados en la Gran Purga por no pertenecer al Partido Bolchevique o a la facción liderada por Stalin. En pocas semanas, el ejército soviético, mejor equipado y dirigido, logró aplastar finalmente a los defensores fineses, que tuvieron que pedir un armisticio. Sin embargo, a pesar de sufrir muchas bajas, Finlandia se ganó el derecho a negociar y logró conservar su autonomía, quedando definitivamente fuera de la esfera de poder de la Unión Soviética. Finlandia perdió todo territorio alrededor del Lago Ladoga, incluyendo la ciudad de Vyborg. También cedió territorios en el Norte, el centro e islas en el golfo de Finlandia. Hitler tomó nota de la debilidad soviética, lamentablemente para él, Stalin también. La guerra de invierno puede considerarse una lección que la Unión Soviética pagó para conocer la eficiencia de sus tropas en la guerra moderna, que hubiera sido más costosa si la guerra hubiera sido contra Alemania.
Campaña en los Balcanes / Decisión alemana
Después de la invasión de Francia, Hitler se enfocó de nuevo en la Unión Soviética. En una reunión secreta llevada a cabo el 31 de julio de 1940, el Alto Mando alemán tomó la decisión de invadir la Unión Soviética en abril de 1941, en una operación llamada Barbarroja. El 18 de diciembre, fue confirmada la decisión en una conferencia militar secreta. Por su parte, el Kremlin confiaba en que Hitler respetaría el Pacto Ribbentrop-Molotov por lo menos hasta 1945, por lo que el Ejército Rojo se encontraría preparado para esa fecha, sin embargo se concentraron más de 100 divisiones durante la invasión de Francia a lo largo de la frontera con Alemania, que luego fueron reforzadas por 22 más mientras los alemanes luchaban en los Balcanes. No obstante, la fecha de la ejecución de la Operación Barbarroja tuvo que aplazarse dos meses debido a que Il Duce Benito Mussolini decidió reabrir el Frente Oriental antes que Hitler, buscando invadir Grecia. No obstante, Italia no lo lograría por sí sola, razón por la cual se desviaron tropas alemanas ya listas para iniciar la invasión de la URSS, ubicadas en Prusia, así como todo el material blindado del sector sur de la Operación Barbarroja.
Distracción en los Balcanes
Firme en su creencia de que la caída de Gran Bretaña era cuestión de tiempo, Mussolini inició su programa de expansión territorial, a pesar de que sabía que su ejército aún no terminaba de iniciar su proceso de rearme. Haciendo caso omiso del consejo de sus generales y del mismo Hitler, Mussolini empezó a preparar la ocupación de Grecia. El 28 de octubre Hitler viajó de emergencia a Roma, a convencerlo de que desistiera de su plan expansionista momentáneamente, pero cuando llegó, el dictador italiano le dijo que la invasión acababa de comenzar. Los peores temores de Hitler se hicieron realidad, cuando las fuerzas italianas no solo no pudieron ocupar rápidamente Grecia, sino que fueron repelidas por un contraataque griego hacia Albania, que en aquel momento estaba bajo dominio italiano. Para empeorar la situación, Gran Bretaña envió fuerzas a Creta y Lemnos, mientras que la RAF entregó soporte aéreo. Como no quería empezar la guerra con la Unión Soviética con tropas aliadas al sur del frente Oriental, Alemania acudió en ayuda de Italia. La invasión de Grecia por parte de Alemania debía ocurrir para marzo de 1941, pero Yugoslavia se encontraba en medio del camino. En aquel momento, el regente, el príncipe Pablo se encontraba presionado por todos lados para que asumiera un bando pronto, por lo que decidió firmar un pacto de paz y amistad con Alemania el 24 de marzo de 1941. Entonces, ocurrió un cuartelazo el día 27 de marzo, derrocando al príncipe e instaurando un gobierno anti-alemán al poder, el cual desconoció el pacto firmado tres días antes por lo que el 6 de abril Alemania bombardeó Belgrado. Para está campaña el ejército alemán distrajo 31 divisiones de sus base, que ya se encontraba listas para lanzar el golpe contra la URSS, enfrentándose a 42 divisiones aliadas (23 yugoslavas, 15 griegas y 4 británicas.
El Mariscal Wilhelm List dirigió al 12° Ejército en la principal embestida a través de las accidentadas montañas de Serbia cortando a Yugoslavia por el sur de los griegos y los británicos, para lo cual su 2ª división blindada se abrió paso hasta el puerto griego de Salónica, provocando que el frente montañoso de Macedonia quedara súbitamente cercado, terminando así con lo que los Aliados esperaran fuera un frente de gran duración. El ejército yugoslavo fue comprimido en la bolsa que se formó entre Belgrado y Skoplje. Tras once días desde el inicio de la lucha (17 de abril), Yugoslavia se rindió. y cayeron prisioneros 335.000 soldados. Sin perder tiempo, Alemania se dirigió rápidamente a Grecia, obligando a que el frente anglo-griego se batiera en retirada para evitar ser copado, y luego los británicos se embarcaron por los puertos en los que habían llegado, dirigiéndose a la isla de Creta. Las tropas griegas se quedaron solas, obligando a Grecia a capitular el 21 de abril después de haber perdido cerca de 233,000 prisioneros, la mayor parte en el envolvimiento de Macedonia. Después de la capitulación de Grecia, Hitler ordenó que todos los prisioneros griegos y yugoslavos fueran puestos en libertad. El 25 de abril se lanzaron paracaidistas sobre Creta, que lograron capturar la isla, si bien a un alto costo. Con el Frente de los Balcanes calmado, Hitler estaba libre de nuevo para iniciar la Operación Barbarroja, si bien con unos meses de retraso. Pero en la Unión Soviética, la situación era de completa tranquilidad, a pesar de que el espía Richard Sorge[8] había dado a Stalin la fecha aproximada del ataque alemán así como a los criptoanalistas suecos. Solo se equivocó en dos días, al concretar que el ataque tendría lugar el 20 de junio de 1941. Stalin, considerando que la Batalla de Inglaterra estaba en su apogeo, ignoró las advertencias. Además, espías alemanes hicieron creer a los soviéticos, que el mariscal Mijaíl Tujachevsky, estaba cooperando con ellos, lo que motivó su errónea ejecución, de esta manera, un comandante conocedor de las nuevas tácticas militares fue eliminado, minando la eficacia militar soviética.
