Ciertos analistas norteamericanos han estado comparando el conflicto actual de Oriente Próximo y la Guerra de los Treinta años en Europa en el siglo XVII, y el profesor Larry Goodson del US Army War College es uno de los últimos especialistas en realizar esta apreciación sobre Oriente Medio. Incluso a pesar de que los paralelos entre Europa y Oriente próximo no son de ninguna manera exactos como afirma también el analista Steven MacMillan en su artículo sobre la política del caos en Oriente Medio, podríamos matizar que se ha convertido en una especie de punto de conversión dentro de los círculos geoestratégicos occidentales. La Guerra de los Treinta Años, es un complejo periodo histórico, que incluiría numerosas guerras y conflictos librados por una serie de bloques de poder. La Guerra comenzó cuando en 1618, cuando el futuro emperador del Sacro Imperio Romano, Fernando II en su papel de Rey de Bohemia, intento imponer el absolutismo católico romano en sus dominios y los nobles protestantes de Bohemia y Austria se alzaron en rebelión. La Guerra de los Treinta Años concluyó cuando una serie de tratados fueron firmados en 1648 conocidos como la Paz de Westfalia, estableciendo un nuevo orden político en Europa en la forma de los estados soberanos coexistentes. En julio de 2014, el ex – Director de Planificación Política del Departamento de Estado de Estados Unidos, y Presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), Richard Hass, comparo el Oriente Próximo actual con la Europa del siglo XVII, en su artículo “The New Thirty Years War” La evidencia omnipresente nos indicaría que existen planes de algunos estrategas norteamericanos de destruir la nación estado y balcanizar la región en restos de estados en disputa, micro-estados y mini-estados, que serán tan débiles y estarán tan ocupados combatiéndose entre ellos que serán incapaces de unificarse contra potencias coloniales extranjeras. Con lo que las gentes de Oriente Próximo estarán tan cansadas de los horrores de la guerra que aceptarán cualquier orden impuesto por Occidente como una medida de acabar con los combates y las amenazas terroristas. La estrategia de la balcanización se remonta por lo menos a comienzos de los años 1990, cuando el historiador británico-estadounidense Bernard Lewis escribió un artículo publicado en la edición de 1992 de la revista Foreign Affairs del CFR, titulado: “ Rethinking the Middle East” En dicho artículo se visualiza la destrucción del potencial de la región “en un caos de guerras, enfrentamientos, luchas entre facciones tribales y políticas” Otra posibilidad que incluso puede ser precipitada por el fundamentalismo, es lo que últimamente podríamos llamar como “libanonización” La mayoría de los Estados de Oriente Próximo -Egipto es una evidente excepción- son de construcción reciente y artificial, con lo cual serían muy vulnerables a un proceso semejante de balcanización. Con esta apreciación lo que veríamos sería la destrucción del Estado -como sucedió en el Líbano- en un caos de peleas entre tribus, sectas y regiones diversas por el control del poder. Hay que recordar que el ex –Secretario de Estado de Estados Unidos y miembro del CFR, Henry Kissinger, revelaba su deseo en 2013, en una conferencia en la Escuela Ford de que Siria debía ser balcanizada en “regiones más o menos autónomas”, fuera de comparar la región con la Guerra de los Treinta Años en Europa.
Con ello existirían tres posibles resultados:
Una victoria de Assad;
Una victoria suní;
O un resultado en el cual las diversas nacionalidades acuerden coexistir juntas pero en regiones más o menos autónomas, para que no puedan oprimirse mutuamente.
