El Presidente Franklin Delano Roosevelt y el fin del aislacionismo en los Estados Unidos
El comienzo de Franklin Delano Roosevelt (FDR) fue el comienzo de la desaparición del aislacionismo como principio básico de la política exterior norteamericana y la toma del liderazgo mundial. Fue un hecho objetivo que el avance alemán en Europa se convirtió en una amenaza mundial por sus ansias de dominación globales. En la Conferencia de Lausana de 1932, Alemania, Gran Bretaña y Francia acordaron la suspensión formal de los pagos de compensaciones impuestos a los países derrotados después de la Primera Guerra Mundial. Por eso, cuando Adolf Hitler asumió como canciller de Alemania en enero de 1933, ya se habían revisado las disposiciones financieras del Tratado de Versalles (el acuerdo de paz posterior a la Primera Guerra Mundial). Hitler estaba decidido a anular las disposiciones militares y territoriales restantes del tratado y a incluir a la etnia alemana en el Reich como un paso hacia la creación de un imperio alemán en Europa. Las fuerzas armadas alemanas participaron de un rearme secreto incluso antes de que los nazis llegaran al poder. A partir de entonces, los nazis apoyaron el rearme y expandieron rápidamente la producción de armas. El 16 de marzo de 1935 volvió a introducirse la conscripción militar, lo cual violó abiertamente el Tratado de Versalles. Al mismo tiempo, Hitler anunció la expansión del ejército alemán a más de 500.000 hombres. En el Pacto de Locarno de 1925, Alemania reconoció tanto la inviolabilidad de sus fronteras con Francia y Bélgica como la desmilitarización de la región del Rin. Sin embargo, el 7 de marzo de 1936, Hitler repudió este acuerdo y ordenó que las fuerzas armadas alemanas (Wehrmacht) ingresaran en la desmilitarizada región del Rin. La acción de Hitler fue condenada por Gran Bretaña y Francia, pero ninguna de las dos naciones intervino. Después de un período prolongado de intensa propaganda dentro de Austria, las tropas alemanas ingresaron al país el 12 de marzo de 1938 y recibieron el apoyo entusiasta de la mayor parte de la población. Austria fue incorporada a Alemania al día siguiente. En abril, esta anexión alemana fue retroactivamente aprobada en un plebiscito que se manipuló a fin de indicar que aproximadamente el 99 por ciento de la población austriaca deseaba la unión (conocida comoAnschluss) con Alemania. En 1938, Hitler amenazó con desencadenar una guerra europea, a menos que los Sudetes, una zona de frontera de Checoslovaquia con una mayoría de etnia alemana, fueran cedidos a Alemania. Los líderes de Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania celebraron una conferencia en Munich, Alemania, los días 29 y 30 de septiembre de 1938, en la que aceptaron la anexión alemana de los Sudetes a cambio de que Hitler prometiera la llegada de la paz. Checoslovaquia, que no participaba de las negociaciones de Munich, aceptó bajo la importante presión de Gran Bretaña y Francia. El 15 de marzo de 1939, Hitler violó el Pacto de Munich y actuó en contra del estado checoslovaco. Proclamó a las provincias checas de Bohemia y Moravia como un protectorado alemán, y las fuerzas alemanas las ocuparon. Eslovaquia se convirtió en un estado independiente, estrechamente aliado con Alemania. Hungría, que había anexado territorio en el sur de Eslovaquia después de la conferencia de Munich, tomó la Transcarpatia, de Ucrania. Checoslovaquia dejó de existir. Poco más de una semana después, el 23 de marzo de 1939, las tropas alemanas ocuparon Memel. Lituania no pudo impedir la ocupación. Hitler también presentó exigencias territoriales sobre Polonia en la primavera de 1939. Exigió la anexión de la Ciudad Libre de Danzig a Alemania y también el acceso ferroviario extraterritorial por el llamado Corredor polaco a Prusia Oriental. Convencidos de que Hitler no iba a negociar de buena fe, Gran Bretaña y Francia garantizaron la integridad del territorio polaco contra la agresión alemana. Con la decisión de Hitler de atacar Polonia, a fines del verano de 1939 Europa estaba al borde de la guerra.
EE.UU. se había convertido en una potencia mundial sin buscarlo y le apoyaba una industria en continuo crecimiento y con potenciales impredecibles, pero esto no se plasmaría en la arena internacional sin un soplo político que fue FDR, el encargado de dar con la casi anulación de las Leyes de Neutralidad y con el suministro continuado al Reino Unido. Con FDR los EE.UU. se introducían en el camino del compromiso internacional permanente, de la salida del tradicional aislacionismo y tomaban conciencia de que su invulnerabilidad no era tal. No podemos olvidar que los EE.UU. cuando FDR llega a la presidencia están saliendo de la Gran Depresión y los ojos de los políticos y la opinión pública están girados hacia el interior si cabe aún mas que de costumbre. El mérito de FDR es conseguir que aquellos ojos girarán hacia Europa y el Pacífico y que lo hicieran convencidos de una causa que transcendía el interés nacional. La figura de FDR tiene su polémica y nadie duda de la rudeza de su carácter, pero fue una figura en el arte de la manipulación política y fue un “idealista sin ilusiones”. Fue pragmático, pero fue fiel a una visión coherente del futuro que salvó a Europa y como dice Kissinger “…fue el Moisés que no pudo ver la Tierra Prometida al morir antes del fin de la guerra”.