Invasión de la Unión Soviética / Preparación alemana
Siguiendo los principios establecidos en Mein Kampf,[9] el gobierno nazi planeaba ocupar el este de Europa ya que el pueblo alemán necesitaba el Lebensraum o espacio vital para progresar. Hitler planeaba expulsar a la población de Rusia más allá de los Montes Urales, según él su región natural, y la población que quedase moriría por inanición, generando un superávit de producción de alimentos que estaría destinado a Alemania. Además, debido a que en Alemania existía escasez de mano de obra por la movilización del ejército, los rusos que sobrevivieran se convertirían en una especie de clase obrera esclava. Los campos agrícolas de Ucrania y los pozos petroleros del Cáucaso suministrarían al tercer Reich todo el alimento y el combustible para su expansión. Además, al caer la Unión Soviética, Inglaterra quedaría completamente aislada en Europa, siendo obligada a firmar un armisticio.La debilidad del ejército soviético jamás fue puesta en duda por Hitler, este comentó: «Solo debemos patear la puerta y toda la podrida estructura se vendrá abajo». Al haber ocupado a Francia, Noruega, Yugoslavia, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Grecia y expulsado a los ingleses de Europa en menos de un año, pocas personas pusieron en duda de que Alemania podría derrotar a la Unión Soviética.
La Operación Barbarroja, planeada inicialmente para el 13 de mayo, contaba con tres millones de hombres, divididos en tres grupos: Norte (Wilhelm Ritter von Leeb), Centro (Fedor von Bock) y Sur (Gerd von Rundstedt). En total, 3,5 millones de soldados alemanes + 600,000 soldados aliados en total 4,100,000 soldados aglutinados en 225 divisiones con 600.000 vehículos, 750.000 caballos, 4300 blindados, 7184 cañones y 4000 aviones de la Luftwaffe junto con 19.000 trenes. El Grupo de Ejércitos del Centro llevaría la mayor cantidad de tanques y debería atravesar Bielorrusia e ir directo sobre Moscú. El grupo del Norte debería ocupar Leningrado con la ayuda de las tropas finlandesas para luego ir en ayuda del grupo del Centro. Mientras tanto el grupo del Sur atravesaría la poblada Ucrania, para luego dirigirse al Volga y de ahí al Cáucaso, rico en petróleo. El avance alemán de esta operación debería llegar hasta la llamada línea AA, que iba desde Arjánguelsk hasta Astraján. Por su parte, para el 1 de junio de 1941, el Ejército Rojo contaba en los sectores militares occidentales con un total de 36 divisiones acorazadas, 18 motorizadas, 7 de caballería y 88 de cazadores. La Gran Purga efectuada en el Ejército Rojo agravó mucho la situación, (más del 80% de la oficialidad estaba eliminada) Stalin entonces no pudo contar con tres de sus cinco mariscales, trece de sus quince jefes de Ejército, más de la mitad de los generales de división y casi idéntica proporción de los de brigada. Además, la Unión Soviética tenía desorganización de los mandos en ese momento y la alta concentración de efectivos en la fase inicial en la frontera, peor aún, por una semana imperó la orden de no provocación dada a la oficialidad rusa en la frontera.
Operación Barbarroja
El 21 de junio inició la invasión, la mayor operación terrestre de la historia, encontrando al Ejército Rojo completamente desprevenido. Stalin, que se hallaba de vacaciones, ordenó no contraatacar durante el primer día, con la ingenua esperanza de que todo fuera un error, o de que por lo menos todavía se pudiera encontrar una solución con el diálogo. Gran parte de la fuerza aérea soviética ubicada cerca de las fronteras fue destruida por la Luftwaffe durante el primer y segundo día de lucha, ya que se trazó un plan en el que varias escuadrillas de tres bombarderos cada una se internarían en territorio ruso abarcando un radio de 300 km, volando casi a ras del suelo y sin cruzar ciudades para dirigirse contra los principales aeródromos de la URSS. En estos dos días se abatieron cerca de 2.500 aviones rusos, en el aire y sobre todo en sus aeropuertos. La orden de ubicar los aviones tan cerca de Alemania había sido dada hace poco por Lavrenti Beria[10], y fue una de las muchas acusaciones que llevaron a su ejecución años después. Una vez que quedó claro que Hitler había decidido por fin atacar a Rusia, se dictaron órdenes que revelan la inmadurez estratégica y desconcierto del Alto Mando Soviético, el STAVKA. A las sorprendidas unidades soviéticas se les ordenó que no retrocedieran; al contrario, debían avanzar y llevar el combate a territorio enemigo. Las unidades alemanas habían de ser «cercadas y aniquiladas». Fruto de esta orden, las divisiones acorazadas soviéticas de la segunda línea defensiva, que debían haber sido mantenidas cuidadosamente como reserva, fueron lanzadas de forma prematura a la batalla. El 24 de junio, en varios lugares, los alemanes se habían adentrado más de 150 kilómetros en territorio soviético y las órdenes fatales habían permitido que los nazis cercasen a fuerzas rusas en número considerable. Molestos por los resultados de la guerra de Invierno, los finlandeses se unieron a Alemania, y apoyados por las fuerzas de este país, las divisiones finesas avanzaron hasta el lago Ladoga, cuyas costas habían perdido en 1940, y no se detuvieron hasta llegar al istmo de Carelia. Sin embargo, el gobierno finés se negó a seguir adelante, a pesar de que Alemania le presionaba para que participara en el asalto a Leningrado. En un mes, el Báltico y Bielorrusia estaban en manos alemanas. Hitler envió a los tanques al norte y al sur, para terminar de tomar Leningrado y Ucrania, a pesar de que sus generales le aconsejaban enviar la ofensiva directamente contra Moscú, que se encontraba a 400 kilómetros. En septiembre de 1941 Kiev cayó y 665 mil soldados soviéticos fueron atrapados, luego en Viazma otros 600.000 rusos también fueron aislados (ver Primera Batalla de Kiev y Bolsa de Viazma, las pérdidas rusas eran terroríficas para esos momentos, se veía dudar a Stalin en su dirección de la guerra cuando más de 2.000.000 de soldados habían perdido la vida, se encontraban heridos o prisioneros. Muchos soldados rusos (hiwis) y cosacos se pasaron para el lado de los alemanes. Cualquier otra nación habría solicitado la rendición estando en esas condiciones ya que la guerra parecía perdida para los soviéticos. Pero esta guerra era una lucha ideológica, de razas y subsistencia, y Stalin, recuperándose de su estado de estupefacción, se entregó de lleno a organizar los altos mandos para contener a los alemanes. En las reuniones, Stalin dejaba que la iniciativa fuera de parte de los veteranos y les daba plena flexibilidad en sus iniciativas, a diferencia de Hitler que al avanzar el tiempo se empeñó en ejercer el control total y monopólico de sus fuerzas. Además ante la imposibilidad del Grupo de Ejércitos Norte de tomar Leningrado, se empezó a sitiarla. En 900 días de asedio, desaparecieron perros, gatos, ratas y palomas consumidas por sus desesperados habitantes, lentamente un millón de personas murieron por el hambre, el frío y los bombardeos, hubo muchos casos de canibalismo y mercado negro. En caso de que la ciudad fuera tomada, los rusos tenían planeado volarla incluyendo a sus propios habitantes. Durante este tiempo, los soviéticos aprovecharon para enviar toda su industria a la retaguardia, moviendo a miles de obreros de un lugar a otro. Aunque existieron graves problemas de organización, la operación cumplió su objetivo y pronto las industrias pesadas de Rusia estaban funcionando de nuevo en los Urales. El 6 de septiembre por fin Hitler permitió la toma de Moscú, sin embargo el 10% de las fuerzas alemanas eran bajas en este momento, lo que significaba que 200 mil soldados del Reich estaban fuera de combate, además el cruel invierno ruso ya estaba cerca. Debido a la extensión del frente, la reagrupación de los tanques del Grupo de Ejércitos Centro tardó un mes completo, restándole días a la campaña contra Moscú debido al aproximamiento de diciembre. Sin embargo, el Alto Mando alemán estaba confiado, ya que según sus cálculos los soviéticos contaban con 60 divisiones, aunque en realidad pasaban de 200.