Hay que recordar que en mayo de 2015, Judicial Watch publicó documentos anteriormente clasificados del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado de EEUU, después de que el grupo de vigilancia presentó una demanda según la Ley de Libertad de Información (FOIA) contra las dos agencias gubernamentales. Uno de los documentos importantes contenidos en la publicación fue un informe del 2012 de la DIA (Defense Intelligence Agency), que revelaba un informe donde matizaba que las potencias que apoyaban a la oposición “moderada” siria, que luego se ha visto que no eran más que grupos terroristas, pretendían –“Países occidentales, los Estados del Golfo y Turquía” – crear una especie de principado salafista en Siria oriental a fin de aislar al régimen sirio. Los objetivos en este sentido irían encaminados a fragmentar Iraq en tres regiones separadas, estrategia planificada por el establishment estadounidense desde la invasión de Irak en 2003, aunque el miembro de la OTAN, Turquía se ha opuesto rotundamente a la creación de un Estado kurdo en el norte. En 2006, un mapa potencial de un futuro Oriente Próximo fue publicado por el teniente coronel Ralph Peters en el que presentó Iraq dividido en tres regiones; un Iraq suní en el Oeste, un estado árabe chií en el Estey un Kurdistán libre en el norte. El mismo modelo de balcanización y caos que vemos en Iraq y Siria también vale en Libia. Después de la guerra de la OTAN en 2011, el país cayó en un abismo de caos y guerra civil con lo que el país ha sido dividido en tres partes: Cirenaica incluyendo el Este del país y el Oeste dividido entre Tripolitania en el noroeste y Fezzan en el sudoeste. Libia es ahora un estado fracasado carente de gobierno central, afligido por la guerra tribal, en la cual milicias rivales que antes combatían en conjunto se enfrentan ahora las unas contra las otras. No obstante, el acuerdo nuclear iraní ha marcado sustancialmente un cambio en el nuevo escenario geoestratégico y geopolítico occidental en Oriente Medio, donde se trabajara con potencias regionales para promover la estabilidad y se abstendrían de las intervenciones militares, aunque analizando la situación actual en la región es poco probable que Occidente se mantenga al margen de las intervenciones y de los intereses geoestratégicos de cada una de las potencias implicadas. La doctrina geopolítica de Obama diseñada por Zbigniew Brzezinski seria en gran parte deudora de dicho manual, pues intenta desentrañar las raíces de un conflicto y buscar una solución, aplicando la máxima de Sun Tzu “la mejor victoria es vencer sin combatir y esa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante” con lo que se adelantaría casi 2.500 años el desenlace del contencioso nuclear iraní. El acuerdo con Irán incluiría el beneplácito de Washington para que Teherán pueda enriquecer el uranio y lo transforme en combustible para el reactor iraní, (siempre bajo control de la OIEA, lo que permitiría un mejor control del stock de uranio enriquecido de Irán y fuente de inquietud entre los occidentales e Israel, que temen que Teherán lo pueda emplear para fabricar armas atómicas. Así, en una entrevista a Brzezinski realizada por Gerald Posner en The Daily Beast (18 de septiembre de 2009) afirmó que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para los Estados Unidos y China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el gran cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico por donde navega el transporte del petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Corea del Sur) llevaría a que Europa y EEUU, elevaran el precio del petróleo a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global, pasando a ser la UE totalmente dependiente del petróleo ruso” Irán poseería según los expertos, las terceras mayores reservas del mundo en petróleo y gas, pero carecería de la tecnología suficiente como para extraer el gas en los yacimientos más profundos y como tal necesitaría una urgente inversión multimillonaria para evitar un deterioro irreversible en sus instalaciones, pues de acuerdo con el quinto plan quinquenal de 2010-2015, el Gobierno iraní estaría obligado a invertir unos 155.000 millones de dólares para el desarrollo de la industria petrolera y gasística, lo que en la práctica se traduce como un enorme pastel para las multinacionales rusas, chinas y occidentales y en un incremento de la oferta de crudo iraní hasta los 1,5 millones de barriles / día en el plazo de un año con el consiguiente desplome de los precios de los crudos de referencia Brent y Texas. Debemos ser conscientes de que la Guerra de Siria e Irak nos está llevando a una nueva Guerra Fría entre las potencias implicadas en el conflicto. Tanto Moscú como