El enfrentamiento de las ideas políticas norteamericanas wilsonianas con la política exterior europea.
Tras la Primera Guerra Mundial se van a introducir profundos cambios en Europa:
1. La implantación del régimen soviético y su influencia en Europa
2. La introducción del fascismo
3. Crisis en el sistema liberal-parlamentario de Gran Bretaña y Francia
4. Las etapas de las dictatoriales en España y Portugal
5. Abandono de las normas democráticas en Europa central y oriental, con el establecimiento de las dictaduras y regímenes autortitarios.
En el caso de los EE.UU. debemos recordar que existía una gran diferencia entre su filosofía y el parecer de los europeos, dominaba la idea wilsoniana de que el hombre tiene una naturaleza pacífica, de ahí la base del pensamiento que argüía que las naciones democráticas eran pacíficas por el simple hecho de serlo. En el concierto europeo sus gobernantes no sabían cómo encajar estas ideas. En Europa la diplomacia se basaba en la guerra como instrumento para equilibrar poderes, formándose alianzas con objetivos distintos a la búsqueda de la paz. Los conceptos de autodeterminación y seguridad colectiva no encontraban eco en la diplomacia Europea antes de la Primera Guerra Mundial. La década de los años 20 para los Estados Unidos será la década de la prosperidad económica. Esta prosperidad es acompañada de una ideología conservadora, nacionalista, republicana y patriótica. En aquella época se hablará de una América satisfecha en los felices años 20. Esta imagen se rompe en la crisis económica de 1929 y parecer poner al país al borde de la quiebra. Entre 1918 y 1920 se asiste al fin de la “Era Wilson”. Una sensación de malestar ante la ingratitud de los europeos y la contrariedad que, para un amplio sector de la población, supuso la entrada en la guerra, hizo comprender a Norteamérica que no debía ratificar el Tratado de Versalles ni entrar en la Sociedad de Naciones. El Partido Democrático de Wilson se vio acosado además por el descontento ante los bajos salarios y una serie de huelgas que azotaron por todo el país el descontento con las políticas nacionales e internacionales de Wilson. La crisis de 1920, coincidente con las elecciones, fue una crisis de superproducción agrícola y de reconversión de la economía de guerra: los mercados artificiales del tiempo bélico debeían ser desmantelados. Wilson propuso buscar la paz en el principio de seguridad colectiva, en busca de una paz mundial como concepto jurídico. Así, la estimación de la rotura del estado de paz requeriría una organización internacional que Wilson llamó Sociedad de Naciones. Este concepto es de origen inglés, cuya diplomacia defendía el equilibrio de poder, pero que, conociendo los férreos principios wilsonianos, buscaba en tal Sociedad de Naciones la entrada de los EE.UU. en la guerra. La idea norteamericana de transportar el sistema federalista al mundo coincidía con la idea, interesada, del Reino Unido. De esta forma la diplomacia inglesa entró en el proceso de decisión making de la diplomacia norteamericana quien creo un producto americano en la Sociedad de Naciones. Las naciones europeas fueron muy reticentes a la hora de rechazar sus tradiciones y sus objetivos de guerra. Ante la indecisión europea Wilson propuso catorce puntos de objetivos de guerra para los EE.UU. de los cuales ocho eran irrenunciables:
1. Diplomacia abierta.
2. Libertad de navegación marítima.
3. Desarme general.
4. Supresión de barreras comerciales.
5. Solución imparcial de reclamaciones coloniales.
6. Restauración de Bélgica.
7. Evacuación del territorio ruso.
8. Creación de la Sociedad de Naciones.
En todo caso, el mundo que proponía Wilson se basaba en principios y no en el poder; en el derecho y no en los intereses tanto para vencedores como vencidos. Las propuestas wilsonianas querían un orden mundial, y por esa razón entraron los EE.UU. en la guerra, en que la resistencia a la agresión se basara en juicios morales y no geopolíticos.
O obstante, en las elecciones, el republicano Harding barrió al sustituto de Wilson, el demócrata James Cox. El electorado prefirió las promesas republicanas de reducción de impuestos, restricción de los inmigrantes y el lema del “retorno a la normalidad”, frente al lema wilsoniano de 1912 de la “nueva libertad” Los efectos de la crisis de 1920 se olvidaron al abrirse la “década de la prosperidad”. Esta década vendrá marcada por la escalada económica y el aumento del bienestar. Se crea una asentada y próspera clase media, conservadora y orgullosa. Tres presidentes ocuparan el poder: Warren G Harding (1921-1923); Calvin Coolidge (1923-1929) y Herbert Hoover (1929-1933). Sus gobiernos son conocidos como “Gobiernos de negocios” El mandato del último Presidente coincidió con la depresión económica que azoto los EEUU. De la noche a la mañana las acciones en alza se convirtieron en billetes de lotería no premiados. Pero, mientras no apareció el fantasma de la crisis y la recesión, la política se volcaría hacia la economía, favoreciendo a las grandes empresas forjando una peculiar tipo de sociedad. Así la política exterior se volvió mucho más nacionalista y aislacionista. Consistiendo en no formar parte de la Sociedad de Naciones (independencia), recibir las deudas de guerra (aprovechamiento económico), evitar el empuje japonés (competitividad comercial) y continuar la diplomacia del dólar (expansionismo económico). También se acabara por sancionar el pacifismo en la cumbre internacional del pacto Briand-Kellog.