La reacción del Gobierno Central
Hay pocos testimonios sobre las primeras reacciones de Stalin, pero su ausencia de las columnas de prensa durante cinco o seis días y la velada autocrítica pública que hizo en su primera aparición tras este breve eclipse ponen de manifiesto que el dictador rojo cayó en una especie de postración y que posiblemente su carrera se vio comprometida. De lo que a todas luces fue un error, Stalin supo sacar provecho y su autoridad salió reforzada. Después de una entrevista violentísima con el mariscal Semión Timoshenko el 22 de junio, en la que Stalin se plegó a las demandas de Alto Estado Mayor, el jefe del Estado se encerró de nuevo en su villa de Kúntsevo y guardó silencio. La prensa anunciaba iniciativas tomadas por los mandos militares en las que no figuraba el nombre del secretario general. El líder de los nervios de acero se mantenía en un desconcertante mutismo. Todo parecía perdido, un guardaespaldas asegura que en esa época, Stalin iba en secreto cada semana a una capilla en el Kremlin a orar para poder ganar la guerra. Solo a primeros de julio les pareció a los ciudadanos soviéticos que la maquinaria del Estado se ponía otra vez en marcha y que el hombre que había gobernado hasta entonces volvía a dominar la situación. Se creaba un Comité de Defensa del Estado presidido por Iósif Stalin y este, tras dos semanas de silencio, se dirigía el 3 de julio al país. «Habló con voz apagada y lentamente, con su marcado acento georgiano», ha escrito Konstantin Simónov. En un momento dado, alzó una copa con mano temblorosa y los radioescuchas pudieron oírle beber agua. El embajador Maiski ofrece una visión más contundente: «Fue una exhibición negativa. Stalin habló con voz monótona y mate, deteniéndose a menudo y respirando con dificultad… Parecía estar enfermo y en el límite de sus fuerzas». Desmintiendo en parte lo que escribía la prensa sobre las derrotas que el Ejército Rojo infligía a los alemanes, admitió Stalin que las pérdidas eran considerables y que los ejércitos del Reich se habían apoderado de Lituania, Letonia, Bielorrusia occidental y gran parte del oeste de Ucrania. Curiosamente, la autoridad de Stalin no quedó disminuida con su imprevisión y la subsiguiente derrota de las tropas rusas. La política de Stalin estaba determinada desde el pacto de amistad y cooperación que la URSS firmó con la Alemania nazi en agosto de 1939. Y el propósito de este pacto no era evitar la guerra, sino retardarla, ganar tiempo y permitir la consolidación de un Ejército Rojo diezmado por las purgas y fabricar el armamento necesario para el enfrentamiento inevitable
Estabilización del Frente Oriental
La Operación Tifón, como se le llamó a la ofensiva contra la capital soviética, usaba de nuevo la Blitzkrieg, sin embargo, en este caso las condiciones del terreno no eran las más adecuadas para este tipo de combate. Las pésimas condiciones de las carreteras soviéticas, por las tempranas lluvias de octubre, demoraban el avance de los tanques y hacían muy difíciles de cruzar los campos, incluso en caballos. A 160 kilómetros de Moscú, la lluvia paró, pero empezaron las nevadas, que empezaron a causar bajas entre los alemanes. El OKW había esperado una victoria rápida y no había abrigado lo suficiente a sus soldados. En Smolensko, el Ejército Centro encontró una feroz resistencia que hizo atrasar el avance a Moscú, este atraso unido a la falta de suministros atrasó en varias semanas a los alemanes. El invierno más crudo del siglo estaba por iniciarse y también la batalla de Moscú. Los partisanos atacaban la retaguardia y las líneas de suministros alemanas, la aviación rusa bombardeaba de noche las pistas enemigas. Una de las cosas que más llamaba la atención a los alemanes era la tremenda capacidad de resistencia del ejército soviético. Ante los iniciales éxitos alemanes, el espía Richard Sorge avisó a Stalin de que Japón no pensaba atacar a la Unión Soviética, y este decidió traer las divisiones que estaban en la frontera con Mongolia. Además, Stalin nombró a Georgi Zhúkov comandante en jefe del Ejército Rojo, a pesar de que hace poco lo había exiliado.