Pekín, tienen intereses muy importantes en la zona que no se circunscriben a aspectos económicos y geoestratégicos. Rusia se ha convertido en el nuevo protagonista en la escena geoestratégica internacional centrada en el conflicto de Siria e Irak, desbancando a EEUU y Arabia Saudita del tablero de ajedrez de la geopolítica internacional del medio oriente, no obstante, Rusia ha iniciado esta etapa con dos aliados, China e Irán. La declaración del senado ruso autorizando la intervención militar, lo ha realizado como política preventiva y defensiva de Rusia, en la lucha contra el terrorismo islamista, recordemos que hay unos 2.000 chechenos combatiendo con el Estado Islámico, con lo que Rusia pretende eliminar con los ataques en Siria cualquier posibilidad de atentados o amenazas en suelo ruso por parte de retronados o células terroristas enviadas a Rusia por parte de terroristas chechenos o de otras ex-repúblicas musulmanas de la antigua Unión Soviética. La administración Obama se ha debatido entre las posiciones de los Generales Allen y Petreus y el omnipresente senador John McCain partidarios de una acción de fuerza, aunque eso implicara la guerra contra Rusia y China; frente a otras opciones dirigidas por el General Ashton Carter partidario de seguir la vía de negociaciones a nivel político y diplomático. El liderazgo del Presidente Obama en la cuestión de Siria, ha sido, es y será permanentemente un continuo vaivén de propuestas encontradas y en ocasiones antagónicas. El ataque desatado por las potencias occidentales contra Siria e Irak sobrepasa a todos los anteriores por el número de frentes abiertos y por la extensión geográfica, que sumaría unos 600.000km2, incluyendo Siria. Y sobre todo por la cantidad y calidad de material de las fuerzas combatientes de Daesh, Al-Qaeda o alguna otra facción o franquicia, dotados de armamento pesado, carros de combate, vehículos lanzamisiles, artillería autopropulsada y misiles anticarro provenientes en gran parte de los almacenes de la OTAN. El que el Ejército Sirio haya podido frenar el avance de los terroristas ha cambiado sustancialmente el balance militar en esta primera fase del conflicto. Lo que ha hecho el ejército sirio, deteniendo una ofensiva de cerca 100.000 combatientes terroristas, con 2.500 grupos diferentes implicados, lo acercaría al milagro o al mito. Oficiales sirios del EAS denunciaron ante medios de comunicación internacionales como el “The Independent” de que los yihadistas del Estado Islámico están utilizando armas de última generación y que se han descubierto misiles de guiado térmico en manos del EI.
En este caso nos deberíamos preguntar lo siguiente:
Como han llegado estas armas a los yihadistas?
Fue a través del mercado internacional
O a través de los opositores moderados que han recibido estas armas de EEUU y luego se las vendieron al EI o fueron capturadas cuando estos grupos se pasaron a los yihadistas como el Movimiento el Hazm y el Frente Revolucionario Sirio.
Disponen de vehículos blindados, artillería pesada, cohetes antitanque, misiles antiaéreos portátiles, Kalashnikov (generalmente el AK-47)… Mucho de su arsenal lo han arrebatado al ejército sirio y al de Irak. Entre las armas del Estado Islámico nos encontramos carros de combate T-55, T-72, T-80 y M1A1 Abrams norteamericanos capturados a los iraquíes; vehículos blindados BTR80 de la era soviética, BMP1 y BMP2 también del parque móvil soviético, modernizados. También disponen de la última generación de vehículos blindados norteamericanos MRAP de la OTAN capturados a los iraquíes, vehículos sobre cadenas M-113, miles de vehículos blindados Humvee de procedencia norteamericana capturados a las tropas iraquíes en sus continuas retiradas al inicio de la expansión del Estado Islámico en Irak. Disponen de miles de fusiles M-16, ametralladoras M-60, Cohetes antiaéreos SA-7 Grail de origen ruso, misiles antiaéreos FIM-92 Stinger también figuran en el catálogo del arsenal del EI, Lanzadores de cohetes de diverso origen como chino HJ-8, Unidades antiaéreas ZU-23-Z, Artillería pesada de 155 milímetros M-198 con un alcance de 25 kilómetros. Asimismo, los yihadistas tienen los misiles perseguidores infrarrojos tierra- aire FIM-92 Stinger. El verano pasado el Estado Islámico publicó fotos y un video de sus milicias posando delante de un cohete balístico en la ciudad siria de Raqqa. Presuntamente, se trataría del cohete R-17, En octubre de 2014 varios medios de comunicación informaban de que los yihadistas del EI se apoderaron en Siria de varios cazas MiG-21 y MiG-23. También supuestamente tienen en su poder varios helicópteros de producción estadounidense UH-60 Black Hawk. Y sin olvidarnos de miles de fusiles de asalto Ak-47 e omnipresente Kalashnikov.