El 15 de noviembre se inició una campaña contra Moscú, intentando rodearla. El 21 de noviembre, el Cuarto Ejército Panzer llegó a 30 kilómetros de su objetivo, pero se detuvo en Khimki. Al mismo tiempo, el Segundo Ejército Panzer fracasó en su intento de tomar Tula, la única población que se interponía entre ellos y la capital soviética. Para finales de noviembre, los generales alemanes reconocieron que la resistencia moscovita y el rigor del invierno iban a hacer imposible la toma de Moscú ese año. Un contraataque soviético armado por Zhúkov dejó mal parados a los alemanes, y por primera vez los generales de los tres grupos sugirieron una retirada. Hitler inmediatamente los cesó del mando. El 8 de diciembre, uno de los peores inviernos (-20 a -50°C) en la historia de Rusia convenció a Hitler para que suspendiera las operaciones militares hasta 1942. Mientras el avance se estancaba en el norte, en el sur se realizó un progreso imprevisto. Después de ganar la batalla de Voronezh[11], el Grupo de Ejércitos Sur siguió los ríos Don y Volga hacia el sur. Si bien el plan original indicaba que debía primero asegurarse estos ríos antes de ir hacia el Cáucaso, donde estaban los campos de petróleo, Hitler ordenó que se dividieran las fuerzas y se tomaran ambos objetivos al mismo tiempo. De esta manera, el VI Ejército Alemán fue solo a Stalingrado, mientras que el IV Ejército Panzer que debía ayudarlo se atrasó un poco porque debía asegurar el cruce de las tropas al Cáucaso por el Don. Cuando el IV Ejército Panzer llegó a Stalingrado, la resistencia soviética se había endurecido demasiado. En junio de 1942 Sebastopol por fin cayó en manos alemanes, además el avance alemán en el Cáucaso llegó a su punto máximo el 18 de noviembre, sin embargo, la extensión del avance con los flancos descubiertos, obligó a los Panzer a retirarse cuando fueron atacados por los soviéticos. En este punto, la artillería, los tanques (el famoso T-34) y los aviones (Sturmovick) rusos empezaron a sobrepasar en número, y luego en calidad a los carros de combate y artillería alemanes, tal cual lo había predicho Heinz Guderian en su libro Achtung Panzer. Al parecer Hitler ignoraba las cifras reales y las dimensiones bélicas enemigas, hechos que se revelaron sobre sus mapas durante la ofensiva de 1942. En este punto la invasión alemana llegó a su máxima extensión, dentro de poco, el Ejército Rojo no solo alcanzaría las fuerzas necesarias para frenar a la Wehrmacht, sino también para enviarla de vuelta a Alemania.
Punto de Inflexión / Características de la guerra soviético-alemana
La guerra de Alemania con la Unión Soviética adquirió caracteres únicos en cuanto a los ribetes terroríficos y dramáticos, las penurias impuestas tanto por la guerra como por las condiciones ambientales sobrepasaron en muchas oportunidades la capacidad de sufrimiento del ser humano. El hambre, el frío extremo, la vastedad del paisaje, el polvo y los lodazales, los partisanos, la falta de misericordia y la crueldad hacia el enemigo fueron de características únicas en este escenario. Hitler emitiría la siguiente directiva Kommissar Befehl, que era la orden de asesinar a todos los comisarios políticos prisioneros capturados, sin previo juicio y sumariamente. Esta medida fue contraproducente, ya que alentó a la más dura de las resistencias, ya que dispuestos a no dejarse coger con vida, los comisarios políticos estimularon la resistencia a ultranza de oficiales y soldados con un derroche de vidas aterrador. Masas de soldados eran lanzadas como carne de cañón sobre las posiciones alemanas teniendo una ametralladora a sus espaldas, el retroceso y la cobardía se pagaban en el acto. Los nacionalistas ucranianos y de los países bálticos acogieron al principio a los alemanes como libertadores del yugo ruso. Pero cuando comprobaron que los nazis les trataban como a una raza inferior, la invasión perdió rápidamente el apoyo popular. En cambio Stalin hizo resucitar todos los viejos mitos patrióticos y nacionalistas, superados por la revolución, para impulsar la resistencia popular. La prensa soviética bautizó la guerra «La Gran Guerra Patria» y una nueva revista llamada «Eslavos» fue hecha circular, en un intento de unificar a todos los países de raza eslava contra Alemania, esta publicación se llegó a distribuir hasta en Sudamérica. Una situación que sorprendió a los alemanes fue el uso de perros como elementos antitanques, estos perros eran entrenados para situarse bajo un tanque por instinto pavloviano, pues se les había entrenado colocando comida debajo de los tanques. El cánido portaba una bomba en las grupas que era accionada por un asa perpendicular que se doblaba al meterse el perro bajo el tanque y causaba la explosión del dispositivo. Pronto los rusos, más aún los de la región de Crimea, Lituania y Ucrania comprendieron que la intención alemana era su exterminio, ya que los oficiales se hacían la vista gorda con los robos a las granjas y las violaciones de las mujeres. Las matanzas de Kiev, Smolensko y otros lugares por los batallones de la muerte, los Einsatzgruppen[12] a cargo de las SS, despejaron todas las dudas acerca del destino que les esperaba. En este punto, tantos los militares como los civiles se empezaron a defender hasta la muerte, con un empecinamiento y un espíritu de lucha que sorprendió a los alemanes. Por primera vez en la historia, los alemanes observaron soldados mujeres entre los cadáveres de los puestos defensivos destruidos, asimismo el papel de apoyo que prestó la mujer al soldado combatiente fue vital para mantener la moral combativa de los hombres, ya sea que servían como oficiales de enlace, radiotelefonistas, o bien estaban a cargo de emplazamientos artilleros o brigadistas de tanques. Por otro lado, las actividades de los partisanos hacían para los alemanes, el internarse en un bosque o servir de enlace, equivaliera a un pase a la muerte. Durante la batalla de Moscú, la actividad partisana al este de Smolensko mantuvo en jaque por semanas a los ejércitos del Reich. Hubo momentos en que parecía que el final soviético estaba a las puertas en cuanto a moral combativa, las deserciones en masa se sucedían en todas partes, los rusos se pasaban para el lado alemán (se les denominó hiwis, incluso se formaron batallones cosacos con uniforme alemán). Súbitamente, el Ejército Rojo logró un sorprendente grado de recuperación muy superior al alemán. Este mecanismo sinérgico se debía, en parte, a la ayuda aliada de acuerdo a la ley de préstamos y arriendos que le facilitó la Gran Bretaña con equipos, tanques y aviones estadounidenses. La flexibilidad con que actuaban los altos mandos, la determinación de defender el suelo patrio, la probable suerte que les esperaría a manos alemanas y sobre todo el terror impuesto por los comisarios políticos en las filas fueron fundamentales para mantener motivado al Ejército Rojo. La aparición del tanque T-34, muy superior al MK IV de los alemanes fue una de las bazas de la resistencia rusa.
Desastre alemán en Stalingrado
Durante la batalla de Stalingrado, (de agosto de 1942 a enero de 1943), el ejército alemán luchó encarnizadamente por conquistarla. La ciudad fue bombardeada hasta quedar convertida en ruinas, pero así fue más fácil defenderla para los rusos. El VI Ejército alemán[13] ocupó las principales áreas de la ciudad, pero esto no disminuyó la intensidad de la lucha. El 19 de noviembre se desató la Operación Urano. Los soviéticos habían estado colocando tropas en ambos lados de Stalingrado, formando unas pinzas alrededor de la ciudad. El 23 de noviembre esas pinzas se cerraron sobre Stalingrado, atrapando a 300 mil soldados del Reich. Al mismo tiempo, la Operación Marte intentó atrapar a más soldados alemanes en Smolensk, pero fracasó. La OKW empezó entonces a enviar tropas desesperadamente contra Stalingrado, en un intento de liberar al VI Ejército cercado. El 12 de diciembre tres divisiones Panzer intentaron acercarse a la ciudad en la llamada Operación Wintergewitter[14], pero se detuvieron a 65 kilómetros de su objetivo. En aquel momento, los soldados alemanes atrapados estaban en condiciones demasiado severas, sin abrigo y comida, como para esperar un intento de ruptura desde adentro. El 31 de enero de 1943, 90 mil sobrevivientes de Stalingrado se rindieron a la Unión Soviética. Además, el II Ejército Húngaro fue barrido también. Stalingrado marcó varios hitos: la primera derrota alemana importante en la guerra, el punto de mayor avance en la Unión Soviética y la batalla más sangrienta de la Historia, además Friedrich Paulus[15] fue capturado, siendo el primer Mariscal de Campo alemán en ser capturado vivo en la historia. Todos los historiadores están de acuerdo de que aunque todavía quedaban por delante más de dos años de guerra, Alemania empezó a perderla en Stalingrado. Stalin diría para esa fecha: «Sorge salvó a la Unión Soviética», ya que los informes que suministró a Stalin, fueron valiosísimos para el retiro de fuerzas siberianas desde las fronteras orientales y destinarlas a Moscú y Stalingrado, estas tropas combatieron bien en ambientes extremos. La Abwehr alemana descubrió las actividades de espionaje de Sorge y fue detenido por la Kempei Tai (el equivalente japonés de la Gestapo). A pesar de las negociaciones de Stalin, Sorge fue ejecutado en la horca el 7 de noviembre de 1944. Los rusos avanzaron 500 km más allá de Stalingrado, ocupando Kursk y Járkov. Sin embargo, el general Erich von Manstein lanzó una contraofensiva el 20 de febrero que les permitió recuperar Járkov. Este ataque de von Manstein al sur de la ofensiva soviética dejó un saliente en el frente, cuyo centro estaba exactamente sobre Kursk.
Operación Ciudadela
Con esta situación en el frente, Hitler vio la oportunidad perfecta para emprender una ofensiva que le permitiría a Alemania retomar la iniciativa en la guerra. Atacar en Kursk era una jugada peligrosa, sus generales le recomendaron a Hitler que no atacara, sino que de ahora en adelante Alemania debería luchar a la defensiva. Hitler los ignoró y empezó a mover tropas de otros frentes hacia el saliente de Kursk, con el objetivo de atrapar a los soldados enemigos que se encontraban allí. Secretamente, Zhúkov empezó a mover tropas para fortalecer el saliente, después de que la inteligencia de su país le informara de los planes alemanes. El ataque sobre el saliente de Kursk fue llamada Operación Ciudadela, aunque hoy en día se conoce como la batalla de Kursk. Los alemanes juntaron casi un millón de hombres para esta operación, así como 2.700 tanques y 10 mil cañones de artillería. Por su parte, los soviéticos casi llegaron al millón y medio, así como 3.600 tanques y el doble de cañones. Todo estaba preparado para la mayor batalla de tanques de la historia, y Alemania debía derrotar completamente al Ejército Rojo, porque no contaba con las reservas para iniciar otra ofensiva. Hitler conocía la importancia de esta operación y por eso declaró:
«Esta operación es de una importancia fundamental. Debe concluir con un rápido y decisivo éxito. Cada jefe y cada soldado habrán de ser debidamente preparados para que se den cuenta de la importancia decisiva de esta ofensiva. La victoria de Kursk será un faro que iluminará al mundo.»
El ataque comenzó el 4 de julio. Por la tarde Junkers Ju 87 Stuka[16] bombardearon en las líneas del norte, a la vez que se iniciaba el ataque de artillería. A las 22:30 los soviéticos replicaron con un bombardeo de la artillería que, ayudado por la lluvia torrencial, retardó el avance alemán. El 5 de julio de 1943, los soviéticos, conociendo la hora exacta del ataque alemán, comenzaron un bombardeo masivo de la artillería sobre las líneas enemigas 10 minutos antes, seguido por un ataque masivo por parte de la aviación rusa contra la Luftwaffe en sus bases, en una tentativa de emular la táctica alemana de eliminar la aviación enemiga dentro de la primera hora de la batalla. Las horas siguientes se convirtieron en la mayor batalla aérea de la historia. El IX Ejército Panzer en el norte se encontró casi incapaz de moverse. A los pocos minutos de avanzar fue atrapado en los campos minados.
Después de que en una semana los alemanes hubieran avanzado solamente 10 kilómetros, los soviéticos lanzaron un ataque contra el II Ejército en Orel. En el sur las operaciones iban algo mejor para los alemanes. La punta de lanza del IV Ejército Panzer, comandada por el Coronel Hermann Hoth, llegó a Prokhorovka. En este empalme ferroviario se libró entonces una batalla de mil tanques, considerada por algunos historiadores como la mayor de la historia. Sin embargo, a pesar de la cantidad de bajas alarmante en el bando soviético, la enorme reserva de hombres ayudó a solventar fácilmente las pérdidas del Ejército Rojo. Por el lado alemán la situación era diferente, ya que a pesar de que las bajas eran inferiores, cada una era un sacrifico que Alemania no podía darse el lujo de afrontar. Lejos aún de su objetivo, a Hitler le llegó la noticia de que tropas británicas y estadounidenses acababan de desembarcar en Sicilia el 10 de julio, los peores temores de los generales de Hitler se hicieron realidad: acababan de perder cientos de miles de soldados y no habían ganado casi nada. Hitler ordenó suspender la ofensiva y retiró tropas del frente oriental hacia el frente de Italia, aunque muchas de estas se encontraban en el campo de batalla cuando les llegó la orden. En la batalla de Kursk, Alemania perdió medio millón de hombres, mil tanques y 200 aviones. Por su parte, la Unión Soviética perdió 600 mil hombres y 1500 tanques, así como mil aviones. Sin embargo, este país reemplazó en poco tiempo a los soldados perdidos, pero estas pérdidas fueron insostenibles para Alemania, y nunca más volvió a realizar una ofensiva a gran escala. El impulso alemán en la Segunda Guerra Mundial se perdió para siempre, y por primera vez, muchos generales alemanes se dieron cuenta de que su país iba a perder la guerra.
Expulsión alemana / La «Rumyantsev»
Aprovechando que los alemanes estaban distraídos por su propia ofensiva, el Frente Oeste del Ejército Rojo se lanzó contra Smolensk, que fue liberada finalmente el 25 de septiembre. Sin embargo, el avance soviético hacia el río Dnieper fue tan rápido e imprevisto, que el II Ejército al mando de Walther Model[17] casi fue aislado. Al norte del saliente de Kursk, en el Frente de Bryansk, se inició otra ofensiva soviética, tomando Orël en una semana y haciendo retroceder a los alemanes 120 kilómetros. El 3 de agosto, se inició la operación Rumyantsev en los frentes de Voronez y de la Estepa, sorprendiendo a los alemanes de nuevo, ya que su inteligencia les había informado que estos dos frentes soviéticos habían sufrido serias bajas en la batalla de Kursk. Esta información era verdadera, pero Alemania volvió a subestimar los enormes recursos humanos que poseía el Ejército Rojo. La Rumyantsev logró liberar a Belogrado en el segundo día. El 21 de agosto, Jarkov también fue liberada por segunda vez en la guerra, si bien esta vez definitivamente. Alemania se encontró entonces enfrentando ofensivas desde todos los frentes soviéticos cuando el Frente Centro, el Frente Suroeste, y el Frente Sur iniciaron sus propias operaciones también. El 23 de septiembre, el Ejército Rojo logró cruzar el Dnieper. Si bien las operaciones soviéticas de 1943 se anotaron una gran victoria al aislar las fuerzas alemanes en Crimea y al liberar Kiev, los alemanes pensaron que el agotamiento haría que las ofensivas se suspendieran durante el invierno. Lo que la OKW no sabía es que al mismo tiempo, en el Kremlin ya estaba planificando la liberación de Ucrania ese mismo año. En la madrugada del 24 de diciembre de 1943 los soviéticos irrumpieron a lo largo de todo el frente al oeste de Kiev, empezando con un ataque de artillería contra el Grupo de Ejércitos Sur. El asalto de la infantería posterior logró hacer retroceder a los alemanes 32 kilómetros, sin embargo, inmediatamente se iniciaron las lluvias, con lo que se redujo bastante el ritmo soviético. De todas maneras, para el 5 de enero de 1944, se había abierto una brecha de 240 kilómetros de ancho y 80 kilómetros de profundidad, cortándose la comunicación entre el Grupo de Ejércitos Norte y Sur.
Al disminuir las lluvias, la ofensiva soviética se disparó de nuevo, y entre las ciudades de Korsun y Cherkassy, en Ucrania, se atraparon a 50 mil soldados del Reich. De esta manera, quedó cada vez más claro que la situación alemana en Ucrania era insostenible, sin embargo, Hitler se negó a ordenar una retirada general. En abril cayó Odesa y Sebastopol un mes después. Después del desastre de Smolensk, el Grupo de Ejércitos Centro y Norte habían logrado recuperarse y habían mantenido al Ejército Rojo alejado del Dnieper en el norte. Sin embargo, en enero de 1944, los frentes del Norte se activaron de nuevo, permitiendo finalmente el levantamiento del cerco de Leningrado, aunque buena parte de los habitantes ya habían muerto para entonces. Poco después, Nóvgorod también fue liberada y en febrero el avance soviético se detuvo en la frontera con Estonia, después de haber movido 100 kilómetros el frente.
La Operación Bagration
Con el frente en el sur muy aislado, el Alto Mando Soviético concluyó que lo mejor sería avanzar por Bielorrusia también, ya que si las tropas soviéticas continuaban avanzando por Ucrania extendería peligrosamente las líneas de suministros. Finalmente se llegó a elaborar la Operación Bagration, cuyo objetivo sería empujar el frente más allá de Minsk. Los alemanes, por su parte, habían estado retirando tropas de Bielorrusia, ya que esperaban un ataque más al sur, frente a Leópolis. El 6 de junio, las tropas angloamericanas por fin desembarcaron en Europa, aliviando la presión que existía en el Frente Oriental. El 9 de junio de 1944, el Ejército Rojo logró expulsar a los finlandeses del lago Ladoga. Los alemanes en Finlandia, comandados por el General Lothar Rendulic[18], empezaron a prepararse para escapar de Finlandia, porque sabían que este país los traicionaría pronto. El propio Carl Gustaf Mannerheim les había advertido tiempo atrás que si los alemanes eran expulsados de Estonia, Finlandia negociaría la paz. En efecto, el 19 de septiembre la Unión soviética y Finlandia firmaron un armisticio, y este país le declaró la guerra a Alemania poco después (véase Guerra de Laponia). En su huida, los alemanes arrasarían con varias poblaciones como medida de represalia, incluyendo Rovaniemi. El 23 de junio, la Operación Bagration se desencadenó, y los resultados fueron palpables en menos de 24 horas. De esta manera, para el 27 de junio las fuerzas alemanas en Vítebsk habían sido derrotadas, mientras que el 9º Ejército Alemán, unos 70 mil hombres, había sido capturado casi en su totalidad. Mientras tanto, el 4º Ejército alemán, batiéndose en retirada desde Orsha, se tuvo que detener en el río Beresina, porque Hitler le prohibió retroceder más. Cuando el desastre era inminente, el comadante del 4º Ejército desobedeció las órdenes, e hizo cruzar las tropas, evitando un desastre mayor. Por otro lado, el Grupo de Ejércitos Norte también fue atacado, ya que muchas tropas se retiraron al sur, hasta Minsk, donde fueron cercadas el 3 de julio. Una semana después, la ciudad caía. Inmediatamente, el Ejército Rojo avanzó hacia Lituania, tomando Vilna rápidamente. Finalmente, el 29 de agosto, el avance soviético se detuvo. Para ese momento, el II Frente Bielorruso estaba a menos de 80 kilómetros de Prusia del Este, en aquel momento parte de Alemania. Más al sur, el I Frente Bielorruso había entrado a Polonia y cruzado el río Vístula, además parte importante del Grupo de Ejércitos Norte no se había podido retirar y había quedado aislado en Curlandia. Después de avanzar casi 600 km en un frente de 1.120 km, los estados del Báltico habían sido anexionados a la fuerza, y solo era cuestión de tiempo para que Polonia fuera ocupada por la Unión Soviética. Además, en el sur, el avance sobre Ucrania finalmente se había completado, y el 23 de agosto, el gobierno pro-alemán de Rumania fue derrocado. El 12 de septiembre, Rumania se rindió, y los Balcanes fueron abiertos completamente al Ejército Rojo. En total, la Operación Bagration golpeó a 16 divisiones alemanas y causó bajas a otras 50 divisiones Con los aliados desembarcando en Francia al oeste, y habiendo perdido más de 200 mil hombres en el este en los últimos tres meses, era obvio que la Wehrmacht debería tomar medidas extraordinarias si quería evitar que los soviéticos entraran al corazón de Alemania.
[1] La Gran Guerra Patria o Gran Guerra Patriótica es el término dado por los soviéticos a la guerra contra la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El término surgió por primera vez en el periódico Pravda el 23 de junio de 1941. En Occidente se llama simplemente Frente Oriental
[2] Ulrich Friedrich Wilhelm Joachim von Ribbentrop, fue un político, diplomático, militar y Ministro de Asuntos Exteriores de la Alemania nazi desde 1938 hasta 1945.
[3] Viacheslav Mijáilovich Mólotov fue un político y diplomático soviético, un viejo bolchevique y una figura destacada en el gobierno soviético durante la década de 1920, cuando ascendió al poder como un protegido de Iósif Stalin, hasta 1957, cuando fue despedido del Presidium (Politburó) del Comité Central por Nikita Jrushchov. Se desempeñó como presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo desde 1930 hasta 1941 y como ministro de Asuntos Exteriores entre 1939 y 1949 y desde 1953 a 1957. Mólotov trabajó varios años como primer vicepresidente del Consejo de Ministros del gabinete de Iósif Stalin y se retiró en 1961 tras varios años de oscuridad.
[4] La batalla de Bzura se libró durante la invasión nazi a Polonia en septiembre de 1939, siendo decisiva en el comienzo de la II Guerra Mundial. La batalla de Bzura marcó el éxito alemán, ya que se logró desarticular la única contraofensiva polaca que había arrojado resultados positivos. Fue la batalla más importante de la campaña polaca y tuvo lugar al oeste de Varsovia, cerca del río Bzura. En ella, un ataque de ruptura de Polonia tuvo un éxito inicial, pero finalmente fracasó después de un contraataque alemán concentrado
[5] El Armia Krajowa fue el principal movimiento de resistencia polaco de la Segunda Guerra Mundial en la Polonia ocupada por los nazis, y uno de los mayores de la guerra; operó en todas las regiones del país desde septiembre de 1939 hasta su disolución en enero de 1945. Este movimiento formó el brazo armado de lo que más tarde se llamaría el “Estado secreto”
[6] La masacre de Katyn, es el nombre por el que se conoce a una serie de asesinatos en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos llevada a cabo por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) —la policía secreta soviética dirigida por Lavrenti Beria— entre abril y mayo de 1940, tras la invasión de Polonia por parte de los soviéticos poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial
[7] Carl Gustaf Emil Mannerheim fue un noble, militar y político finlandés, mariscal y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Finlandia, y sexto presidente de la República de Finlandia (1944-1946). Mannerheim nació en la mansión Louhisaari, en Askainen, en el seno de una familia sueco-finesa, con antepasados neerlandeses, que había ascendido a la nobleza en 1768. Sus padres fueron el conde Carl Robert Mannerheim y su esposa Hedvig Charlotta Hélène von Julin, siendo el tercer hijo de este matrimonio, una familia en la que los hijos menores heredaban el título de Barón. Era asimismo pariente del explorador Adolf Erik Nordenskjöld. Mannerhein, bautizado Carl Gustaf Emil, era conocido por su segundo nombre, Gustaf, y durante su vida, firmó sus cartas privadas como Gustaf o G. Su lengua materna era el sueco, pero también hablaba ruso, francés, alemán, inglés y polaco. Curiosamente, Mannerheim no aprendió a hablar finés hasta los 50 años de edad aproximadamente.
[8] Richard Sorge fue un espía soviético de origen alemán, conocido por haber trabajado para la inteligencia militar soviética Usó el nombre en clave de Ramsay. Es considerado uno de los espías más famosos e importantes de la historia. Se graduó doctor en Ciencias Políticas y fue voluntario del ejército alemán en la Primera Guerra Mundial, de la que regresó del frente condecorado con la Cruz de Hierro y convencido del ideal socialista. Desde 1933 se asentó como periodista en Japón, donde realizó labores de espionaje durante los siguientes años. Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, estando en Tokio se enteró de la inminente invasión alemana a la Unión Soviética, en 1941, pero su informe fue desoído por Stalin. Los japoneses, que desconfiaban de él, lo arrestaron en septiembre de 1941. Finalmente, sería ejecutado en noviembre de 1944. En noviembre de 1964 fue declarado héroe de la Unión Soviética
[9] Mi lucha es el primer libro escrito por Adolf Hitler, combinando elementos autobiográficos con una exposición de ideas propias de la ideología política del nacionalsocialismo. La primera edición fue lanzada el 18 de julio de 1925
[10] Lavrenti Pávlovich Beria fue un dirigente político comunista de la Unión Soviética y jefe de la policía y el servicio secreto (NKVD) desde 1938 hasta 1953
Suele ser asociado con los arrestos y ejecuciones masivos llevados a cabo durante la Gran Purga. Sin embargo, asumió el mando de la NKVD en la etapa final de la purga. Beria alcanzó su apogeo durante la Segunda Guerra Mundial, hasta la muerte de Stalin; posteriormente fue juzgado y ejecutado, en circunstancias poco claras, a instancias de Nikita Jrushchov y sus seguidores, que lo veían como el principal obstáculo a la desestalinización
[11] La batalla de Voronezh de 1943, u Ofensiva Voronezh-Kastornoe según la denominación utilizada por la historiografía soviética, fue una operación del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial Se desarrolló entre el 24 de enero y el 2 de febrero de 1943 y marcó el comienzo de la cuarta fase de la ofensiva invernal soviética de 1942-1943 en el sector meridional del frente oriental. Siguió inmediatamente a la Ofensiva Ostrogozhsk–Rossosh Nuevo movimiento de pinza de las fuerzas soviéticas, muy complicado por la dureza del invierno, lo llevaron a cabo las unidades del frente de Voronezh a las órdenes del general Gólikov, que formaron el brazo meridional de la pinza, en colaboración con el flanco izquierdo del frente de Briansk del general Maks Reiter, cuyas unidades formaron el brazo septentrional de la operación. Los soviéticos atacaron los flacos del 2º Ejército alemán desplegado en la importante cabeza de puente de Voronezh y de las tropas húngaras aún presentes en el frente oriental tras la derrota catastrófica del grueso de sus unidades en enero; en riesgo de quedar rodeadas, estas fuerzas tuvieron que llevar a cabo una costosa retirada en mitad del terrible invierno ruso. Las pérdidas del Eje fueron considerables y el 2º Ejército se salvó de milagro de ser completamente destruido; una enorme brecha se abrió en este sector del frente. Quedó desprotegido Kursk, retomado por los soviéticos en la Operación Estrella Polar que siguió a la batalla de Voronezh, y también la zona sur de Oriol
[12] Einsatzgruppen era el nombre de un conjunto de escuadrones de ejecución itinerantes especiales formados por miembros de las SS, SD y otros miembros de la policía secreta de la Alemania Nazi. Estos escuadrones de la muerte pertenecieron a las SS y actuaron primero, superficialmente, en la anexión de Austria de 1938 (Anschluss) y la invasión de Checoslovaquia (1939), y después, ya plenamente, en Polonia (1939) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1941 como unidades especiales autónomas. Su tarea principal, en palabras del general Erich von dem Bach-Zelewski de las SS en los juicios de Núremberg, era «la matanza de los judíos (prioritario), los gitanos y los comisarios políticos». Según sus propios expedientes, mataron alrededor de un millón cuatrocientas mil personas, casi exclusivamente civiles, sin supervisión judicial ni respaldo alguno de la legalidad (no se efectuó ninguna lectura de acusaciones del derecho penal o administrativo). Los asesinatos comenzaron con la aniquilación de la intelligentsia polaca tras la invasión de este país, y más adelante de las etnias despreciadas como infrahumanas para el régimen nazi, incluyendo mujeres y niños, de las poblaciones que quedaban tras la línea del frente. Su tarea fue realizar fusilamientos masivos en los que se asesinaba sin ningún tipo de pruebas de los «crímenes» de los que se les acusaba. Asesinaron en total a más de un millón cuatrocientos mil judíos, comunistas, prisioneros de guerra y gitanos.
[13] El 6º Ejército participó en la Primera y la Segunda Guerra Mundial dentro del Ejército Imperial y del Heer, respectivamente. Este ejército es conocido por haber sido rodeado y destruido en la batalla de Stalingrado por el Ejército Rojo
[14] La Operación Wintergewitter o «Tormenta de Invierno» fue una ofensiva alemana desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en diciembre de 1942 fuerzas de la Wehrmacht alemana trataron vanamente de romper el cerco establecido por el Ejército Rojo sobre el Sexto Ejército alemán en la Batalla de Stalingrado. La ofensiva alemana fue planificada por el mariscal Erich von Manstein, y ejecutada por el Cuarto Ejército Panzer al mando del general Hermann Hoth, e integrado en el Grupo de Ejércitos Don. El plan germano consistía en lanzar una ofensiva sorpresa contra las líneas soviéticas en las riberas occidentales del Volga, mientras que Manstein esperaba que el general Friedrich Paulus, jefe màximo del Sexto Ejército, lanzara sus fuerzas hacia el oeste para romper el cerco soviético y evacuar a las fuerzas alemanas de la ciudad de Stalingrado, ya casi totalmente en ruinas.
[15] Friedrich Wilhelm Ernst Paulus fue un general alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Tuvo a su cargo el sexto ejército alemán y dirigió la frustrada invasión alemana a la ciudad soviética de Stalingrado. Fue ascendido por Hitler a mariscal de campo para que no se rindiera, ya que ningún mariscal se había rendido nunca en la historia alemana. Pero luego de meses de resistencia y tras la muerte de la mayor parte de su ejército, cercado totalmente, enfermo, sin provisiones y en pleno invierno ruso, se rindió ante los soviéticos, finalizando así la batalla más sangrienta de la historia de la humanidad y que marcaría el fin del avance alemán en el Este.
[16] El Junkers Ju 87 o Stuka fue un bombardero en picado y avión de ataque a tierra biplaza —piloto y artillero/operador de radio— alemán de la Segunda Guerra Mundial. Diseñado por Hermann Pohlmann, el Stuka voló por primera vez en 1935 y se estrenó en combate en 1936 durante la Guerra Civil Española como parte de la Legión Cóndor enviada por la Luftwaffe alemana.
[17] Otto Moritz Walter Model fue un Mariscal de Campon (Generalfeldmarschall) alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
[18] Lothar Rendulic fue un oficial del Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. En 1938 fue reasignado al Heer y actuó como Comandante de División en los Balcanes, en Noruega y luego en el cruento Frente Oriental. A inicios de 1944, Hitler ordenó a Rendulic que diseñara un plan para capturar a al líder partisano yugoslavo Tito. El 25 de mayo de 1944 se inició la Operación Rösselsprung, ejecutada por el legendario Otto Skorzeny. A pesar de que un ataque de paracaidistas logró tomar el cuartel general de Tito, éste logró escapar. En junio de 1944 Rendulic fue nombrado comandante de las tropas estacionadas en Finlandia y Noruega. Sin embargo, cuando Finlandia se pasó al bando Aliado, Rendulic tuvo que enfrentarse a sus hasta entonces aliados en lo que se llamó la Guerra de Laponia. Durante la guerra, Rendulic tomó medidas cruentas como represalia por la traición finlandesa, como quemar la ciudad de Rovaniemi Debido a los ataques ordenados contra civiles durante la guerra en Yugoslavia y Finlandia, Rendulic fue sentenciado a 20 años de prisión en 1948. No obstante, fue liberado en 1951. Después de ser puesto en libertad, Rendulic escribió varios libros hasta su muerte en 1971 en Eferding, Austria, a los 83 años.
[19] El Wilhelm Gustloff fue un transatlántico de línea alemán construido en el astillero Blohm & Voss, que entró en servicio en 1938 durante el periodo de la Alemania nazi en tiempo de paz. En la Segunda Guerra Mundial sirvió como buque nodriza de submarinos, buque hospital, y transporte de evacuación durante la Operación Aníbal hacia el final de la contienda. El 30 de enero de 1945 fue torpedeado por el submarino soviético S-13 bajo el mando de Aleksandr Marinesko, hundiéndose con 9.343 personas a bordo, constituyendo la mayor tragedia marítima de la historia.
[20] Los lanzacohetes múltiples Katiusha (BM-8/BM-13, BM-14, BM-21, BM-27 y BM-30, también conocidos en sus orígenes como órganos de Stalin, son un tipo de artillería de cohetes construida y desplegada inicialmente por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial
David Odalric de Caixal i Mata: Historiador Militar, experto en Geoestrategia Internacional y Terrorismo Yihadista. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG (Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Nacional) Universidad Pegaso (Italia). Director del Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista (OCATRY). Asesor en Seguridad y Defensa en HERTA SECURITY. Miembro del Foro de Seguridad de Barcelona. Miembro del Comité de Expertos de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Director de OSI INTELLIGENCE (Occidental Studies Institute-USA) Membership research projects in support of Veterans of the Armed Forces of the United Kindom. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro de Honor de la Academia Europea de las Ciencias, Artes y Humanidades.